El dulcísimo Nombre de la Bienaventurada Virgen María. En este día se recuerda el inefable amor de la Madre de Dios hacia su santísimo Hijo, y su figura de Madre del Redentor es propuesta a los fieles para su veneración.
En Bitinia, san Autónomo, obispo y mártir. († c. s. III)
En Alejandría de Egipto, santos Crónidas, Leoncio y Serapión, mártires en tiempo del emperador Maximino, que fueron arrojados al mar, según se dice, por confesar a Cristo. († s. III)
En Emly, en la provincia de Momonia, en Hibernia, san Albeo, obispo, peregrino y predicador del Evangelio a muchas gentes. († c. 528)
En Anderlech, en Brabante, cerca de Bruselas, san Guido o Guy, primer sacristán en la iglesia de Nuestra Señora de Laken, que fue dadivoso con los pobres y peregrinó a los santos lugares por siete años y, vuelto a su tierra, murió piadosamente. († c. 1012)
En Omura, en Japón, beatos Apolinar Franco, de la Orden de los Hermanos Menores, y Tomás Zumárraga, de la Orden de Predicadores, ambos presbíteros, mártires junto con cuatro compañeros. Todos los cuales primero fueron encarcelados por quienes odiaban su fe cristiana y luego quemados vivos. Sus nombres son: beatos Francisco de San Buenaventura y Pedro de Santa Clara, religiosos de la Orden de Hermanos Menores, Domingo Magoshichi y Mateo de Santo Tomás Chiwiato, religiosos de la Orden dominicana. († 1622)
En el litoral de Rochefort, en Francia, beato Pedro Sulpicio Cristóbal Faverge, hermano de las Escuelas Cristianas y mártir, que encarcelado durante la Revolución Francesa por ser religioso. prestó diligente ayuda a los compañeros de cautiverio hasta morir contagiado en su servicio. († 1794)
En Seúl, en Corea, san Francisco Ch'oe Kyong-hwan. mártir, que era catequista, y al no querer renegar de su fe cristiana ante el prefecto, padeció la cárcel, donde se dedicó a la oración y a la catequesis hasta consumar su vida con el martirio. († 1839)
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