Beato Alfredo Ildefonso Schuster, abad y obispo
fecha: 30 de agosto
n.: 1880 - †: 1954 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 12 may 1996
hagiografía: Lex Orandi.es
n.: 1880 - †: 1954 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 12 may 1996
hagiografía: Lex Orandi.es
Elogio: En Venegone, cerca de la ciudad de
Varese, en Italia, beato Alfredo Ildefonso Schuster, obispo, que de abad de San
Pablo de Roma fue elevado a la sede episcopal de Milán, donde con gran
solicitud y diligencia desempeñó, con admirable sabiduría y doctrina, su
ministerio de pastor paró el bien de su pueblo.
Alfredo Ludovico Schuster nació en Roma el
domingo 18 de enero de 1880, entonces fiesta de la Cátedra de San Pedro, en el
seno de una familia bávara; y bautizado dos días depués, 20 de enero, en el
bautisterio de san Juan de Letrán. Su padre, Juan, había emigrado a Roma como
sastre del ejército papal, creado para la defensa de Roma en plena unificación
italiana, y durante veinticinco años presta su servicio al ejército pontificio.
Se había casado en segundas nupcias con Ana Maria Tuzner y, aunque atendían un
pequeño negocio romano, vivían en extrema pobreza económica. Después de Alfredo
nació su hija Julia; y a los pocos años, la deficiente salud del padre le
conduce a la muerte, el 19 de septiembre de 1889. La madre busca trabajo en
casa del barón Pfiffer d’Altishofen, coronel de la Guardia Suiza, quien muestra
interés por el huérfano niño y en 1891 facilita su ingreso como alumno en el
monasterio benedictino de san Pablo Extramuros. A sus once años, Alfredo
muestra interés y dotes para la formación académica y la vida monástica. Se
muestra aplicado en los estudios y muestra desde niño su aprecio por el arte
antiguo de la Urbe. Los domingos, por ejemplo, solía visitar las catacumbas de
la via Apia y recogía inscripciones y epitafios de estos antiguos cementerios
cristianos. En la vida espiritual fue formado, entre otros, por los grandes
maestros beato Plácido Riccardi y Bonifacio Oslander, que le iniciaron en la
oración, la ascesis y la liturgia.
Con la primera profesión religiosa, el 13
de noviembre de 1898, inicia su noviciado recibiendo el nombre de Ildefonso.
Estudia filosofía en el Colegio de San Anselmo de Roma, donde conoce a dom
Hildebrando de Hemptienne, abad alemán representante de los benedictinos del
mundo y gran erudito en el ámbito de la liturgia y del arte sacro. Sus
aptitudes litúrgicas le permiten también en estos años presenciar importantes
acontecimientos eclesiales como la solemne apertura de la puerta santa de San
Pablo Extramuros en el jubileo del año 1900, en la que ejerció como
ceremoniero. Serán unos años muy significativos a nivel personal: en 1902 emite
su profesión monástica; y un año más tarde, el 28 de mayo de 1903 concluye su
tesis doctoral en filosofía; y al año siguiente es ordenado sacerdote. Tras
estos acontecimientos pasa unos años en el monasterio de Montecasino donde
completa sus estudios literarios y, a sus veintiocho años, es nombrado profesor
de historia, maestro de novicios y posteriormente procurador general de la
Congregación benedictina casinense.
A partir de este momento podríamos
sintetizar su ingente labor en tres áreas: académica, monacal y pontificia. En
primer lugar, su valía y excelente formación humanística, filosófica y
teológica favorece su temprana dedicación al ámbito académico como profesor e
investigador. En 1910 es profesor en la Pontificia Escuela de Música Sacra; en
1917 en el Pontificio Instituto Oriental, -por deseo expreso del Papa Benedicto
XV-, del que llega a ser presidente; en la Pontificia Comisión de Arte Sacro;
compaginando estas tareas con sus clases en el Pontificio Colegio de san
Anselmo, cuya cátedra de Historia y Patrística regenta desde 1914. Alterna su
dedicación académica con estudios de investigación en historia eclesiástica,
arqueología cristiana y liturgia. Fruto de este interés y trabajo es la
publicación de los nueve volúmenes del Liber sacramentorum en 1919. Es una obra
enciclopédica donde sintetiza y expone científicamente la reflexión eclesial
sobre la liturgia católica; en continuidad con el movimiento litúrgico europeo.
En Italia contribuyó a difundir el amor por la piedad litúrgica de la Iglesia y
a impulsar el renacimiento litúrgico tan deseado por los estratos intelectuales
y monásticos de la Iglesia.
En segundo lugar, hay que destacar sus
responsabilidades tanto en los monasterios en los que vivió como en la orden
benedictina. En abril de 1918, siendo aún muy joven, fue elegido abad ordinario
de San Pablo Extramuros. Durante su abadiato restauró la abadía de Farfa y la
reformó hasta convertirla en un centro de oración y estudio. En 1920, la
asamblea de abades benedictinos le nombra miembro del consejo del Primado de la
Orden; y los Padres Casineneses le eligen Procurador General de su Congregación
ante la Curia Romana.
En tercer lugar, hay que destacar su
colaboración y dedicación esmerada al servicio de diversos organismos de la
Santa Sede. El Papa Benedicto XV le nombra Consultor de las sagradas
Congregaciones de Ritos y Causas de los Santos; y presidente de la Comisión
Pontificia de Arte Sacro. Pío XI le incorpora a la Sagrada Congregación de
Estudios y Universidades y le incorpora al grupo de cinco personas que, con el
Papa, componen el nuevo formulario para la misa y el oficio de la solemnidad
del Sagrado Corazón de Jesús. Le envía como Visitador Apostólico Extraordinario
a los seminarios de Lombardía y Campaña; así como varios colegios internacionales,
entre ellos, el Pontificio Colegio Español de San José de Roma. Culmina esta
etapa el 26 de junio de 1929, cuando el Papa Pío XI le elige pastor de la que
había sido su última diócesis y le nombra el 139º arzobispo de Milán; apenas un
mes después, en el consistorio del 15 de julio, le crea cardenal presbítero del
título de los Santos Silvestre y Martín ai Monti, antiguo monasterio
benedictino que fue el título cardenalicio de Pío XI; y el 21 de julio
siguiente fue ordenado obispo por el propio Papa en la Capilla Sixtina. Es
evidente la estima y confianza que Pío XI tenía en él.
Desde este día se entrega a su diócesis
como un pastor celoso, siendo admirado por su dedicación pastoral. Durante la
segunda guerra mundial permaneció en el Milán ocupado por las tropas alemanas
para evitar la destrucción de la ciudad y socorrer el sufrimiento y la miseria
provocadas por el conflicto. Convocó cinco sínodos diocesanos, un concilio
provincial, dos congresos eucarísticos y marianos; escribió numerosas cartas
pastorales a la Diócesis; y trató de estar cercano a todos mediante las casi
cinco veces que recorrió toda la vasta diócesis ambrosiana en visita pastoral.
Por encargo de Pío XI, reestructuró los
diversos seminarios milaneses construyendo el Seminario de Venegono, inaugurado
en 1935; que se convertirá en un centro de renovación teológica y espiritual de
seminaristas y sacerdotes, especialmente del clero joven. Fomentó también la
formación cristiana de todo el pueblo a través de la prensa católica y centros
culturales como el Ambrosianeum, instituto dedicado al estudio de San Ambrosio,
y el Didascaleion, instituto de música sagrada.
Pero el Beato Schuster destacó, sobre
todo, como liturgo; por su modo de vivir y presidir las celebraciones
litúrgicas. Al cuidado esmerado de las celebraciones correspondía una honda
espiritualidad y dignidad que invitaba a todos a la alabanza divina. Esta honda
espiritualidad litúrgica impactó a muchos de sus contemporáneos. Es la
espiritualidad del monje llamado a ser pastor; del austero hombre de oración
convertido en incansable apóstol; del obispo que comprende su ministerio
episcopal como un ministerio de santificación.
A sus 74 años, es obligado por los médicos
a tener unos días de reposo y descanso veraniego para fortalecer su debilidad
física. Se retiró a su querido seminario de Venegono y allí murió en la
madrugada del 30 de agosto de 1954. Fue enterrado en la catedral metropolitana
de Milán. El 12 de mayo de 1996, a los cuarenta años de su muerte, fue
beatificado por el papa Juan Pablo II.
Resumido de un artículo de Aurelio García
Macías, que aquí puede leer
completo, publicado originalmente en Pastoral Litúrgica, 297
(2007), pp. 155-159.
fuente: Lex Orandi.es
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso
cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que
el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y
adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio
(El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3121
can.: culto local
país: Francia - †: c. 650
país: Francia - †: c. 650
En el monasterio de
Rébais, en el territorio de Meaux, en Neustria, san Agilo, su primer abad.
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