Memoria litúrgica de san Juan Pablo II, papa, que en Roma gobernó a la Iglesia por veintisiete años, llevando su presencia misionera a todos los puntos de la tierra, alimentando la doctrina con abundantes y esclarecidos documentos, y convocando a todos los hombres de nuestra época a abrir sus puertas al Redentor. Murió piadosamente en Roma, el 2 de abril del 2005, vigilia del Domingo II de Pascua, o de la Divina Misericordia. († 2005)
Conmemoración de san Marcos, obispo de Jerusalén, que fue el primer obispo procedente de los gentiles que ocupó la sede de la Iglesia de la Ciudad Santa, y trabajó con fe y celo por reunir a sus fieles dispersados por la guerra. († s. II)
En Hierópolis, ciudad de Frigia, san Abercio, obispo, discípulo de Cristo, buen Pastor, del cual se cuenta que peregrinó por diversas regiones anunciando la fe, siendo alimentado con un místico manjar. († s. III)
En Adrianópolis, en Tracia, santos mártires Felipe, obispo de Heraclea, y Hermetes, diácono. El primero de ellos, Felipe, al pedirle el prefecto Justino, durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, que cerrase la iglesia, entregase los vasos sagrados y mostrase los libros litúrgicos, le respondió que no podía dar estas cosas ni él recibirlas, por lo que, después de ser encarcelados y azotados, fueron quemados vivos. († 303)
En Rouen, en la Galia Lugdunense, san Malón, obispo, que está considerado como primer apóstol de la fe cristiana en esta ciudad e iniciador de la sede episcopal. († s. IV)
En el territorio de Besançon, en la Galia, san Valerio, diácono de la iglesia de Langres, al que dieron muerte unos paganos. († s. IV)
En la región de Châlons, en Neustria, san Lupencio, abad de la basílica de Saint-Privat-de-Javols, que después de haber recibido injustamente muchas injurias de parte de Inocencio, conde de la ciudad, fue decapitado. († c. 584)
En Auch, en Aquitania, san Leotadio, obispo. († s. VII)
En el monasterio de Berceto, en la Lombardía, san Moderano, abad, antes obispo de Rennes, en la Galia, insigne por su amor a la soledad y la devoción hacia los lugares santos. († c. 720 o 731)
En el territorio de Nantes, en la Bretaña Menor, san Benito, que llevó vida eremítica en Massérac. († s. IX)
En Huesca, ciudad de Aragón, en Hispania, santas Nunilo y Alodia, vírgenes y mártires, que hijas de padre no cristiano, pero educadas en la fe cristiana por su madre, al no querer renegar de Cristo fueron degolladas, después de un largo encarcelamiento, por disposición del rey de Córdoba, Abd ar-Rahman II. († 851)
En Fiésole, de la Toscana, san Donato Scoto, obispo, insigne por su erudición y su piedad, el cual, oriundo de Irlanda y peregrinando hacia Roma, fue elegido obispo de esa ciudad. († c. 875)
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