martes, 31 de mayo de 2016

San Félix Amoroso, religioso - Beato Mariano de Roccacasale, religioso (31 de mayo)

San Félix Amoroso, religioso

fecha: 31 de mayo
n.: 1715 - †: 1787 - país: Italia
otras formas del nombre: Félix de Nicosia
canonización: 
B: León XIII 12 feb 1888 - C: Benedicto XVI 25 oct 2005
hagiografía: Vaticano

En Nicosia, lugar de Sicilia, san Félix (Jacobo) Amoroso, religioso, que, tras haber sido rechazado durante diez años, finalmente ingresó en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, donde desempeñó humildísimos oficios con sencillez e inocencia de corazón.
Nació en Nicosia (Sicilia, Italia) el 5 de noviembre de 1715, en una familia pobre y muy religiosa. Fue bautizado ese mismo día con los nombres de Filippo Giacomo. Su padre, zapatero, murió un mes antes de que él naciera. Como la mayor parte de los niños pobres sicilianos de ese tiempo, no fue a la escuela. Ejerció también él desde niño el oficio de zapatero.
La cercanía de un convento de padres capuchinos le permitió visitar con frecuencia a la comunidad y conocer a los religiosos. Se sintió cada vez más atraído por su vida: alegría, austeridad, pobreza, penitencia, oración, caridad y espíritu misionero. A los veinte años pidió al superior del convento de Nicosia que intercediera ante el padre provincial para que fuera aceptado en la Orden como lego, pues, al ser analfabeto, no podía ser admitido como clérigo, y sobre todo porque ese estado correspondía más a su índole sencilla y humilde. No fue aceptado ni entonces ni a lo largo de diez años, a pesar de sus repetidas solicitudes. Pero no perdió la esperanza.
En 1743, cuando supo que el padre provincial de Messina se encontraba de visita en Nicosia, pidió hablar personalmente con él para exponerle su deseo. Al fin, el provincial lo admitió en la Orden. El 10 de octubre de 1743, en el convento de Mistretta, comenzó su noviciado, tomando el nombre de Félix. Fue para él un año de ejercicio de las virtudes particularmente intenso. Destacó por su obediencia, por su sencillez, por su amor a la mortificación y por su paciencia. Hizo su profesión el 10 de octubre de 1774 y lo mandaron al convento de Nicosia.
Ejerció el oficio de limosnero. Cada día recorría las calles del pueblo llamando a las puertas de los ricos, invitándolos a compartir sus bienes, y a las de los pobres, para ofrecerles ayuda en sus necesidades. Siempre daba las gracias, tanto cuando le hacían donativos como cuando lo rechazaban de mala manera, diciendo: «Sea por amor de Dios».
Aunque era analfabeto, conocía bien la sagrada Escritura y la doctrina cristiana, pues se esforzaba por retener en la memoria los pasajes bíblicos y los textos de libros edificantes que se leían en el convento durante la comida; también retenía lo que escuchaba durante las predicaciones en las iglesias de Nicosia. Fue muy devoto de Jesús crucificado. Los viernes contemplaba la pasión y muerte de Jesucristo; todos los viernes de marzo ayunaba a pan y agua, y pasaba mucho tiempo en el coro con los brazos en cruz, meditando ante el crucifijo.
Tenía particular devoción a la Eucaristía. Pasaba horas ante el sagrario, incluso después de llegar muy cansado de los trabajos del día. Veneraba con ternura a la Madre de Dios. Aunque se encontrara débil o enfermo a causa de las duras penitencias y mortificaciones, siempre estaba dispuesto a cualquier forma de servicio, sobre todo en la enfermería del convento. Mientras trabajaba en el huerto, le sobrevino una fiebre violenta. Su superior, por obediencia, lo mandó a la cama. Al médico que le recetó medicinas le dijo que eran inútiles, pues se trataba de su última enfermedad. Y así fue. Murió el 31 de mayo 1787. Fue beatificado por el Papa León XIII el 12 de febrero de 1888, y canonizado en Roma el 25 de octubre de 2005 por SS. Benedicto XVI.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1843





Beato Mariano de Roccacasale, religioso

fecha: 31 de mayo
n.: 1778 - †: 1866 - país: Italia
otras formas del nombre: Domingo Di Nicolantonio
canonización: 
B: Juan Pablo II 3 oct 1999
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

En el pueblo de Bellegra, en los alrededores de Roma, beato Mariano de Roccacasale, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que, cumpliendo el oficio de portero, abrió la puerta del convento a los pobres y a los peregrinos, a quienes con suma caridad atendía en todo.
Nació el 14 de julio de 1778 en Roccacasale, Aquila, Italia. Bautizado con el nombre de Domingo, hijo de Gabriel De Nicolantonio y Santa De Arcángelo, agricultores y pastores profundamente creyentes. Después de que se casaron sus hermanos, permaneció con sus padres, cuidando el rebaño. La soledad de los campos y majadas formó el temperamento del joven Domingo para la reflexión y el silencio, haciendo resonar en él la voz del Señor: comprendió que el mundo no era para él. Tenía entonces 23 años. No podía resistir a esa fuerza interior y decidió dedicarse con más radicalidad al seguimiento de Cristo.
Tomó el hábito franciscano el 2 de septiembre de 1802 en el convento de Arisquia, con el nombre de Fray Mariano de Roccacasale. Hecha la profesión religiosa permaneció allí doce años. Su vida se puede resumir en dos palabras: oración y trabajo: eran como dos cuerdas en las que vibraba su existencia. Cumplía escrupulosamente los múltiples encargos que se le confiaban: carpintero hábil y valioso, hortelano, cocinero, portero. Pero su aspiración a la santidad no encontraba en Arisquia el ambiente favorable, no por culpa de los compañeros, o de los superiores, sino porque aquella época no era propicia para la vida religiosa y los conventos. Tras el regreso del Papa a Roma en 1814, la vida conventual pudo rehacerse lentamente en medio de dificultades sin número. Hicieron falta varios años para que todos los religiosos regresaran a los conventos y la vida de oración y de apostolado volviera a florecer con regularidad en los claustros.
En ese momento llegó a oídos de Fray Mariano el nombre del Retiro de San Francisco en Bellegra, donde santos religiosos habían logrado instaurar una vida regular y austera, pidió a los superiores ser enviado allí, a la edad de 37 años. Poco después fue encargado de la portería, que desempeñó por más de cuarenta años y que se convirtió en su medio de santidad.
Abrió la puerta a muchos pobres, peregrinos y viandantes, y convirtió muchos corazones, cerrados hasta entonces a la gracia divina. Para todos tenía una sonrisa, que acompañaba siempre con el saludo franciscano: “Paz y Bien”; les besaba los pies, los instruía en las verdades de la fe y rezaba con ellos tres avemarías; después se ocupaba del cuerpo: les lavaba los pies; si hacía frío les encendía el fuego y les distribuía la sopa, mientras les daba consejos. Jamás se lamentaba del trabajo ni daba signos de cansancio; siempre afable, sonriente. La fuente de tanta virtud era, sin duda, la oración. Todo el tiempo que le quedaba libre de sus ocupaciones lo dedicaba a la adoración eucarística y a la participación en la misa. Era también muy devoto de la pasión del Señor. Falleció el 31 de mayo de 1866, fiesta del Corpus Christi. Fue beatificado por Juan Pablo II el 3 de octubre de 1999.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=1844

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