San Exuperio de Toulouse, obispo
fecha: 28 de septiembre
†: d. 411 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: d. 411 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Toulouse, ciudad de Aquitania, san Exuperio, obispo, que dedicó
una basílica en honor de san Saturnino, defendió acérrimamente su ciudad ante
la invasión de los bárbaros y, al decir de san Jerónimo, fue tan parco consigo
mismo como dadivoso con los demás.
refieren a este santo: San Silvio de
Toulouse
Es probable que Exuperio haya nacido en
Arreau, localidad de los Altos Pirineos, donde hay una capilla erigida en su
honor, que es centro de peregrinaciones. Exuperio llegó a ocupar la sede
episcopal de Toulouse, alrededor del año 405, cuando murió el obispo san Silvio.
Durante su gobierno, terminó la construcción de la gran iglesia de San
Saturnino (Sernin) que había iniciado su predecesor. La generosidad parece
haber sido su virtud característica. Con frecuencia, enviaba presentes a los
monjes de Egipto y Palestina, con lo cual se conquistó el agradecimiento de san Jerónimo,
quien le dedicó su comentario sobre Zacarías, y con referencia a la famosa
caridad de Exuperio escribió estas palabras: «Para aliviar el hambre de
los pobres, la sufre él mismo. La palidez de su rostro muestra el rigor de sus
ayunos, pero aún se duele por el hambre de los demás. Todo lo que tiene, lo da
a los pobres de Cristo; pero muy rico es el que lleva el Cuerpo del Señor en un
cesto de mimbre y Su Sangre en un frasco de vidrio. Su caridad no conoce
límites; busca sus objetivos en las partes más remotas y aún los solitarios de
Egipto llegaron a sentir sus benéficos efectos.» Por cierto, que lo
mismo en su sede que fuera de ella, había un amplio campo para que se ejerciera
la caridad de Exuperio, puesto que, por aquel entonces, las Galias sufrían la
desolación de las invasiones de los vándalos.
San Exuperio escribió al papa Inocencio I
para pedirle instrucciones sobre diversos asuntos de la disciplina y para
solicitarle algunas aclaraciones sobre los cánones referentes a las Sagradas
Escrituras. Como respuesta, el Pontífice le envió una lista de los auténticos
libros de la Biblia, tal como por aquel entonces se tomaban en Roma y, como se
ha podido comprobar, aquella lista era exactamente igual a la actual, incluso
los libros deuterocanónicos. Se desconocen el lugar y la fecha de la muerte del
obispo Exuperio y se tiene entendido que, antes de morir, estuvo en el exilio. San Paulino de
Nola se refiere a él como a uno de los más ilustres obispos
de la Iglesia en las Galias y, hacia mediados del siglo sexto, se la tributaban
los mismos honores que a san Saturnino en la iglesia de Toulouse.
Parece un tanto singular que san Exuperio,
cuya fama llegó a Roma y a Palestina, no ocupe lugar alguno en el
Hieronymianum. Lo que se ha registrado en relación con él, fue tomado del Acta
Sanctorum, sept. vol. VII; en Dictionnaire de Théologie Catholique,, vol. V,
cc. 2022-2037, hay extensas notas sobre él. Véase también a Duchesne, en Fastes
Épiscopaux, vol. I, p. 307.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3528
Santa Eustoquio, virgen
fecha: 28 de septiembre
†: c. 419 - país: Israel
otras formas del nombre: Eustochio
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: c. 419 - país: Israel
otras formas del nombre: Eustochio
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Belén de Judea, conmemoración de santa Eustoquio, virgen, la cual,
con su madre santa Paula, pasó de Roma a Belén para no privarse del consejo del
maestro san Jerónimo, y allí, llena de preclaros méritos, voló al cielo.
refieren a este santo: San Jerónimo, Santa Paula
Eustoquio Julia, cuyo recuerdo se perpetuó
gracias a la docta pluma de san Jerónimo,
fue hija de santa Paula.
Los acontecimientos y circunstancias en la existencia de santa Paula
dispusieron la vida de Eustoquio, que fue la tercera de sus cuatro hijas y la
única que permaneció siempre junto a su madre. Al morir su esposo Toxosio,
santa Paula se dedicó por entero al servicio de Dios, en la sencillez, la
pobreza, la mortificación y la plegaria. Eustoquio, que tenía más o menos doce
años cuando murió su padre, compartía todos los gustos de su madre, y era
motivo de gran alegría para ella consagrar las horas que tantas otras jóvenes
de su edad dedicaban a vanas diversiones, a las obras de caridad y las
devociones de su religión. Cuando san Jerónimo llegó a Roma, procedente del
Oriente, en el año de 382, Eustoquio y su madre se pusieron bajo su dirección
espiritual y, al ponerse de manifiesto las fuertes inclinaciones de la joven
hacia la vida religiosa, muchos de sus amigos y parientes se mostraron
alarmados. Un tío suyo, llamado Himetio, y su esposa Pretéxtata, trataron de
convencerla para que se apartase de aquella vida austera e hicieron intentos
para interesarla en los placeres del mundo. Pero todos los esfuerzos fueron
vanos y la joven venció toda oposición para tomar el velo y hacer los votos de
virginidad. Ella fue la primera doncella de la nobleza romana que tomó tal
resolución. Con el fin de guiarla y sostenerla en ella, san Jerónimo le
escribió en aquella ocasión su famosa carta, conocida como «Para conservar la
virginidad», alrededor del año 384. El venerable autor de la epístola, sin embargo,
no se limita a dar enseñanzas y normas ascéticas, sino que se recrea en algunos
pasajes satíricos, lo que sugiere que, al escribir la carta, no tenía la
intención de destinarla tan sólo a la joven Eustoquio, sino a un público muy
amplio. En dicha carta, el santo critica sin misericordia el comportamiento de
ciertas vírgenes, viudas y de ciertos sacerdotes.
Eustoquio debió buena parte de su
formación religiosa a santa Marcela,
«la gloria de las damas romanas», pero cuando santa Paula decidió seguir a san
Jerónimo a Palestina, Eustoquio lo dejó todo para irse con ella. Al grupo se
unieron otras doncellas que aspiraban a seguir la vida religiosa; la comitiva
se entrevistó con san Jerónimo en Antioquía, hizo una visita a los Santos
Lugares, pasó a Egipto para conocer a los monjes del desierto de Nitria y, por
fin, se instaló en la ciudad de Belén. Ahí quedaron establecidas tres
comunidades de mujeres, en cuya dirección Eustoquio colaboró activamente con
santa Paula. San Jerónimo nos ha dejado un relato sobre la vida sencilla y
devota que llevaban. Las dos mujeres, que habían aprendido el griego y el
hebreo, ayudaron a san Jerónimo en la traducción de la Biblia, conocida como la
Vulgata y, a su solicitud, el santo escribió algunos comentarios sobre las
Epístolas a Filemón, a los Calatas, los Efesios y a Tito y también dedicó a
madre e hija algunos de sus trabajos, puesto que, como él mismo comentó: «esas
dos mujeres son más capaces de conformar un buen juicio sobre esos libros que
muchos hombres». Aparte de sus tareas intelectuales, santa Eustoquio se ocupaba
en mantener limpia la casa, en dar brillo y conservar llenas de aceite las
lámparas y en cocinar.
En el año de 403, santa Paula cayó enferma,
y Eustoquio consagró su tiempo a cuidarla, sin apartarse de ella más que para
ir a la gruta de la Natividad para orar por su salud. El 26 de enero del 404
murió santa Paula, y Eustoquio, «como una niña a quien se trata de arrancar de
los brazos que la amparan, a duras penas pudo ser apartada del cuerpo de su
madre». Besaba una y otra vez sus párpados cerrados, le acariciaba el rostro,
los brazos, el pecho y seguramente hubiese deseado que la sepultaran con ella.
La sucesora de santa Paula como superiora
de las comunidades de Belén fue su hija, quien se encontró con las finanzas al
borde de la ruina y con innumerables deudas. Pero con la ayuda de san Jerónimo
y su propia energía, hizo frente a la situación y logró solucionarla, gracias
sobre todo a los socorros económicos aportados por su sobrina, otra Paula, que
había ingresado a la comunidad de Belén. En el año de 417, los bandoleros
cayeron sobre el monasterio, lo incendiaron y cometieron innumerables ultrajes,
sobre todo lo cual informaron al Papa, san Jerónimo, santa Eustoquio y la joven
Paula. El Pontífice Inocencio I, al recibir las cartas, escribió a cada uno de
los informantes y envió otra carta, en términos por demás enérgicos a Juan, el
obispo de Jerusalén. Santa Eustoquio no sobrevivió por mucho tiempo a aquellos
terribles acontecimientos. San Jerónimo no nos dejó ningún relato sobre su
muerte, como lo hizo en el caso de su madre, pero sí es un hecho que en aquella
ocasión escribió a san Agustín y a san Alipio en estos términos: «la gran pena
que me ha embargado, me hizo relegar a un lado los ultrajantes escritos de
Aniano, el pelagiano». Sabemos que Eustoquio murió pacíficamente alrededor del
año 419, y fue sepultada en la misma tumba que santa Paula, en una gruta vecina
al lugar donde nació Jesucristo. Ahí se encuentra hasta hoy la tumba, pero está
vacía, y nunca se ha sabido el destino que tuvieron sus reliquias.
Las cartas de san Jerónimo y algunos otros
de sus escritos proporcionan casi todos los datos que se puedan obtener sobre
santa Eustoquio. Ese material se encuentra reunido en el Acta Sanctorum, sept.
vol. VII. En todas las biografías de san Jerónimo se habla bastante de
Eustoquio y también figura de manera prominente en la deliciosa obra de F.
Lagrange, Histoire de Ste. Paule (1868). El cuadro con el que ilustramos es el
de la Santísima Trinidad, con San Jerónimo y dos santas, Andrea del Castagno
(1453).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.orgindex.php?idu=sn_3529
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