Beatos José Teófilo y
Severino, religiosos mártires
fecha: 1 de agosto
†: 1936 - país: España
otras formas del nombre: José Mulet Velilla, Severino Ruiz Hidalgo
canonización: B: Francisco 13 oct 2013
hagiografía: Abel Della Costa
†: 1936 - país: España
otras formas del nombre: José Mulet Velilla, Severino Ruiz Hidalgo
canonización: B: Francisco 13 oct 2013
hagiografía: Abel Della Costa
En La Palma de
Cervelló, Barcelona, beatos Hno. José Teófilo (José Mulet Velilla) y Hno.
Severino (Severino Ruiz Hidalgo), profesos de los Hermanos Maristas, muertos en
la persecución religiosa de España en época de la Guerra Civil.
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en:
Mártires del siglo XX en España
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Hermano
Severino
Severino nació el 5 de
noviembre de 1907, en Fuencaliente de Lucio, provincia y diócesis de Burgos,
con el nombre de Severino Ruiz Hidalgo. Se llamaban sus padres Feliciano y
Jacinta. El Señor les concedió una familia de siete hijos de los cuales cuatro fueron
varones. Algunos siguieron el camino de la vida religiosa. La madre a juzgar
por los testimonios era muy prudente y reservada. Sobre Severino hay hechos que
debieron de llamar tanto la atención que sólo así se explica el que se
recuerden y se testifiquen ante los tribunales eclesiásticos, uno de ellos es
el que se recoge en el Proceso: “Muchas noches, al ir a acostarse, cuando
rezaba las tres avemarías a la Virgen al pie de la cama, se iluminaba la
habitación con luz fuerte y maravillosa. Esto se lo dijo varias veces con
sigilo a su madre y ella al padre. La madre le decía que no hiciera caso, que
estaría soñando; pero el chiquitín le contestaba que estaba bien despierto y de
rodillas”.
Durante
los tres largos años de servicio militar pasados en África maduró la idea de
hacerse religioso y así se lo comunica en carta a su padre, muy poco antes de
licenciarse. “No olvide padre que en mí continúa la idea de ser como mis
hermanos, religioso marista”. El padre en esta carta ve que Severino, ya mayor
de edad, ha reflexionado y tomado una decisión seria… y no tarda en darle su
autorización.
Los que
le conocieron en su vida de religioso manifiestan que “fue un tesoro en cada
una de las situaciones y empleos que desempeñó. Su profunda y sincera
religiosidad, acompañada de su jovialidad y carácter feliz, lo hicieron amar de
todos. A su lado no había tristezas”.
Severino
se “acostumbró a obedecer y a prestarse a cuanto deseaban sus superiores a lo
que añadía la disposición de ayuda a sus cohermanos”.
“La
figura de prefecto le caía bien a Severino; se encontraba feliz con los
seminaristas y ellos se sentían seguros a su lado.
Son
varios los testigos que dan detalles de su presencia de ánimo y su valor, en
las situaciones arriesgadas por las que tuvo que pasar.
Dice uno
de los compañeros de odisea: El gozo se manifestaba en sus palabras. A pocos
pasos de la muerte era notoria su paz. “Morir por Cristo era su más ardiente
deseo y el Señor se lo concedió”. Antes de morir, cuando se les ordena a él y
al Hno. José Teófilo: “Tú y tú en este coche; y vosotros en ése.” Se miraron
tranquilos y se dijeron: “Hasta allá arriba; nos van a matar. ¡Adiós, hasta el
cielo!”
El H.
Severiano junto con el H. José Teófilo descienden del coche como se les ordena,
caminan un trecho y los milicianos a una orden disparan sobre ellos y caen
heridos al grito de Viva Cristo Rey. Era en el territorio de la Palma de
Cervelló, el 1 de agosto de 1936.
Hermano José
Teófilo
José nació en Mazaleón, provincia de Teruel y
diócesis de Zaragoza, el 28 de junio de 1917, con el nombre de José Mulet
Velilla. Sus padres se llamaban Miguel y Benita. Su abuela era maestra. Las
buenas costumbres y la fe cristiana estaban aseguradas en el hogar
Mulet-Velilla, por la raigambre y la convicción de los progenitores.
Los que
le conocieron dicen de él que “era jovial, alegre sin exceso. Una alegría que
le brotaba de la franqueza, de la naturalidad, del realismo y la sencillez que
no entiende de dobleces sobreentendidos y complicidades. En palabras y en
obras, esta actitud básica brillaba con luz propia. Esto atrajo la atención
sobre él, desde su periodo formativo”. Estas cualidades espirituales
envidiables estaban fuertemente marcadas por la naturaleza y perfeccionado por
la caridad cristiana alimentada desde la infancia en el regazo familiar. En el
joven José destacaríamos tres florecillas: “Era cumplidor de lo que estaba
mandado; de todo lo que se le indicaba. Era fiel sin tergiversaciones, ni
astucias, ni componendas y era trabajador, un gran trabajador”.
La
provincia marista de España tenía en el momento de la revolución un potencial humano
enorme puesto en las Casas de formación. Para atender y tratar de infundir el
espíritu marista a los seminaristas, novicios y escolásticos, los superiores
debían elegir a personas con perfiles específicos de responsabilidad presente y
futura para desempeñar esta tarea Un testigo confirma lacónicamente lo acertado
de esta elección para formar parte del equipo formador de los jóvenes que
estudiaban para maristas: “Lo que el H. José Teófilo había sido de formando lo
fue de profesor: fiel, cumplidor y alegre”
El día
del martirio, los Hnos. José Teófilo y Severiano son obligados a descender del
coche, caminan un trecho y los milicianos a una orden disparan sobre ellos y
caen heridos al grito de Viva Cristo Rey. Era en el territorio de la Palma de
Cervelló, el 1 de agosto de 1936.
Resumido
a partir de las hagiografías del Hno. Mariano Santamaría, en el sitio web del Instituto de los Hermanos Maristas, Casa
general, Roma.
Abel Della Costa
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ingreso o última
modificación relevante: 31-7-2014
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santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta
ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y
servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar
esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el
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