San Desiderio de Vienne, obispo y mártir
fecha: 26 de mayo
fecha en el calendario anterior: 23 de mayo
n.: c. 550 - †: c. 606 - país: Francia
otras formas del nombre: Didier, Dizier
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 23 de mayo
n.: c. 550 - †: c. 606 - país: Francia
otras formas del nombre: Didier, Dizier
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el territorio de Lyon, en la Galia,
martirio de san Desiderio, obispo de Vienne, que primero fue enviado al exilio
por la reina Brunequilda, a la que había recriminado sus relaciones incestuosas
y otras depravaciones, y más tarde coronado con el martirio por lapidación, por
mandato de la misma reina.
Cuando la reina Brunequilda ejercía su
perniciosa influencia en la corte de sus nietos, Teodoberto de Austrasia y
Teodorico de Borgoña, regía la diócesis de Vienne un obispo tan santo como
sabio, llamado Desiderio. Era uno de los prelados franceses a quienes san
Gregorio Magno había pedido que recibiesen a San Agustín y sus compañeros,
cuando se dirigían a Inglaterra a emprender el trabajo de evangelización. San
Desiderio se atrajo la enemistad de muchos altos personajes, entre los que se
contaba a Brunequilda, por el celo con que reprimió la simonía y denunció los
vicios de la corte. Como el santo era muy afecto a la lectura de los clásicos
latinos, sus enemigos le acusaron de paganismo ante el Papa; pero San Gregorio,
después de escuchar la defensa del santo, le dio la razón. Entonces,
Brunequilda se valió del servil Concilio de Chalons para hacer desterrar a san
Desiderio, contra el que se levantaron toda clase de falsos testimonios.
Cuatro años después, el santo volvió del
destierro. A pesar de que el gobernador de Vienne y otros de sus enemigos
obstaculizaban su gobierno, el santo obispo no se mordió la lengua para
denunciar valerosamente la mala conducta del rey Teodorico. Cuando Desiderio
volvía de la corte a su casa, tres malhechores, pagados por sus enemigos, le
dieron muerte en el sitio en que se levanta actualmente la población de
Saint-Didier-sur-Chalaronne. Probablemente los asesinos sólo habían sido
pagados para que golpearan al santo.
La Pasión de Saint Didier (Analecta
Bollandiana, vol. ix, 1940, pp. 250-262) parece ser un documento fidedigno
escrito por un contemporáneo. También el relato que se atribuye al rey
visigodo, Sisebuto, es probablemente auténtico; pero no dice gran cosa. Ambos
documentos fueron publicados por B. Krusch, Scriptores Merov., en MGH., pp.
620-648. Ver igualmente Duchesne, Fastes Épiscopaux, vol. I, pp. 207-208.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1775
Beato Francisco Patrizi, religioso presbítero
fecha: 26 de mayo
fecha en el calendario anterior: 12 de mayo
n.: 1266 - †: 1328 - país: Italia
otras formas del nombre: Franco de Siena
canonización: Conf. Culto: Benedicto XIV 1743
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 12 de mayo
n.: 1266 - †: 1328 - país: Italia
otras formas del nombre: Franco de Siena
canonización: Conf. Culto: Benedicto XIV 1743
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Siena, de la Toscana, beato Francisco
Patrizi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que con admirable celo
se entregó a la predicación, a la dirección espiritual y al ministerio de la
penitencia.
Uno de los hombres ilustres de la Orden de
los Servitas y, ciertamente no el menor, fue el beato Francisco Arrighetto. El
beato descendía de la noble familia Patrizzi de Siena y, generalmente, se le
conoce por ese apellido. Francisco hubiese querido retirarse a la soledad a
vivir como anacoreta, pero el deber filial le obligó a quedarse con su madre,
que era viuda y estaba ciega. A la muerte de ésta, tomó el hábito de la Orden
de los Siervos de María de manos de san Felipe Benizi y pronto se convirtió en un
predicador y misionero muy famoso. Su confesonario estaba siempre lleno. Su
popularidad parece haber despertado cierta envidia entre sus hermanos. Afligido
y perplejo por el conflicto al que daba lugar, Francisco invocó a la Santísima
Virgen para que le ayudase a sortear aquel contratiempo y, súbitamente, quedó
sordo. La enfermedad no duró mucho tiempo, pero hizo comprender al beato que
Dios quería que le sirviese más con la lengua que con los oídos. Dotado de una
extraordinaria capacidad para improvisar, Francisco se dedicó a predicar
incansablemente. Practicaba toda clase de mortificaciones corporales, pero
jamás íba demasiado lejos en el ayuno, pues sabía que necesitaba de todas las
fuerzas que Dios le había dado para hacer el bien. El beato predijo que su
muerte tendría lugar el día de la Ascensión en 1328. Ese día salió a predicar,
como se lo habían pedido, pero murió en el camino. El biógrafo del beato
cuenta, muy por menudo, su conmovedora muerte. Francisco Patrizzi vivió siempre
en Siena, donde se le venera todavía. Su culto fue aprobado en 1743.
Todo lo que sabemos sobre el beato
Francisco se halla en la biografía publicada en Analecta Bollandiana, vol. XIV
(1895), pp. 167-197, por el P. Soulier, O.S.M. El autor de dicha biografía es
el P. Cristóbal de Palma, contemporáneo del beato. Imagen del beato en la
fachada exterior de la iglesia de San Marcello al Corso, en Roma.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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