Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis millas de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares, y que sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a Él glorifican sin cesar.
En Perinto o Heraclea, de Tracia, san Eutiquio, obispo y mártir.
En Valeroctista, en Armenia, santas mártires Rípsimes, Gayana y compañeras.
En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Fraterno, obispo.
En Palestina, san Quiríaco, anacoreta, de vida austerísima, que habitó en cuevas hasta casi nonagenario y fue ejemplo de anacoretas y defensor de la verdadera fe contra los errores de los origenistas.
En Mettlach, lugar de Renania, a orillas del río Sarre, sepultura de san Liudwino, obispo de Tréveris, fundador del monasterio de este lugar y muerto en Reims.
En la isla de Ufnau, del lago de Zurich, entre los helvecios, san Adelrico o Alarico, presbítero y eremita.
En la Bretaña Menor, san Mauricio, primero abad del monasterio de Langonet y después del de Carnoet, de la Orden Cisterciense, fundado por él mismo, donde murió en olor de santidad.
En el monasterio cisterciense de Longpont, beato Juan de Montmirail, que dejó su profesión de esclarecido caballero por la de humilde monje.
En Vannes, en el litoral de Bretaña Menor, beato Carlos de Blois, varón piadoso, manso y humilde, duque de Bretaña, que pese a su deseo de ingresar en la Orden de Hermanos Menores, se sintió obligado a vindicar el principado en contra de un adversario y, hombre constante en las desgracias, sufrió larga cárcel, siendo asesinado en una batalla, junto al Aubray.
En Roma, beato Nicolás de Furca Palena, presbítero de la Orden de San Jerónimo, fundador del monasterio de San Onofre, en la colina del Janículo, que descansó ya centenario en el Señor.
En Lviv, anteriormente en Polonia, san Juan de Dukla, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que vivió una vida oculta y ascética según usanza de los Observantes, con ferviente dedicación pastoral a la cura de almas y fomento de la unidad de los cristianos.
Santos Miguel Aozaraza, Guillermo Courtet, Vicente Shiwozuka, Lázaro de Kyoto y Lorenzo Ruiz, mártires
En Nagasaki, en Japón, pasión de los santos Miguel Aozaraza, Guillermo Courtet y Vicente Shiwozuka, presbíteros de la Orden de Predicadores, y Lázaro de Kyoto y Lorenzo de Manila Ruiz, padre de familia, todos mártires, que, previo encarcelamiento durante más de un año por su condición de cristianos, sufrieron el suplicio de la cruz para ser degollados después. Su memoria, juntamente con la de otros compañeros, se celebró ayer.
En Ossernenon, anteriormente territorio de Canadá, pasión de san Renato Goupil, mártir, que, médico y cooperador con san Isaac Jogues, fue asesinado a golpes de hacha por un nativo.
En Gilet, cerca de la ciudad de Valencia, en España, beato Jaime Mestre Iborra, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que derramó su sangre por Cristo durante la persecución religiosa.
En la ciudad de Valencia, también en España, beatos mártires Pablo Bori Puig, presbítero, y Vicente Sales Genovés, religioso de la Orden de la Compañía de Jesús, que libraron el buen combate por Cristo.
En el Picadero de Paterna, igualmente en la provincia de Valencia, beato Darío Hernández Morató, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que ofreció su alma a Dios en la misma persecución religiosa.
En Lleida, de nuevo en España, beato Francisco de Paula Castelló i Aleu, mártir, que, condenado en la referida persecución religiosa, arrostró la muerte con ánimo apacible y gran fortaleza.
En Lecco, Italia, beato Luis Monza, presbítero y fundador de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad.
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