Memoria de san Juan, obispo de Constantinopla y doctor de la Iglesia, antioqueno de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado «Crisóstomo» por su gran elocuencia. Gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, fue desterrado de la misma por insidias de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los malos tratos recibidos de sus guardianes durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios en Cumana, localidad del Ponto, el catorce de septiembre. († 407)
En Ancira, de Galacia, san Julián, presbítero, mártir bajo el emperador Licinio. († s. IV)
En Jerusalén, dedicación de las basílicas construidas piadosamente, por voluntad del emperador Constantino, sobre el monte Calvario y el Sepulcro del Señor. († 355)
En Tours, en la Galia Lugdunense, san Litorio, obispo, primer constructor de una iglesia dentro de los muros de la ciudad, por vivir ya cristianos en ella. († 371)
En Valence, de la Galia Lugdunense, san Emiliano, venerado como primer obispo de esta ciudad. († d. 374)
En Cartago, en África, san Marcelino, mártir, que, siendo alto funcionario imperial, muy relacionado con los santos Agustín y Jerónimo, fue acusado de ser partidario del usurpador Heraclión y, aun siendo inocente, por defender la fe católica los herejes donatistas lo asesinaron. († 413)
En Angers, en la Galia Lugdunense, san Maurilio, obispo, nacido en Milán y discípulo de san Martín de Tours, que fue ordenado presbítero por éste, que le puso al frente del pueblo de Colonna. Después, elevado a obispo, centró su preocupación en desterrar las supersticiones de los campesinos paganos. († 453)
En los Vosgos, de Neustria, san Amado, presbítero y abad, el cual, célebre por su austeridad, ayunos y amor a la soledad, presidió sabiamente el monasterio de Habend, que había fundado junto con san Romarico. († c. 629)
En la isla de Tino, en el golfo de la Spezia, en la Liguria, san Venerio, eremita. († s. VII)
En Breuil-sur-le-Lys, en la Galia Ambianense, tránsito de san Amado, obispo de Sion, muerto en el destierro al que le condenó el rey visigodo Teodorico III. († c. 690)
En Toledo, en España, beata María de Jesús López de Rivas, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas, que humilde y sufriente, tanto en el alma como en el cuerpo, vivió unida a los dolores de la Pasión del Señor. († 1640)
En el litoral frente a Rochefort, en la costa norte de Francia, beato Claudio Dumonet, presbítero y mártir, quien, en tiempo de la Revolución Francesa, siendo profesor, fue atado de pies y manos con cadenas, y recluido en una vieja nave anclada en el mar, hasta morir enfermo por inanición. († 1794)
En Trevi, región de Perugia, en Italia, beata María Luisa (Gertrudis) Prosperi, monja de la Orden de San Benito. († 1847)
En Almería, en la región española de Andalucía, beato Aurelio María (Bienvenido) Villalón Acebrón, hermano de las Escuelas Cristianas y mártir, fusilado por quienes odiaban la Iglesia. († 1936)
En las afueras de Ciudad Real, España, beato Francisco Cástor Sojo López, presbítero de los sacerdotes operarios diocesanos y mártir, muerto en la cruel persecusión religiosa que acompañó a la guerra civil española. († 1936)
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