15 de octubre: Nuestra Señora de Francia
La obra de María atraviesa de arriba abajo, de izquierda a derecha, de norte a sur y de oeste a este nuestra civilización, sin diferenciar pobres ni ricos, ni razas, ni idioma, ni costumbres, ni historia. Por eso la vemos aparecer en obras pequeñas destinadas por ejemplo para un solo barrio o grupo de personas, hasta en grandes obras como la que les presento…
La historia de « Notre Dame de France » comienza en Jerusalén, cuando los Asuncionistas construyen un gran edificio en la ciudad a inicios del siglo XX. En 1937, Roger de Villers se inspira en la estatua de la Virgen situada en lo alto de ese edificio y hace una «Notre Dame de France» de 7 m de alto para galardonar el Pabellón Pontifical de la Exposición Universal de París en 1937.
Éste, al año siguiente, se convertirá en el Pabellón Mariano para conmemorar el 300 aniversario de la consagración de Francia a María por Luis XIII.
Durante la demolición del pabellón, el 2 de noviembre de 1938, el diario La Cruz informa que el Cardenal Verdier, arzobispo de París, reclama que la estatua luminosa, de “Notre Dame de France” sea colocada sobre una colina cerca de París.
El Cardenal toma en serio su deseo y lanza el proyecto, pero la guerra de 1939, y su muerte en 1940, interrumpen todo; 50 años más tarde, de manera providencial, Edmond Fricoteaux, notario del distrito de Saint Denis, consigue instalar la estatua en Baillet-en-France, 20 km al norte de París.
LA BENDICIÓN DE LA ESTATUA
El 15 de octubre de 1988, la bendición de la estatua reúne 52.000 personas a Baillet-en-France (a 20kms de París) para un día de plegaria y alegría, bajo un sol primaveral. Se sabe por millares de cartas de testimonios recibidas que las conversiones y la vuelta a Dios fueron muy numerosas. La celebración estuvo presidida por el Cardenal Lustiger y estuvieron presentes 7 obispos y el Nuncio Apostólico; 50 años después de lo solicitado por el Cardenal Verdier.
La procesión salió desde el Sacré-Coeur de Montmartre detrás de la estatua de la Virgen María. Debido a al entusiasmo de la muchedumbre, el Cardenal Lustiger puso veinte minutos para llegar hasta el estrado.
El día se concluyó con iluminación de la estatua, fuegos artificial y una velada de plegaria.
La Hermandad de Notre Dame de Francia nació de este acontecimiento, que reunió en torno a María a personas de todos los movimientos de Iglesia.
La Historia de Notre Dame de Francia habría podido terminarse aquí. Edmond Fricoteaux en su oración, había dicho al pie de la gran estatua: “¡misión cumplida!”, había decidido que era ahora de dedicarse por entero a su estudio que había dejado por la causa, por más de tres meses.
EL PROYECTO DE LAS VÍRGENES PEREGRINAS
Poco antes del 15 de octubre, un joven hombre de Douai escribió a Edmond que había tenido un sueño tan fuerte que no podía dejar de contárselo. Veía a Notre Dame de Francia y a sus pies una muchedumbre inmensa y estatuas venidas de toda Francia.
Algunos meses después de la inauguración, el Sr. Flichy y tres personas que concurrían todas las mañanas a la misa en Carmelo de Lisieux, fueron a ver a Edmond para decirle que habían recibido en su oración la intuición que numerosas estatuas venían de toda la Francia peregrinando de pueblo en pueblo, para hacer oración alrededor de Jesús y María y recorrer el país.
Poco a poco, en la plegaria común y en la meditación se concibió el proyecto, que ellos calificaron de loco, el peregrinaje de un centenar de estatuas de la Virgen María, embajadoras de las diócesis de Francia a los cinco continentes del mundo.
El proyecto “Vírgenes peregrinas” había nacido. Quedaba por realizarlo. De 1989 a 1994, por avión, tren o coche, Edmond se entrevistó con numerosos cardenales, arzobispos y obispos para plantear su proyecto de “Visitación de María”, en primer lugar en Francia luego en Europa y el mundo entero.
En 1994, el domingo del Pentecostés, la Providencia quiso que se entrevistara con motivo de una conferencia en la Abadía de Notre Dame del Ouye, en Dourdan, con un joven politécnico, Olivar Bonnassies, que en su plegaria pedía a Dios, desde hace muchos meses, el privilegio de servir a su Madre.
De octubre de 1994 a septiembre de 1995, Olivar formó equipos de responsables que se movilizaron generosamente y con fe, en todos los departamentos de Francia. Por lo tanto, los acontecimientos se precipitaron.
Se consulta inmediatamente a los obispos de Francia formalmente por escrito, para presentar el proyecto y proponer un encuentro con los organizadores. Además se visita a una treintena de cardenales, a los arzobispos y obispos, y se aplican los consejos recibidos para mejorar el proyecto y su presentación.
Mons. Duval, el arzobispo de Ruán y Presidente de la Conferencia Episcopal, entrevistado el 13 de mayo de 1995 fija el marco general del proyecto: será una iniciativa privada, fomentada por varios obispos responsables de los grandes santuarios marianos.
El 24 de junio de 1995, el último sábado antes de las vacaciones, tiene lugar en Saint-Denis el lanzamiento del proyecto a 500 delegados venidos de todos los departamentos de Francia. Este día era la doble fiesta de san Juan Bautista y el Corazón Inmaculado de María: una coincidencia plena de significado, ya que se trata efectivamente “de preparar los caminos del Señor” con María, en el Nuevo Advenimiento.
LA CONCRECIÓN DEL PROYECTO DE LAS VÍRGENES PEREGRINAS
Una nueva imagen de Notre Dame de Francia es tallada por la Sra. Leconte y comienzan a ser fabricados las 108 estatuas e iconos. El 13 de julio de 1995 se encargan 110 remolques (entre los cuales 2 de ayuda) a una fábrica del Norte. En paralelo, se firma un acuerdo para emplear a 90 minusválidos para transformar estos remolques en “Casas de María”, especie de pequeñas capillas esencialmente hechas de cristal que los periodistas pronto bautizarían como “Mama móviles”.
En julio, se firmó un contrato entre la Hermandad de Notre Dame de Francia, Peugeot, y un establecimiento de alquiler, que pone a disposición de la Virgen 108 coches blancos de tipo 106. 370.000 folletos azules explicativos fueron publicados y distribuidos por toda la Francia, desencadenando un correo abundante que permitió lograr todas las ayudas necesarias para el inicio.
El 7 de septiembre de 1995 por la noche, los 108 remolques y las 108 imágenes de Maria convergen de todos los departamentos de Francia hacia el lugar excepcional de Puy-en-Velay que se eligió para la gran salida. Le Puy es el más antiguo santuario a la Madre de Dios en Europa. Esta capital mariana es dominada por una inmensa estatua de la Virgen María; ¡y ella se llama Notre Dame de Francia!.
La instalación de los remolques se acaba en la noche. Por mañana, se reúnen los hermanos del Sagrado Corazón al pie de la estatua de San José. Luego, lentamente, conducen hacia el centro de la ciudad marchando hacia la catedral. El 8 de septiembre de 1995, la ciudad se embandera con los colores de María; las Vírgenes marchan frente a la muchedumbre en un ambiente excepcional.
El 8 de septiembre de 1995, “se lanzó!”. A las 16hs, una inmensa alegría invade a todos los peregrinos. Vivas y rezos, y luego procesión hacia la catedral. Los 7 obispos responsables de grandes santuarios marianos, habían aceptado apoyar este proyecto y lo habían concretado: Mons Brincard (ND de Le Puy), Mons Perrier (ND de Chartres), Mons Lagrange (ND del Laus), Mons Plateau (ND de Pellevoisin), Mons Panafieu (ND de la Garde), Mons Gaidon (ND de Rocamadour) y Mons Labille (ND de Liesse).
Tres obispos estaban presentes el día de la bendición. La bendición de las 108 estatuas e iconos tuvo lugar durante la misa. Mientras Edmond Fricoteaux presentaba las 108 estatuas de María embajadoras de las diócesis, la muchedumbre pedía espontáneamente: “rueguen por nosotros”.
Luego la liturgia eucarística continuó en un clima de oración intensa. En este viernes más de 4000 personas se habían desplazado para comulgar junto a las Vírgenes. Finalmente tarde en la noche cada uno pudo llegar a su Virgen y su remolque para ir hacia su departamento. Y a partir de las 9 de la noche, una gran oración mariana comenzaba con 108 veladas de oración, esperada y preparada desde meses.
La historia de « Notre Dame de France » comienza en Jerusalén, cuando los Asuncionistas construyen un gran edificio en la ciudad a inicios del siglo XX. En 1937, Roger de Villers se inspira en la estatua de la Virgen situada en lo alto de ese edificio y hace una «Notre Dame de France» de 7 m de alto para galardonar el Pabellón Pontifical de la Exposición Universal de París en 1937.
Éste, al año siguiente, se convertirá en el Pabellón Mariano para conmemorar el 300 aniversario de la consagración de Francia a María por Luis XIII.
Durante la demolición del pabellón, el 2 de noviembre de 1938, el diario La Cruz informa que el Cardenal Verdier, arzobispo de París, reclama que la estatua luminosa, de “Notre Dame de France” sea colocada sobre una colina cerca de París.
El Cardenal toma en serio su deseo y lanza el proyecto, pero la guerra de 1939, y su muerte en 1940, interrumpen todo; 50 años más tarde, de manera providencial, Edmond Fricoteaux, notario del distrito de Saint Denis, consigue instalar la estatua en Baillet-en-France, 20 km al norte de París.
LA BENDICIÓN DE LA ESTATUA
El 15 de octubre de 1988, la bendición de la estatua reúne 52.000 personas a Baillet-en-France (a 20kms de París) para un día de plegaria y alegría, bajo un sol primaveral. Se sabe por millares de cartas de testimonios recibidas que las conversiones y la vuelta a Dios fueron muy numerosas. La celebración estuvo presidida por el Cardenal Lustiger y estuvieron presentes 7 obispos y el Nuncio Apostólico; 50 años después de lo solicitado por el Cardenal Verdier.
La procesión salió desde el Sacré-Coeur de Montmartre detrás de la estatua de la Virgen María. Debido a al entusiasmo de la muchedumbre, el Cardenal Lustiger puso veinte minutos para llegar hasta el estrado.
El día se concluyó con iluminación de la estatua, fuegos artificial y una velada de plegaria.
La Hermandad de Notre Dame de Francia nació de este acontecimiento, que reunió en torno a María a personas de todos los movimientos de Iglesia.
La Historia de Notre Dame de Francia habría podido terminarse aquí. Edmond Fricoteaux en su oración, había dicho al pie de la gran estatua: “¡misión cumplida!”, había decidido que era ahora de dedicarse por entero a su estudio que había dejado por la causa, por más de tres meses.
EL PROYECTO DE LAS VÍRGENES PEREGRINAS
Poco antes del 15 de octubre, un joven hombre de Douai escribió a Edmond que había tenido un sueño tan fuerte que no podía dejar de contárselo. Veía a Notre Dame de Francia y a sus pies una muchedumbre inmensa y estatuas venidas de toda Francia.
Algunos meses después de la inauguración, el Sr. Flichy y tres personas que concurrían todas las mañanas a la misa en Carmelo de Lisieux, fueron a ver a Edmond para decirle que habían recibido en su oración la intuición que numerosas estatuas venían de toda la Francia peregrinando de pueblo en pueblo, para hacer oración alrededor de Jesús y María y recorrer el país.
Poco a poco, en la plegaria común y en la meditación se concibió el proyecto, que ellos calificaron de loco, el peregrinaje de un centenar de estatuas de la Virgen María, embajadoras de las diócesis de Francia a los cinco continentes del mundo.
El proyecto “Vírgenes peregrinas” había nacido. Quedaba por realizarlo. De 1989 a 1994, por avión, tren o coche, Edmond se entrevistó con numerosos cardenales, arzobispos y obispos para plantear su proyecto de “Visitación de María”, en primer lugar en Francia luego en Europa y el mundo entero.
En 1994, el domingo del Pentecostés, la Providencia quiso que se entrevistara con motivo de una conferencia en la Abadía de Notre Dame del Ouye, en Dourdan, con un joven politécnico, Olivar Bonnassies, que en su plegaria pedía a Dios, desde hace muchos meses, el privilegio de servir a su Madre.
De octubre de 1994 a septiembre de 1995, Olivar formó equipos de responsables que se movilizaron generosamente y con fe, en todos los departamentos de Francia. Por lo tanto, los acontecimientos se precipitaron.
Se consulta inmediatamente a los obispos de Francia formalmente por escrito, para presentar el proyecto y proponer un encuentro con los organizadores. Además se visita a una treintena de cardenales, a los arzobispos y obispos, y se aplican los consejos recibidos para mejorar el proyecto y su presentación.
Mons. Duval, el arzobispo de Ruán y Presidente de la Conferencia Episcopal, entrevistado el 13 de mayo de 1995 fija el marco general del proyecto: será una iniciativa privada, fomentada por varios obispos responsables de los grandes santuarios marianos.
El 24 de junio de 1995, el último sábado antes de las vacaciones, tiene lugar en Saint-Denis el lanzamiento del proyecto a 500 delegados venidos de todos los departamentos de Francia. Este día era la doble fiesta de san Juan Bautista y el Corazón Inmaculado de María: una coincidencia plena de significado, ya que se trata efectivamente “de preparar los caminos del Señor” con María, en el Nuevo Advenimiento.
LA CONCRECIÓN DEL PROYECTO DE LAS VÍRGENES PEREGRINAS
Una nueva imagen de Notre Dame de Francia es tallada por la Sra. Leconte y comienzan a ser fabricados las 108 estatuas e iconos. El 13 de julio de 1995 se encargan 110 remolques (entre los cuales 2 de ayuda) a una fábrica del Norte. En paralelo, se firma un acuerdo para emplear a 90 minusválidos para transformar estos remolques en “Casas de María”, especie de pequeñas capillas esencialmente hechas de cristal que los periodistas pronto bautizarían como “Mama móviles”.
En julio, se firmó un contrato entre la Hermandad de Notre Dame de Francia, Peugeot, y un establecimiento de alquiler, que pone a disposición de la Virgen 108 coches blancos de tipo 106. 370.000 folletos azules explicativos fueron publicados y distribuidos por toda la Francia, desencadenando un correo abundante que permitió lograr todas las ayudas necesarias para el inicio.
El 7 de septiembre de 1995 por la noche, los 108 remolques y las 108 imágenes de Maria convergen de todos los departamentos de Francia hacia el lugar excepcional de Puy-en-Velay que se eligió para la gran salida. Le Puy es el más antiguo santuario a la Madre de Dios en Europa. Esta capital mariana es dominada por una inmensa estatua de la Virgen María; ¡y ella se llama Notre Dame de Francia!.
La instalación de los remolques se acaba en la noche. Por mañana, se reúnen los hermanos del Sagrado Corazón al pie de la estatua de San José. Luego, lentamente, conducen hacia el centro de la ciudad marchando hacia la catedral. El 8 de septiembre de 1995, la ciudad se embandera con los colores de María; las Vírgenes marchan frente a la muchedumbre en un ambiente excepcional.
El 8 de septiembre de 1995, “se lanzó!”. A las 16hs, una inmensa alegría invade a todos los peregrinos. Vivas y rezos, y luego procesión hacia la catedral. Los 7 obispos responsables de grandes santuarios marianos, habían aceptado apoyar este proyecto y lo habían concretado: Mons Brincard (ND de Le Puy), Mons Perrier (ND de Chartres), Mons Lagrange (ND del Laus), Mons Plateau (ND de Pellevoisin), Mons Panafieu (ND de la Garde), Mons Gaidon (ND de Rocamadour) y Mons Labille (ND de Liesse).
Tres obispos estaban presentes el día de la bendición. La bendición de las 108 estatuas e iconos tuvo lugar durante la misa. Mientras Edmond Fricoteaux presentaba las 108 estatuas de María embajadoras de las diócesis, la muchedumbre pedía espontáneamente: “rueguen por nosotros”.
Luego la liturgia eucarística continuó en un clima de oración intensa. En este viernes más de 4000 personas se habían desplazado para comulgar junto a las Vírgenes. Finalmente tarde en la noche cada uno pudo llegar a su Virgen y su remolque para ir hacia su departamento. Y a partir de las 9 de la noche, una gran oración mariana comenzaba con 108 veladas de oración, esperada y preparada desde meses.
(fuente: forosdelavirgen.org)
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