No se celebra hoy, porque hay una celebración de mayor rango (XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, solemnidad)
San Bruno, presbítero, el cual, oriundo de Colonia, ciudad de Lotaringia, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, aunque después, deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, donde dio origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria, en la actual Italia. († 1101)
En Laodicea, de Frigia, san Ságar, obispo y mártir, que padeció en tiempo de Servilio Paulo, procónsul de Asia. († c. 170)
En Agen, ciudad de Aquitania, santa Fe, mártir. († s. IV)
En la ciudad de Sorrento, en la Campania, san Renato, obispo. († c. s. V)
En Auxerre, de Neustria, san Román, obispo. († c. 564)
En Venecia, conmemoración del beato Magno, obispo, quien, al tomar los lombardos su sede episcopal de Opitergio, con la mayor parte de su grey se trasladó junto a la laguna veneta, donde fundó la nueva ciudad de Heraclia o Eraclea, así como varias iglesias en el lugar donde más tarde se levantó la ciudad de Venecia. († c. 670)
En Bretaña Menor, san Ywio, diácono y monje, discípulo de san Cutberto, obispo de Lindisfarne, que pasó de Inglaterra a esta región, donde vivió entregado a las vigilias y ayunos. († c. 704)
En Guéret, en la región de Limoges, en Aquitania, san Pardulfo, abad, del cual, ilustre por su santidad de vida, se cuenta que hizo huir de su iglesia a los sarracenos que retrocedían ante Carlos Martel. († 737)
En Nazogyrea, en la isla de Creta, san Juan, llamado «Xenos», que propagó por toda la isla la vida monástica. († s. XI)
En el monasterio de Lambach, en Baviera, muerte de san Adalberón, obispo de Würzburg, que, por defender la Sede Apostólica, tuvo que sufrir mucho por parte de los cismáticos y, expulsado varias veces de su sede, pasó en paz sus últimos años en dicho monasterio de Lambach, que él mismo había fundado. († 1090)
En la Cartuja de Arvières, en la Borgoña, fundada por él mismo, san Artaldo, obispo de Belley. Tenía cerca de noventa años cuando, a su pesar, fue elegido obispo, aunque a los dos años renunció y volvió a la vida monástica, donde falleció a la edad de ciento seis años. († 1206)
En Miyaco, Kyoto, beatos Juan Hashimoto, Samurai, Tecla, su esposa, Luisa, Marta, hijas suyas, y sus otros cuatro hijos, y 44 compañeros, la mayoría gente común, varias de ellas madres jóvenes con sus hijos, todos mártires. († 1619)
En Nápoles, de la Campania, santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (Ana María) Gallo, virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que soportó muchas y continuas pruebas, mostrando gran paciencia, penitencia y amor a Dios y a las almas. († 1791)
Frente a Rochefort, en el litoral de Francia, beato Francisco Hunot, presbítero y mártir, que, por su condición de sacerdote, durante la persecución contra la Iglesia fue encarcelado en una vieja nave anclada, donde murió víctima de las fiebres. († 1794)
En la localidad de Longueuil, en Canadá, beata María Rosa (Eulalia) Durocher, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas de los Santos Nombres de Jesús y María, para la formación humana y cristiana de las jóvenes. († 1849)
En An-Hoa, en Annam, san Francisco Tran Van Trung, mártir, que, siendo soldado, resistió enérgicamente las propuestas de apostatar de la fe cristiana, por lo cual el emperador Tu Duc le hizo decapitar. († 1858)
En Courtrai, en Bélgica, beato Isidoro de San José de Loor, religioso de la Congregación de la Pasión, que cumplió con fidelidad las funciones que se le encomendaron y, habiendo enfermado, fue ejemplo para sus hermanos al soportar terribles dolores. († 1916)
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