domingo, 6 de octubre de 2024

La savia sabia de la vida - Domingo 27º TO Ciclo B (06.10.2024): Marcos 10,2-16 (Contando con las mujeres y con los niños) y CINCO MINUTOS con el Evangelio de Marcos (Semana 45ª (06.10.2024): Marcos 13,1-37 Que nadie nos engañe)

 

La savia sabia de la vida

Día 6, primer domingo del nuevo mes de octubre. Conocemos ya la cara de este nuevo mes por habernos recorrido las primeras cinco sendas de los días iniciales del otoño. Soy consciente de que esto del 'otoño' no es experiencia de todas las latitudes de nuestra casa común de la Tierra. Son muchas las evidencias de esta peculiar estación del año. Tal vez, el dato más visible se escribe cada año en las dos caras de las hojas de una infinidad de árboles que se desnudan en silencio ante el sol y la luna para cuidar y sanar la pìel del suelo. A estos árboles, dicen los estudiosos, se les llama caducifolios. Y al fenómeno ambiental que les acompaña se le identifica como 'la caída de las hojas'.

¿Por qué les sucede todo esto a los árboles y a sus hojas? Por la savia. Por esa presencia viva que recorre los adentros de raíces, troncos y ramas que configuran todos y cada uno de los árboles caducifolios... Tan sencillo, tan vistoso, tan poético, tan sereno... y tan dramático como la experiencia de ser persona que nace, vive, se desvive y muere.

Seguramente, pues, puede decirse que el otoño es un espejo. Él nos mira y en él nos miramos. Y cada cual seguimos nuestro sendero mientras la vida nos acompaña. El otoño es, también y por todo esto, una parte del sendero, una parte de la vida, una parte de cada uno de todos nosotros. En él nacemos, nos movemos, existimos, crecemos y nos desvivimos.

Y todo esto, que es tanto, ¿por qué es así? Por la savia, me vuelvo a repetir. Por la savia que nos mueve. 

Por la savia de la tierra, por la savia sabia de la vida, del otoño, de las gentes, de Jesús de Nazaret, del Evangelio, de la madre de Jesús, de la señora María... Y así, estas son las razones de mis jaculatorias a propósito de las siete siguientes advocaciones marianas...

232. Santísima Virgen Reina de la Paz de Medjugorge. Que me devuelvan a la Señora María

233. Santísima Virgen de Nazaret. Que me devuelvan a la Señora María

234. Santísima Virgen de Rapa Nui. Que me devuelvan a la señora María

235. Santísima Virgen de las Cuarenta Horas. Que me devuelvan a la señora María

236. Santísima Virgen de las Lajas. Que me devuelvan a la señora María

237. Santísima Virgen de Chiquinquirá. Que me devuelvan a la señora María

238. Santísima Virgen de Andacollo. Que me devuelvan a la señora María

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María

Y también esta otra: Vive Jesús en nuestros corazones. Siempre.

Y nada más para este nuevo domingo del 06 de octubre de 2024.

A continuación se encuentra, primero, el comentario del Evangelio propuesto desde el ámbito vaticano para las Eucaristías. Y, en segundo lugar, el comentario del relato que nos correspondería proclamar si se leyera ordenadamente este Evangelio de Marcos a lo largo de los cincuenta y dos domingos del año eclesiástico católico.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo 27º TO Ciclo B (06.10.2024): Marcos 10,2-16. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

Contando con las mujeres y con los niños

Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba” (Marcos 10,1). Este versículo del Evangelio de Marcos no se proclamará el próximo domingo día 3 de octubre en las celebraciones de la eucaristía. Nunca lograré explicarme por qué motivo la mano responsable del Vaticano decidió en su día cortarle la cabeza al texto que se nos proclamará.

¿Acaso estas expresiones no son tan importantes para las gentes de la asamblea que celebra la presencia de Jesús de Nazaret en la memoria de los vivientes? Tú y yo que ya hemos caído en la cuenta de este dato podemos avanzar en la lectura que nos hablará de las enseñanzas que aquel buen judío de Galilea compartía con quienes le iban acompañando en su camino hacia Jerusalén. Y que no se olvide que el relato nos sitúa a sus lectores en la región de la Transjordania.

María Magdalena-Marcos nos constatan que su Jesús de Nazaret se atrevió a ponerse del lado de los que no contaban: las mujeres y los niños. Resulta curioso lo que sucede en este camino de subida a Jerusalén. La mano narradora nos dice que “unos fariseos se acercaron a Jesús, para ponerlo a prueba” (Mc 10,2). ¿En cuántas ocasiones en este mismo Evangelio se han acercado estos defensores de la Ley de Moisés y de su Dios Yavé al mismo Jesús para hablar de asuntos de su Religión judía? ¿No quedó claro ya que las decisiones de este Jesús llevan la seña de identidad de la desobediencia a la tal Ley y a su procedencia divina? ¡Nos vamos a tener que aprender de memoria el relato de Marcos 3,1-6!

La cuestión que se traen entre manos aquellos jueces interesados de la Religión de Israel es confirmar que aquel laico y galileo llamado Jesús está en contra del derecho de todo varón judío casado a poder repudiar a su esposa ‘por cualquier causa’. Sólo era necesario entregar por escrito a la esposa un papel donde constara tal decisión de repudio. No se precisaba nada más. ¿Tan difícil resulta imaginar el poder del esposo sobre la esposa? La mujer esposa era una posesión más de otras muchas que tenía el judío marido-amo. De igual manera que el padre tenía como posesión todos y cada uno de sus hijos e hijas. ¿Cómo me voy a olvidar del salmo 128 (127) donde se dice todo esto con claridad meridiana?

De esta realidad de los hijos-niños se habla también en este relato de la enseñanza de Jesús en el camino que acabará en Jerusalén (Mc 10,13-16). Para este Jesús de Nazaret en quien creen los Evangelistas María Magdalena y Marcos, tanto la esposa como los hijos son tan personas como su esposo o su padre. Si se sostiene en pie el derecho de repudio, tanto el esposo como la esposa tendrán capacidad para ejercerlo. Tan sencillo de comprender como de aplicar. Tan elemental como revolucionario, en aquellos tiempos del siglo primero y ahora, en el siglo XXI.

Esta claridad de pensamiento y de acción que nos anuncia como buena noticia de Jesús este Evangelio que acabamos de leer ya no se mantiene tan clara, tan nítida, tan elemental y humana en los otros tres Evangelios con sus tres Evangelistas. Sigo pensando en mis adentros que esta claridad humanizadora del primer Evangelio llamado de Marcos no está ni asumida ni aplicada aún dentro de las convicciones y de las enseñanzas de nuestra católica eclesialidad.

Ya al autor del Evangelio de Mateo le debieron de parecer sorprendentemente utópicas estas buenas noticias humanizadoras de nuestro primer Evangelio escrito. ¿Cómo ignorar aquella doble referencia al ‘sin contar mujeres y niños’? (ver Mateo 14,13-21 y 15,32-39). 

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 03 de octubre de 2021 y, ahora, 6 de octubre de 2024.

 

CINCO MINUTOS con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 45ª (06.10.2024): Marcos 13,1-37

Que nadie nos engañe

Hemos llegado en la lectura del relato de nuestra Evangelista María Magdalena al capítulo decimotercero. El capítulo trece. Un capítulo tan complicado como inolvidable. A este capítulo debería dedicarle no esta página del comentario, sino un puñado generoso de páginas impresas. La autora ha colocado en boca de su Jesús de Nazaret un largo discurso dedicado a la atención y escucha crítica de sus seguidores presenciales y de todos los virtuales que luego le siguieron y ahora le seguimos. Me atrevo a decir que se trata del discurso de la evangelización.

“Al salir del Templo de Jerusalén le dice a Jesús uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, qué construcciones…, qué arte, qué expresión de la fe de Israel y qué obra de la Religión de Moisés y de la Ley… Jesús le dijo: Estas grandiosidades serán destruidas. No va a quedar piedra sobre piedra…”  (Marcos 13,1-2). Hace muy poco, Jesús denunció tanto la ostentación del lujo del templo como la blasfemia que suponía la presencia del mismo en medio de Jerusalén y de Israel. Ahora, este Jesús no denuncia, sino que anuncia la desaparición de este Templo tan escandalosamente corrompido.

Esta denuncia que hace Jesús del Templo y su correspondiente anuncio de desaparición ha sucedido desde que el mundo es mundo y en él habita el hombre, los hombres y las mujeres que se empeñaron en edificar casas a los dioses llamadas templos, cuando a estos dioses nada les importan las casas, porque ellos no existen sino en las neuronas del poder de esos humanos que se atreven a ‘crear a los dioses a su imagen y semejanza’ y se gastan lo que no tienen en edificarles casas tan ostentosamente grandiosas como inhumanas. Los ejemplos de la historia de los pueblos y de sus creencias son tan clamorosos que sólo se necesita evocarlo.

“Jesús empezó a decirles… que nadie os engañe... Es preciso que antes de que suceda toda destrucción se anuncie la buena noticia a todos los vivientes…” (Marcos 13,4-10). Esta es la clave, colocada por María Magdalena en labios de su Jesús, para comprender cuándo va a suceder la desaparición de toda religión con sus signos, vestigios, expresiones, sacramentos, ritos, templos, libros, fronteras… El anuncio del Evangelio, que no es otra cosa que la buena noticia del con-vivir y con-vivirnos, debe ser conocido por todos, es decir, experimentado y saboreado por todo ser humano sin distinción de edad, color, sexo, raza, tierra…

Cuando leo todo esto me sobrecoge lo primero que se nos anuncia: ¡que nadie nos engañe!

La tarea empresarial que supone este demoledor anuncio de Jesús de Nazaret es impresionantemente universal y ninguna mente encumbrada en las esferas de un poder suele admitir que su poder tiene fecha de caducidad. Es más, que todo poder tiene fecha de caducidad. ¿Acaso no es visible y constatable que todo poder que fue, por muy poder que fuera, dejó de ser poder por haberse podrido por dentro, es decir, por haberse querido, sentido y creído divinizado?

Junto a esa advertencia primera ‘que nadie os engañe’ (Mc 13,5), se me pega a la piel como una cicatriz ese último ‘velad’ (Mc 13,37). ¿Se trata de unas exhortaciones imperativas? Se trata de aprender a servirnos tú y yo el menú de con-vivir con-viviéndonos (Mc 10,35-45).

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 01 de octubre de 2017.

 

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