San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, en tiempo del emperador Licinio padeció el martirio en la ciudad de Sebaste, en la antigua Armenia. († c. 320)
San Oscar, obispo de Hamburgo y después también de Bremen, en Sajonia, que, siendo monje del monasterio de Corbie, fue designado por el papa Gregorio IV como legado para todas las tierras del norte de Europa. Anunció el Evangelio a grandes multitudes de Dinamarca y Suecia, consolidó allí la Iglesia de Cristo y, después de superar con ánimo invicto muchas dificultades, desgastado por sus trabajos murió en Bremen. († 865)
En Jerusalén, conmemoración de los santos Simeón, anciano honrado y piadoso, y Ana, viuda y profetisa, que merecieron saludar a Jesus niño como Mesías y Salvador, esperanza y redención de Israel, en el momento en que, según la ley, fue presentado en el Templo.
En Cartago, ciudad de África, san Celerino, lector y mártir, que confesó denodadamente a Cristo en la cárcel, entre azotes, cadenas y otros suplicios, siguiendo las huellas de su abuela Celerina, anteriormente coronada por el martirio, y de sus tíos paterno y materno, Lorenzo e Ignacio, que, tras haber servido en campamentos militares, llegaron a ser soldados de Dios y obtuvieron del Señor palmas y coronas con su gloriosa pasión. († s. III)
En Poitiers, en Aquitania, san Leonio, presbítero, que fue discípulo de san Hilario. († s. IV)
En Gap, en la región de Provenza, en la Galia, santos Teridio y Remedio, obispos. († s. IV/V)
En Lyon, en la Galia, san Lupicino, obispo, que vivió en la época de la persecución desencadenada bajo los vándalos. († s. V ex.)
En el monasterio de Celle, en Hanonia, san Adelino, presbítero y abad. († c. 696)
En Chester, en la región de Mercia, en Inglaterra, santa Wereburga, abadesa de Ely, fundadora de varios monasterios. († c. 700)
En Meerbeke, en Brabante, santa Berlinda, virgen, que se distinguió por su vida religiosa de pobreza y caridad. († s. IX-X)
En el monasterio cisterciense de Froidemont, en la región de Beauvais, en Francia, beato Helinando, monje, el cual, después de haber vivido como trovador itinerante, abrazó la vida humilde y escondida en el claustro. († d. 1230)
En Londres, en Inglaterra, beato Juan Nelson, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, por haber negado la suprema potestad de la reina Isabel I en lo referente a la vida del espíritu, fue condenado a muerte y ahorcado en Tyburn. († 1578)
En Manila, Filipinas, beato Justo Takayama Ukon, que renunció a su alta posición social como samurai, y a sus riquezas, por amor a Cristo y que a causa de los maltratos que sufrió en su patria por quienes odiaban su fe, murió en el exilio. († 1615)
En Lyon, en Francia, santa María de San Ignacio (Claudina) Thévenet, virgen, la cual, movida por la caridad, con ánimo esforzado fundó la Congregación de Hermanas de Jesús y María, para la formación espiritual de las jóvenes, especialmente de condición humilde. († 1837)
En Bourg-Saint-Andéol, en la región de Viviers, en Francia, santa María Ana Rivier, virgen, que en tiempo de la Revolución Francesa, cuando se suprimieron todas las órdenes y congregaciones religiosas, instituyó la Congregación de Hermanas de la Presentación de María, para educar en la fe al pueblo cristiano. († 1838)
En la población de Steyl, en los Países Bajos, beata María Elena Stollenwerk, virgen, que colaboró con el beato Arnoldo Janssen en la fundación de la Congregación de Misioneras Siervas del Espíritu Santo y, tras haber cesado en la función de superiora, se entregó a la adoración perpetua. († 1900)
En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, en Alemania, beato Alois Andritzki, sacerdote diocesano y mártir. Detenido por la Gestapo por denunciar públicamente las persecuciones de los nazis contra la Iglesia, fue asesinado por odio a la fe mediante inyección letal. († 1943)
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