Tercera entrega y más
La organización oficial de la
liturgia dominical católica propone la lectura de 'Las bienaventuranzas' por
entregas, como si se tratara de una serie de las de última generación. Y lo que
realmente sucede es que ningún año se acaba por conocer todo el desarrollo de
la narración que el Evangelista MATEO nos ha dejado como una luminosa buena
noticia.
Lo voy a decir muy breve y
clarito: El discurso de las llamadas 'Bienaventuranzas de Jesús', según nos
lo cuenta Mateo, comienza en el capítulo quinto de su Evangelio y acaba en el
capítulo séptimo. Mateo 5,1 a 7,29.
Esta luminosa exposición de la propuesta de Jesús, según Mateo, jamás se nos ha leído al pueblo en la tradición dominical de la santa misa o eucaristía de forma ordenada y completa. Este acontecimiento lo constato en los numerosos encuentros con personas que se reúnen con alguna frecuencia con la Biblia entre las manos. El primer discurso, de una serie de cinco, que el narrador Mateo pone en boca de su Jesús de Nazaret nunca nos lo anuncia la liturgia católica. No lo ha hecho desde sus orígenes hasta el Concilio de Trento y su reforma. Nunca lo hizo desde este Concilio hasta el Concilio Vaticano II, el que se empeñó en poner la llamada 'Palabra de Dios' en el centro de su misión evangelizadora. Y desde este Concilio (1963 - 1965) hasta nuestros días tampoco. Tengo que afirmar, en consecuencia,que a esta Iglesia que se llama de Jesús no le interesa lo más mínimo que el pueblo de los seguidores de Jesús conozca la Buena Noticia de Mateo en su totalidad y de manera ordenada. Hace unas semanas celebrábamos el Bautismo de Jesús como punto final del tiempo de la Infancia de Jesús, Dentro de poco, el 26 de febrero, estaremos en el primer domingo de Cuaresma para preparar el camino de la etapa última de Jesús en la historia de su pueblo. En este tiempo no hemos escuchado de labios de los eclesiásticos la narración de este discurso completo y ordenado según Mateo. Solo se nos ha entregado y hemos escuchado los tres primeros apartados, el capítulo quinto del Evangelio de Mateo. Esta liturgia sagrada no baila al compás del Evangelio, se sirve de él para sus pretensiones doctrinales o dogmáticas. Siento con pena que no se nos acompañe en esta tarea de leer para comprender el Evangelio.
Para mis adentros, me propongo realizar la lectura de Mateo 5,1 a 7,29 las veces que sean necesarias para dejarme empapar de la libertad liberadora que ofrece este Jesús, el judío y laico de la Galilea del siglo primero. Este hombre entre su gente proclamaba que la única religión de los humanos consiste en 'hacer a los demás aquello que deseo que me hagan a mí'. No hay otra Ley, no hay otra Profecía, no hay mayor Sabiduría, no hay otro Dogma, es el centro y el culmen de la fe. ¿Esto es ser persona?
Probablemente
sí.
A continuación se
encuentran los dos comentarios para este domingo día 12 de febrero.
Carmelo Bueno
Heras.
Domingo 6º
del Tiempo Ordinario C (12.02.2023): Mateo 5,17-37.
Así lo
comento y comparto CONTIGO:
TÚ Y YO SOMOS LA LEY Y LOS PROFETAS
Por tercera semana consecutiva el Dicasterio vaticano de la
liturgia católica nos propone la lectura de un nuevo apartado del discurso que
el Evangelista Mateo coloca en boca de su Jesús de Nazaret: Mateo 5,17-37. Literariamente hubiera
sido más coherente la lectura completa de esta nueva unidad del discurso: Mateo 5,17-48.
En el relato de Mateo 5,17-48
podemos constatar dos apartados bien definidos, sobre todo, por la literatura y
luego por la teología. El primer apartado lo forman los versículos 5,17-19: “No penséis que he venido a abolir la Ley y
los Profetas”. El segundo apartado lo forman los versículos 5,20-48: “Habéis oído que se dijo a los antepasados…
En cambio, yo os digo”.
Sobre este segundo apartado de las palabras de Jesús a la
multitud escribiré la próxima semana. Para este comentario me fijaré únicamente
en el primer apartado en el que este Jesús del Evangelista Mateo habla
explícitamente de la Ley y de los
Profetas. Es decir, de la Torá de Moisés y de los mensajes de los Profetas,
y de otro asunto. Ley y Profetas eran las dos lecturas que oficialmente se
leían cada sábado en la liturgia del Templo de Jerusalén y en las Sinagogas.
En muchos momentos me pregunto si nuestras autoridades de la
liturgia católica también se inspiraron en esta práctica para asignar en cada
santa misa o eucaristía la primera lectura de la llamada Palabra de Dios tomada
de un libro del antiguo testamento y una segunda lectura tomada de uno de los
cuatro Evangelios. Creo que esta duda me acompañará siempre. Cada vez voy
viendo con más claridad que esta metodología litúrgica no permite conocer el
mensaje de cada uno de los libros ya sean del antiguo o del nuevo testamento.
Nunca se nos leen éstos ni seguidos ni completos.
Una vez más propongo una lectura sinóptica (en paralelo) del
texto de Mateo 5,17-19 con Mateo 7,12. Ambos mensajes pertenecen al
mismo discurso que el Evangelista sitúa en boca de su Jesús al que nos está
presentando como un nuevo Moisés. Ambos mensajes no deben entenderse como
contrapuestos, por la sencilla razón de que el Evangelista no querrá decir, en
ningún momento, lo uno y lo contrario. Para este Jesús de Mateo, ¿qué es la Ley
y quiénes son los Profetas? Me lo voy a preguntar una vez más: Para aquel Jesús
de Nazaret, esta Ley y Profetas de la Religión del Yavé-Dios de Israel, ¿se
encuentran fuera o dentro de cada persona que los lee o escucha? La insistencia
en ese ‘habéis oído que se dijo a los antepasados y en cambio yo os digo’
indica una clave insoslayable de la respuesta.
No se trata de una obediencia al pie de la letra a lo ya
escrito, sino de una decisión nacida, aquí y ahora, en la interioridad de cada
persona. Esta decisión se culmina y alcanza su plenitud cuando se hace
experiencia humana el mensaje de la palabra puesta en boca de aquel Jesús de
Nazaret de Mateo en el tejido de su 7,12: “Haz
a los demás todo cuanto deseas que ellos hagan contigo”. Esta es la opción
de Jesús, según Mateo. Este es su camino humano y humanizador. Desde este judío
y laico de Galilea, se abre una alternativa a la Religión de Moisés. Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS
.
Si se puede decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200
páginas?
.
Si se puede decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
.
Si se puede decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
. Este ‘Cinco minutos de aires
bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría de tu saber leer, que es
despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de tu saber compartir, que
es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los cinco minutos’ tenga
la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana
12ª (12.02.2023): JESÚS EN LA ASAMBLEA
DE OBISPOS
Por primera vez en este invierno, Arantzazu
está cubierto de una ligera capa de nieve. La flor reciente y blanca del espino
blanco se funde con el blanco del paisaje. El sol, a ratos, sonríe en la nieve,
y en el jardín que antes fue huerta los primeros jacintos azules y amarillos
inclinan sus flores, como sorprendidas y asustadas. El herrerillo no se
sorprende ni se asusta, ni deja de cantar. Las golondrinas roqueras que ya
revoloteaban en torno al santuario han vuelto a cobijarse en las grietas de sus
rocas. Pero pronto volverán. Pasarán los fríos, y para todos los peligros
pronto será pascua.
¡Cuánto necesitamos el ánimo de la pascua
en este mundo que duele! El ánimo de la pascua es nuestra promesa y misión. La
promesa y la misión de las que nos ungió y a las que nos llamó el crucificado
resucitado con sus manos llagadas. Para eso somos Iglesia. Pero también la
Iglesia es doliente, y a menudo duele, y a veces hiere más que cura, cuando su
frágil memoria olvida a Jesús. Esa Iglesia somos, ¡y cuánto necesitamos volver
a recibir el consuelo y volver a ofrecerlo, ser paráclitos! Ese don y esa
misión, no los podemos dejar en manos de una institución obsoleta. No nos lo
permite la memoria de Jesús, ni la belleza y el dolor del mundo, ni nuestro
deseo más profundo, ni el sueño creador de Dios.
¿Qué haría Jesús en esta Iglesia de hoy que
somos con nuestras estructuras anticuadas? Imaginar es libre. Imagino, por
ejemplo, que Jesús se hace presente en la Sala de la Conferencia Episcopal
Española -antes o después de la elección de su presidente, poco importa para el
caso-, ante los 66 obispos reunidos. A Jesús le explican que ellos son los
dirigentes de la Iglesia por él fundada hace 2.000 años. Jesús se queda mudo de
sorpresa, se pregunta cómo eso es posible, y qué es lo que ha pasado para
llegar a esto. Jesús se pregunta por qué no hay mujeres en la sala, y por qué
se visten tan de negro (¿será tal vez porque no hay mujeres?), y qué significa
“obispo” y a qué llaman “presidente”, y quién los elige… Y mientras se lo van
explicando, su sorpresa va en aumento, y al final pide su turno de palabra y
dice con ojos encendidos y con ojos de bondad: “Hermanos míos, ¿dónde están las
hermanas? ¿Os han dejado? ¿Las habéis dejado? Hermanos, yo creé -sin haberlo ni
siquiera pretendido- un movimiento itinerante de campesin@s y pescadores de
Galilea, rebeldes y soñadores, llen@s de compasión y de confianza… Y me acuerdo
de que envié a mujeres y hombres de Galilea a curar y anunciar el pronto
consuelo de Dios para aquella tierra tan castigada. Yo no quería otra cosa. Yo
no pensaba en nada más. Hermanos, no entiendo cómo las cosas han cambiado
tanto. Y no comprendo por qué el Reino liberador de Dios no ha llegado aún.
Hermanos, no tengo que deciros nada más que esto: lo único importante y urgente
es que llegue el Reino de Dios que libera, que cura y nos hace hermanos. ¡Que
la paz esté con vosotros!” E imagino que
ahí terminaría la breve intervención de Jesús, y no sé qué haría luego. Tal vez
se iría de allí para “desfondar” la iglesia. O reinventarla, si encontrara con
quién. ¡Paz y bien! (José Arregi.
06.03.2008)
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