lunes, 30 de mayo de 2016

San Fernando III, rey - San Gabino, mártir (30 de mayo)

San Fernando III, rey

fecha: 30 de mayo
n.: 1198 - †: 1252 - país: España
canonización: 
Conf. Culto: Alejandro VII 31 may 1655 - C: Clemente X 7 feb 1671
hagiografía: Abel Della Costa

San Fernando III, rey de Castilla y de León, que fue prudente en el gobierno del reino, protector de las artes y las ciencias, y diligente en propagar la fe. Descansó finalmente en la ciudad de Sevilla.
patronazgo: patrono de Aranjuez, Sevilla (en España) y San Fernando (en Venezuela), también del Cuerpo de Ingenieros Militares en España, protector de los pobres y los presos.
refieren a este santo: Beato Pedro González «Telmo»
oración:
Oh Dios, que elegiste al rey san Fernando como defensor de tu Iglesia en la tierra, escucha las súplicas de tu pueblo que te pide tenerlo como protector en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica)
Fernando III, nacido en 1198, era hijo de Alfonso IX, rey de León, y de Berengaria, la hija mayor de Alfonso III de Castilla y de una de las hijas de Enrique II de Inglaterra. Tía suya, hermana de Berengaria, fue Blanca de Castilla, madre de san Luis de Francia. Berengaria hubiese debido heredar el trono de Castilla a la muerte de Enrique, su hermano, pero prefirió ceder sus derechos a su hijo Fernando, quen tenía entonces dieciocho años. Dos años más tarde, Fernando contrajo matrimonio con de la que tuvo siete hijos y tres hijas.
Supo reunir y poner de acuerdo los siempre divididos adversarios españoles, Castilla, Aragón, Navarra y León. Decidió hacerse terciario franciscano. En él se encontraron unidas las más difíciles virtudes, a saber, el valor con la piedad; la prudencia con la audacia. También en su vida familiar fue bastante afortunado, casado sucesivamente con dos dignísimas mujeres, la primera, que le fue propuesta por su madre, Beatriz, hija del rey Felipe de Suabia, murió después de quince años y le dio diez hijos; la segunda, Juana de Ponthieu, le fue propuesta por Blanca de Castilla. Pero particularmente afortunado fue en las guerras que hizo contra los Sarracenos, que ocupaban gran parte de España, en un momento propicio y con grandes éxitos.
Penetrando en Andalucía, ocupó a Córdoba y el reino de Murcia. Después bloqueado con su flota el río Guadalquivir, conquistó a Sevilla, en medio de la alegría del mundo cristiano y el estupor del musulmán. Fernando obtuvo así el título de «Terror de los Moros», que persiguió hasta las costas de Africa.
La suya era una guerra de liberación en sentido político y en sentido religioso. El grito de batalla de sus tropas sonaba recio en todo el Mediterráneo: «¡Santiago y Castilla!». A los prisioneros Moros los hizo devolver sobre sus espaldas la campana robada por los Sarracenos al famoso santuario de Compostela. En la conquista de Córdoba no hizo ningún daño a la población y su primer gran pensamiento fue el de levantar una iglesia en honor de la Virgen. Temía cometer la más pequeña injusticia y ofender también al más despreciado de sus súbditos. Decía que temía más la maldición de una viejecita que todas las armas de los Moros.
Sintiéndose cercano a la muerte, recibió el viático y la unción de los enfermos en presencia de todos los dignatarios de la corte, a los cuales quiso dar este último ejemplo de devoción. A su hijo Alfonso, su heredero, antes de bendecirlo le dio algunos consejos para el gobierno del reino: «Teme a Dios y tenlo siempre como testigo de todas tus acciones públicas y privadas, familiares y políticas». Era la regla de vida seguida por el rey Fernando. El 30 de mayo de 1252 entregó su alma a Dios. Tenía 53 años. Fue llorado por los soldados como valeroso jefe; por su pueblo como padre providente, soberano, héroe y sobre todo como santo. Fue sepultado en la catedral de Sevilla, y como terciario franciscano que era, revestido con el hábito de la Orden.
No parece haber habido un proceso de canonización formal, y de hecho no se inscribe su canonización en el listado de la hacía poco tiempo fundada Concregación de Ritos; sin embargo, sí se conserva la bula (cuyas partes pertinentes pueden leerse en Acta SS) por la que SS Clemente X en febrero de 1671, recogiendo decretos de aprobación del culto antiguo de Urbano VIII y Alejandro VII, eleva la fiesta de san Fernando a categoría de fiesta litúrgica de la Iglesia universal, y por tanto puede considerarse canonizado, no sólo beatificado o con aprobación de culto.
En Acta Sanctorum, mayo, vol. VII, hay una traducción latina de los párrafos de la crónica del arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez, que se refieren a san Fernando; también puede verse ahí entre otros documentos, la breve biografía escrita por Lucas, obispo de Tuy, contemporáneo del santo. Se conserva también un relato del franciscano Gil de Zamora (c. 1300); la cuestión de la bula de Clemente X se trata en las páginas 385-86 (téngase presente que el texto de Acta SS es de esos mismos años, así que el dato y las fuentes estaban, por así decir, a la mano); puede verse en el Boletín de la Real Academia de la Historia, vol. 1 (1884), pp. 308-321.
La vida de Fernando III pertenece al dominio de la historiografía española, y como tal, se hallarán tanto en impresos como en la red referencias de toda clase; hemos recogido aquí lo que creemos esencial para una hagiografía, tomándolo de dos fuentes que hemos mezclado, ya que contenían datos complementarios: el Butler-Guinea y «Franciscanos para cada día». Se encontrarán en la red otras hagiografías en castellano que pueden resultar de interés, entre las que pueden destacarse: la de José Mª Sánchez de Muniáin, en Añor Cristiano (BAC, 1966-2003), que puede leerse en el Directorio Franciscano, y la de José Gros y Raguer, que puede leerse en Multimedios.org. La imagen inferior es la de la urna de plata donde descansan sus restos, en la catedral de Sevilla.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1827






San Gabino, mártir

fecha: 30 de mayo
fecha en el calendario anterior: 25 de octubre
†: c. s. IV - país: Italia
otras formas del nombre: Gavino
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa

En Porto Torres, de Cerdeña, san Gabino, mártir.
De san Gabino hay muy antiguos y firmes testimonios de culto, que se continúan, en la isla de Cerdeña, hasta nuestros días. Lamentablemente, la noticia firme de la existencia y el martirio de Gabino, no viene acompañada de una noticia semejante acerca de su vida, sino que -precisamente por falta de datos- la tradición popular no hizo sino complicar las cosas multiplicando la inscripción del santo en los martirologios , que llegó a aparecer en tres fechas distintas (19 de febrero, 30 de mayo y 25 de octubre) con tres leyendas asociadas en lo que se suponía había sido su martirio, ocurrido en tres persecuciones distintas... 
Este fenómeno de cubrir la falta de documentos con imaginación no es extraño al santoral ni a la tradición oral, pero al cabo, como puede verse, nos deja sin datos, y teniendo que consignar solamente que sabemos que hubo en Cerdeña, en la ciudad de Porto-Torre, un mártir de nombre Gabino, cuya gesta no puede haber ocurrido más allá del siglo IV, puesto que tenemos un primer testimonio de culto muy antiguo, ya con san Gregorio Magno, en el cambio del siglo VI al VII: en una carta que dirige a Jenaro, obispo de Cagliari, quejándose del desordenado comportamiento de una abadesa, menciona la existencia en la isla de un monasterio dedicado a San Gabino y San Luxorio (otro mártir local), de donde precisamente era la referida abadesa (Libro IX, Carta 7). El que haya una fundación monástica con estos patrocinios indica que el culto está ya establecido y difundido en el lugar.
Pero además, la fama de santidad de san Gabino debe haber llegado muy ampliamente a Roma, porque en el siglo VIII san Gregorio III hace erigir en la basílica de San Pedro una capilla que contenía reliquias de santos de diversa procedencia. Sin embargo, la devoción por san Gabino debía ser especial, ya que de él no se traslada una reliquia fragmentaria, sino su cuerpo, y se le dedica uno de los dos altares. Se conserva una descripción escrita de ese altar, realizada por el papa Eugenio III algunos siglos más tarde.
La tradición local celebra a san Gabino como soldado, acompañado de dos clérigos, Proto (obispo) y Gianuario (diácono), el día de Pentecostés y su lunes siguiente, y el 25 de octubre.
Ver Acta Sanctorum, mayo VII, pág. 235. Delehaye, Les origines du culte des martyrs, pág. 356. Antonio Borrelli recoge con muchas amplitud las tradiciones locales en Santi e Beati.
Abel Della Costa
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