Beato Francisco Calvo Burillo, presbítero y mártir
fecha: 2 de agosto
n.: 1881 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: Orden de Predicadores
n.: 1881 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 11 mar 2001
hagiografía: Orden de Predicadores
En la aldea de Híjar, cerca de Teruel,
en España, beato Francisco Calvo Burillo, presbítero de la Orden de
Predicadores y mártir, que padeció el martirio en la misma persecución contra
la fe.
Ver más información en:
233 Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936)
233 Mártires de la persecución religiosa en Valencia (1936)
Había nacido en Híjar (Teruel) el 21 de
noviembre de 1881. A los 15 años se dirige al Convento de San José de Padrón (A
Coruña). Después de profesar estudió filosofía en los conventos de Padrón y de
Corias (Asturias). A fines de 1905 es ordenado sacerdote en Salamanca donde
inicia la carrera de Filosofía y Letras, consiguiendo, más tarde, la
Licenciatura en Barcelona. Fue destinado a la enseñanza en el colegio de Oviedo
hasta el año 1912 en que se alistó entre los primeros para la restauración de
la Provincia dominica de Aragón. En los inicios de la restauración fue uno de
los soportales más fuertes de la misma en la enseñanza, en el gobierno y en el
ministerio sacerdotal.
El P. Paco representa la bondad y la
servicialidad en persona. Piadoso instrumento para que personas pudientes
ejercitasen la caridad entre los pobres de Híjar, a quienes el Padre tenía en
gran consideración y ayudaba en todo lo que podía. Profesor estimado y escritor
popular bien valorado, fue a la vez un director espiritual que benefició a
muchas almas. De escasa salud, aprovechaba el verano para reponerse junto a su
anciana madre. De modo que el preámbulo e inicio de la contienda los vivió en
casa de su madre .
Durante las doce horas que estuvo en la
cárcel, la noche que comenzaba el 1 de agosto el P. Calvo escribió unas letras
a su madre, cuyo original se conserva: «Mamá mía amantísima: ¡Adiós, y ruega
por mí! Ya no nos veremos más hasta el cielo. ¡Perdóname! Todo lo que tengo, la
máquina y cualquier otra cosa es de la Orden. Reparte el dinero a los pobres...
Un abrazo de tu hijo en agonía. Fray Quico».
Pesado y enfermo, su camino al martirio
fue de verdadera elocuencia. A los culatazos y empujones, caídas y esfuerzos
para poder andar, blasfemias, burlas e insulto, respondía él rezando el Rosario
en voz alta. Al llegar al lugar del sacrificio pidió poder terminar el Rosario
y morir de frente, perdonando y bendiciendo a sus enemigos. Curiosamente se le
concedió todo. Se puso el Rosario dentro de la boca, abrió los brazos en cruz y
dijo: «Ya podéis disparar». Una descarga fulminante fue suficiente. Tenía 55
años de edad, 38 de vida religiosa y 31 de sacerdote.
Sus restos mortales fueron trasladados
desde Calanda a Zaragoza al cementerio del Colegio de Santa Rosa (Misioneras
Dominicas de Pamplona) y desde 1962 descansan en el Convento-Colegio Cardenal
Xavierre de Zaragoza. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 11 de marzo de
2001 en la ceremonia de los 233 mártires de la persecución religiosa en
Valencia.
fuente: Orden de
Predicadores
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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