San Adalardo, abad
fecha: 2 de enero
n.: c. 753 - †: c. 826 - país: Francia
otras formas del nombre: Adalhard, Adelardo
canonización: C: Juan XIX 1024
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 753 - †: c. 826 - país: Francia
otras formas del nombre: Adalhard, Adelardo
canonización: C: Juan XIX 1024
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En el monasterio de Corbie, en la Galia Ambianense, san Adalardo,
abad, quien dispuso las cosas para que todos tuviesen lo necesario, de modo que
nadie abundase en lo superfluo o pereciese por la miseria, y así dieran
alabanza a Dios.
Patronazgos: patrono de los jardineros; protector contra las enfermedades
infecciosas, la peste y el tifus.
refieren a este santo: San Pascasio
Radberto
Este santo monje pertenecía a una familia
de alto linaje; su padre, Bernardo, era hijo de Carlos Martel y hermano del rey
Pipino, de suerte que Adelardo era primo de Carlomagno. A los veinte años de
edad, en el 773, tomó el hábito monacal en Corbie de Picardía, en un monasterio
fundado por la reina santa Batilde.
El primer cargo que se le confió fue el de jardinero. Mientras sus manos
excavaban o plantaban, sus pensamientos volaban a Dios y a las cosas divinas.
Aunque él hubiera deseado permanecer toda su vida en ese humilde puesto, el
ejemplo de su virtud hizo que fuese elegido abad algunos años más tarde.
Carlomagno le obligó a frecuentar la corte, y Adelardo se convirtió pronto en
el principal consejero del rey, según nos cuenta Ingmaro, quien le vio en 796.
Más adelante, Carlomagno le pidió que se trasladara de fijo a la corte y
ejerciera el cargo de gran ministro de su hijo Pipino. Al morir este último en
Milán, en 810, nombró a nuestro santo, tutor de su hijo Bernardo.
Después de la muerte de Carlomagno,
Adelardo fue acusado de apoyar la rebelión de Bernardo contra Luis, quien le
desterró a un monasterio en la pequeña isla de Héri, llamada más tarde Moirmoutier,
en la costa de Aquitania. San Adelardo agradeció de corazón este retiro, en el
que pudo consagrarse apaciblemente a la oración. Entre tanto, convencido el
emperador de su inocencia, le llamó de nuevo a la corte, al finalizar el año
821, después de cinco años de destierro. Pronto tuvo Adelardo que retirarse de
nuevo a la abadía de Corbie, en la que se consagró gozosamente a los más
humildes menesteres. Gracias a su solicitud y a la fuerza de su ejemplo, sus
hijos espirituales avanzaban cada día en el camino de la virtud; y era tal el
celo de Adelardo por sus progresos, que no se le pasaba semana, sin hablar con
cada uno en particular; ni día, sin alentar a todos con sus sermones. Se
preocupaba también por los habitantes de los alrededores, y empleaba
abundantemente las rentas del monasterio en socorrer a los pobres. Muchos
tachaban de excesiva su generosidad, pero el cielo la ratificó repetidas veces
con milagros sensibles. Todo ello no impedía que el santo anciano estuviera
pronto a aceptar el consejo del menor de sus monjes. Como recibiera en una
ocasión el consejo de moderar sus austeridades, respondió humildemente: «Sí,
voy a tratar mejor a vuestro criado para que pueda serviros más largo tiempo».
Durante su destierro, otro Adelardo, a
quien había nombrado para gobernar el monasterio, se ocupó, por iniciativa de
nuestro santo, de preparar la fundación del monasterio de Nueva Corbie, más
conocido con el nombre de Corvey, en la diócesis de Paderborn. Dicho monasterio
llegaría a ser, con el tiempo, una cuna de evangelizadores en las naciones
nórdicas. A su vuelta a Corbie, Adelardo completó la tarea y, a fin de
perpetuar la estricta observancia que había establecido en los dos monasterios,
compiló un libro de constituciones, del que se conservan aún algunos
fragmentos. Otras obras de san Adelardo se han perdido; pero las que han
llegado hasta nosotros, así como el testimonio de sus discípulos, san Pascasio
Radberto, san Ansgario y
otros, prueban que promovió celosamente los estudios en sus monasterios.
Pascasio nos dice que no sólo enseñaba el latín a las gentes del lugar, sino
también el francés y el teutón. Alcuino, en una carta que le dirigió, bajo el
nombre de Antonio, le llama su hijo, lo cual nos hace sospechar que había sido
discípulo del ilustre maestro. A la vuelta de un viaje de Alemania a Corbie,
san Adelardo cayó enfermo, tres días antes de Navidad. Murió el 2 de enero del
año 826 u 827, a los setenta y tres de su edad. Su cuerpo fue solemnemente
trasladado en 1040, a raíz de algunos milagros. Existe una narración detallada
de dicha ceremonia, cuyo autor, que ciertamente no es san Geraldo, compuso
igualmente un oficio en honor de san Adelardo, como una muestra de
agradecimiento por haber sido curado de sus neuralgias, gracias a la
intercesión del santo.
Ver su vida, cuidadosamente compilada,
pero en un tono de panegírico, por su discípulo Pascasio Radberto, en Acta Sanctorum;
más correctamente en Mabillon (vol. V, p. 306). Su canonización fue oficial, en
1024, según los dos listados que se conocen de las canonizaciones anteriores a
la Congregación de Ritos.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_27
Beato Marcolino Amanni, religioso presbítero
fecha: 2 de enero
fecha en el calendario anterior: 24 de enero
n.: 1317 - †: 1397 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Benedicto XIV 9 may 1750
hagiografía: Santi e Beati
fecha en el calendario anterior: 24 de enero
n.: 1317 - †: 1397 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Benedicto XIV 9 may 1750
hagiografía: Santi e Beati
Elogio: En Forlí, en la Emilia, beato
Marcolino Amanni, presbítero de la Orden de Predicadores, que, en el silencio y
la soledad, dedicó con gran sencillez toda su vida al servicio de los pobres y
de los niños.
El 1300 fue un período de decadencia para
la Orden Dominicana, así como también para las demás. La principal causa fue la
peste negra, que en conventos y monasterios cobraba incontables víctimas,
dejando aterrorizados y desanimados a los pocos sobrevivientes, y abriendo los
cerrojos de la indisciplina y el desorden. No faltaron, sin embargo, religiosos
santos y fervientes que supieron oponerse eficazmente a la relajación general.
Bajo el soplo inspirador de santa Catalina de Siena, el beato Raimundo
de Capua, apenas elegido General en 1380, reunió a todas las
almas de buena voluntad para reavivar el jardín plantado por santo Domingo.
Entre los muchos que respondieron a su llamada, brilla por su encantadora
humildad Marcolino Amanni.
Vistió el hábito santo en su ciudad natal
de Forlì, con sólo diez años, iluminado por un fervor superior a su muy tierna
edad. El pequeño novicio fue pronto señalado como modelo de todas las virtudes,
pero el ala que tan rápidamente hizo ascender su alma angelical fue la búsqueda
constante de Dios en la oración y el recogimiento. Y el Señor se dejó encontrar
en una oración sublime que le hizo vivir más en el cielo que en la tierra: sólo
el campanilleo de la elevación, en la consagración, durante la misa, lo
rescataba de sus éxtasis. No brilló ni en la cátedra ni en el púlpito. Su
acción fue silenciosa y oculta. Regla viviente, predicó con el ejemplo luminoso
de la vida cotidiana, representando aquella abundancia de vida interior que,
según el pensamiento de Domingo, debe ser la fuente viva de la predicación
apostólica. El único adorno de su celda era una pintura de la Virgen, por quien
siempre tuvo una especial devoción. Murió en 1397. Su cuerpo descansa en la
catedral de Forlí. Su culto fue confirmado por el papa Benedicto XIV el 9 de
mayo de 1750.
Traducido para ETF de un artículo de
Franco Mariani. Nota: en distintas fuentes se señalan fechas diversas para su
muerte, 24 de enero, 27 de enero, y un día no precisado de febrero; la
ubicación en el calendario actual el 2 de enero parece obedecer a estudios más
recientes, sin embargo la Orden lo celebra el 27 de enero.
fuente: Santi e Beati
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