Santa Centolla, mártir
fecha: 2 de agosto
fecha en el calendario anterior: 13 de agosto
†: s. inc. - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: El Testigo Fiel
fecha en el calendario anterior: 13 de agosto
†: s. inc. - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: El Testigo Fiel
En la región cercana a la actual ciudad
de Burgos, en Hispania, santa Centolla, mártir.
El arzobispado de Burgos celebra el día 13
de agosto la memoria de santa Centola, mártir, trasladada en el actual
Martirologio al 2 de agosto. Hasta la última reforma del calendario, se
conmemoraba junto con santa Elena, cuyo culto, sin embargo, atestigauado sólo
desde el siglo XIV, carece de la genuinidad del de santa Centolla. Esta última
tuvo culto en una ermita de Sierro, y en algún momento se tejió en torno a ella
la tradición de que era una mártir toledana de nacimiento, hija de padre
pagano, que no estaba dispuesto a permitir que su hija fuera cristiana, lo que
obligó a que la mártir huyera d ela casa paterna, siendo finalmente ejecutada
en la persecución de Diocleciano, a comienzos del siglo IV. En 1317 el obispo
Gonzalo trasladó las reliquias a la capital burgalesa. Las actas son
legendarias, pero no la antigüedad de la veneración que se le profesa.
Artículo basado en el Año Cristiano, BAC,
2003.
El Testigo Fiel
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2689
San Pedro de Osma, monje y obispo
fecha: 2 de agosto
†: 1109 - país: España
canonización: culto local
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
†: 1109 - país: España
canonización: culto local
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En Palencia, en la región hispánica de
Castilla, muerte de san Pedro, obispo de Osma, que, primero monje y después
archidiácono de la Iglesia de Toledo, finalmente fue elevado a la sede de Osma,
recién liberada de la dominación mahometana, la cual reorganizó con vivo celo
pastoral.
Nacido Pedro en Bourges, en Francia, hacia
el año 1040, Pedro recibió de sus piadosos padres una sólida educación
cristiana, y habiéndose formado convenientemente en las letras, según la
costumbre del tiempo, se dedicó a la carrera de las armas, en las que dio
buenas pruebas de su carácter intrépido y decidido, y no menos de la elevación
de su espíritu. Consciente, pues, de los gravísimos peligros a que en esta vida
se exponía, e ilustrado por Dios sobre las vanidades del mundo, determinó
entregarse a su servicio en la vida religiosa. Entró, pues, en el monasterio de
Cluny, que constituía el centro de la reforma cluniacense de la Orden
benedictina, entonces en su máximo apogeo, y allí vivió varios años, entregado
a la práctica de las virtudes religiosas. Parecía que iba a continuar una vida
tranquila en su monasterio; pero Dios tenía otros planes sobre él.
En efecto, el rey Alfonso VI de León y
Castilla, en su afán por el adelantamiento del cristianismo en España, no sólo
dio un empuje extraordinario a la Reconquista, sino que trabajó con el mayor
empeño en la reforma y renovación eclesiástica de todos sus territorios.
Conociendo, pues, la prosperidad en que se hallaba la reforma cluniacense en
Francia, suplicó encarecidamente al abad de Cluny que enviara a España algunos
monjes escogidos de su monasterio, y, en efecto, le fueron enviados algunos, al
frente de los cuales se hallaba Bernardo de Sauvetat, con los cuales se
reorganizó el monasterio de Sahagún, que bien pronto se convirtió en el Cluny
de la España cristiana. No mucho después, el año 1085, al realizar Alfonso VI
la reconquista de Toledo, que tanta resonancia alcanzó en toda la cristiandad,
designó como su primer arzobispo al abad Bernardo de Sahagún, que desde
entonces, con el nombre de don Bernardo, fue el alma de la renovación religiosa
de España. Éste a su vez pidió más monjes a Cluny, entre los cuales se distinguía
Pedro de Bourges. Llegó, pues, Pedro a Sahagún juntamente con los demás, y
durante el corto tiempo que allí se detuvo contribuyó a afianzar
definitivamente la reforma cluniacense, no sólo en aquel monasterio, sino en
otros muchos en los que ésta se fue introduciendo.
Entretanto don Bernardo de Toledo lo llamó
a Toledo y, asignándole el cargo de arcediano de la catedral, lo constituyó en
una especie de secretario suyo en el inmenso trabajo de la organización de la
diócesis y de las iglesias que se iban conquistando a los musulmanes. Como en
todas partes, distinguióse Pedro en su nuevo cargo por su religiosidad,
espíritu de trabajo y amor a los pobres.
En estas circunstancias, cuando Pedro se
hallaba más centrado en su trabajo, tuvo lugar la conquista de Osma, para cuya
reorganización eclesiástica, como había hecho anteriormente con Toledo, quiso
Alfonso VI destinar a uno de los hombres de mayor confianza. Entonces, pues, él
y el arzobispo de Toledo destinaron para la iglesia de Osma a Pedro, y, efectivamente,
vencida la repugnancia que éste sentía para abrazarse con aquella dignidad, y
obtenido el nombramiento de parte del Papa, se dirigió a Osma, para tomar la
dirección de aquella iglesia.
Y con esto comienza la parte más
característica, más grandiosa y más meritoria de San Pedro de Osma, quien puede
ser presentado como monje modelo, perteneciente a la reforma cluniacense; mas
por encima de todo aparece en la historia como un dechado de eminentes y santos
prelados. Como obispo de una iglesia pobre, que acababa de ser reconquistada de
los moros, tuvo que cargar sobre sus espaldas el ímprobo trabajo de
reconstrucción moral y aun material de la diócesis. La iglesia catedral,
destruida hasta los cimientos, tuvo que ser levantada de nuevo. Con el celo de la
gloria de Dios que le abrasaba emprendió decididamente este trabajo, y, sea
dedicando a ello sus propias rentas, sea reuniendo con gran esfuerzo abundantes
limosnas, llevó tan adelante la obra que pudo iniciar el culto en la nueva
catedral, si bien no quedó ésta completamente acabada.
A la par que en el templo material trabajó
desde el principio con toda su alma en el espiritual de sus ovejas, procurando
fomentar en ellas por todos los medios posibles la vida religiosa, eliminando
toda clase de abusos, extendiendo en todas partes los principios fundamentales
de la reforma cluniacense, que él representaba. De este modo se puede afirmar
que, a los pocos años de su gobierno de la diócesis de Osma, ésta quedó
material y espiritualmente renovada. En este trabajo de reforma y renovación
espiritual se vio obligado algunas veces a desarrollar una energía
extraordinaria en defensa de los derechos de la Iglesia y de los bienes que a
ella pertenecían. Como en toda su actuación no tenía miras humanas, no había
consideración ninguna que pudiera doblegarlo o apartarle del cumplimiento de su
deber. Con su entereza y constancia logró que algunos hombres, pertenecientes a
la más alta nobleza, restituyeran a la Iglesia los bienes que le habían robado.
El año 1109, cuando terminaba una visita
de una buena parte de su diócesis, dirigióse a Toledo, donde se hallaba Alfonso
VI gravemente enfermo. Asistióle con la mayor devoción y agradecimiento
juntamente con el arzobispo don Bernardo, y después de la muerte del gran rey
acompañó a sus restos al monasterio de Sahagún, donde el monarca había
dispuesto que fuesen enterrados. Una vez realizada esta piadosa ceremonia,
mientras el santo obispo Pedro de Osma, rendido de fatiga, volvía a su iglesia
de Osma, se sintió acometido de una enfermedad, y, llegado a Palencia, el 2 de
agosto entregó allí su alma a Dios. Conforme a su deseo expresamente
manifestado antes de morir, sus restos fueron conducidos a Osma y depositados
en su catedral, Así se cumplía su voluntad de que su cuerpo reposara junto a su
iglesia, a la que él consideraba como su esposa.
Tomado, con algunos cambios, de un
artículo de Bernardino Llorca, S.I.. Bibliografía citada en él: Aguirre, L.,
«Sepulcro de San Pedro de Osma en la iglesia catedral de El Burgo», Boletín de
la Real Academia de Historia 2 (1882) 31s. Martínez, «La vida del
bienaventurado san Pedro de Osma...» (1549). «Vita», Analecta Bollandiana 4
(1885) lOs.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2693
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