China anuncia que envía dos obispos (muy dóciles al régimen) al Sínodo en Roma: no pasaba en décadas
En lo que llevamos de siglo XXI, ningún delegado de la China continental ha podido participar en un Sínodo católico de obispos en Roma. La voz de los chinos llegaba solo mediante la presencia de clérigos de Taiwán o Hong Kong.
Simplemente, las autoridades del régimen comunista chino no permitían a los obispos chinos viajar al extranjero a estos eventos.
Ahora, en vísperas del Sínodo de la juventud que empieza el viernes 3 de octubre, las autoridades chinas anuncian por primera vez en lo que va de siglo que dos obispos chinos participarán en el Sínodo en Roma. Y eso plantea muchos interrogantes.
Enviados por una entidad irregular: la llamada "conferencia de obispos chinos"
Wang Zu’ang, el número dos del Frente Unido (un organismo de la Administración china que tiene la función de supervisar todas las entidades que no son comunistas en el país) anunció en una reunión de representantes de la "Asociación patriótica de la Iglesia China" (la entidad creada por los comunistas en 1957 para coordinar el control de la Iglesia Católica en China) el nombre de dos obispos que viajarán a Roma.
El primero de los obispos que irán al Sínodo de Roma es Juan Bautista Yiang Xiaoting, 54 años, ordenado sacerdote en Zhoushi en 1991. En 1999 culminó sus estudios en Roma y recibió el doctorado de la Universidad Urbaniana. También estudio y se laureó en Estados Unidos. Fue consagrado obispo el 15 de julio de 2010 por mandato del Papa Benedicto XVI. Le reconoció el gobierno chino y, según recuerda AsiaNews, en apariciones públicas, alaba al régimen y repite sus eslóganes diciendo que la Iglesia en China tiene mucha independencia.
Guo Jincai, que fue ordenado ilegítimamente en 2010 pese a las protestas de Roma, es ahora secretario general de la Iglesia Patriótica, hombre de confianza del régimen chino... y ahora lo presentan como delegado al Sínodo de los Jóvenes
El otro obispo es especialmente polémico: José Guo Jincai, actual secretario general de la "Conferencia de obispos chinos", una entidad aún no reconocida por la Santa Sede, que incluye laicos y funcionarios, que excluye a los obispos clandestinos (fieles a Roma) y esbastante distinta a una Conferencia Episcopal como la de los demás países del mundo. Guo Jincai Estudió en el seminario de Hebei hasta 1992. Fue ordenado obispo en Chengde por designio del régimen comunista y sin mandato pontificio en noviembre 2010, entre vivas protestas de la Santa Sede.
Es uno de los 7 obispos rechazados por su falta de comunión con el Papa que solo ahora, desde este mes de septiembre, han sido canónicamente legitimados y acogidos en plena comunión con el Papa Francisco en el cuadro del acuerdo entre China y el Vaticano firmado en Beijing el 22 de este mes, sobre los criterios de selección de los futuros obispos chinos. (Para eso, Roma ha creado la diócesis de Chengde, que antes existía solo para las autoridades de Pekín). Es, por lo tanto, un hombre de plena confianza de Pekín.
¿Alguien les ha invitado?
A un Sínodo no va quien quiere, sino quien invita el Papa o los que representan a Conferencias Episcopales, según el derecho canónico. Estos dos obispos chinos no cumplen las condiciones, por el momento, y la Sala de Prensa del vaticano asegura no saber nada del asunto, de ninguna invitación papal o recepción como participantes oficiales.
Lo cierto es que ni en 1998 ni en 2005, en Sínodos de Juan Pablo II o de Benedicto XVI, ni en posteriores, acudieron obispos de la China continental.
Ahora, con la reciente firma del Acuerdo provisorio, el envío de estos obispos dóciles a Pekín sería visto como un paso de "deshielo", o al menos de relaciones. Pero alguien debería representar a los católicos clandestinos, piden otras voces.
"Es posible que monseñor Camilleri, el subsecretario para las relaciones con los Estados, haya llevado una invitación papal a las reuniones que tuvo en Beijing con miras a la firma del acuerdo con el gobierno chino. Pero el hecho de que quien da la noticia de la participación de dos obispos en el Sínodo sea un representante chino, y que no se haya dicho nada acerca de la eventual invitación de Francisco, refuerza la preocupación de quien teme que el acuerdo termine siendo una autorización para que el gobierno controle y “guíe” la Iglesia. En todo caso faltaría la presencia de un representante de la comunidad no-oficial. Si así fuera el caso, podría ser un nuevo paso hacia la reconciliación de los católicos chinos", escribe la agencia misionera AsiaNews.
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