Palabra de Dios
Si la expresión 'Palabra
de Dios' la escribo en latín, tal vez a muchas personas de edad (de unos
setenta años como este menda) les sonará a un documento importante en la
historia de la Iglesia. Casi tan importante como la propia Iglesia y como
uno de sus concilios llamado Vaticano II. Esto que decimos como 'Palabra de
Dios' se dijo entonces con la expresión latina 'Dei Verbum'. Tal vez estemos
diciendo lo mismo. O tal vez no. Depende.
Se nos dijo a los
estudiantes de las cosas de la teología en la década de los años setenta (1970
y más) que en el aula Conciliar del Vaticano II se organizó una buena puesta en
común a propósito de esta expresión en latín o en castellano o en la lengua que
se desee. Parece ser que no hubo consenso para explicar con claridad y
precisión qué se debe entender como Palabra de Dios. En el aula
conciliar hubo de todo, diálogo, investigación, enfrentamientos y se acabó
por 'estar de acuerdo' en mantener la expresión y que en el andar de los
tiempos de la historia se fuera decantando el contenido de la misma. Y en estas
andamos.
Esta expresión se refiere,
explícitamente, a la biblioteca de los setenta y dos libros que componen la
totalidad de la Biblia. Y de ello es de lo que se lee en el documento vaticano
Dei Verbum. Así, pues, la Biblia es la Palabra de Dios. Por eso, en las
celebraciones de las liturgias eclesiásticas los relatos bíblicos proclamados
se suelen concluir con la expresión 'Palabra de Dios' o su variante equivalente
'Palabra del Señor'. Lo que Dios habló en sus momentos oportunos quedó
transcrito en lo que hoy conocemos como la Biblia. Y, después del último libro
de la Biblia, el Apocalipsis, ¿Dios se calló y ya no habló más? ¿Qué Dios es el
que habló en el capítulo primero del Génesis cuando se habla de cómo fueron las
cosas de la creación de todo? ¿Qué Dios es el habló en el capítulo segundo del
mismo libro cuando habla de manera tan distinta y distante a lo que se acaba de
leer en el capítulo primero? ¿Fue un solo Dios el que habló en un momento o en
otro? ¿Fueron dos Dioses distintos?
Si me atrevo a escribir
ahora y aquí que 'los dioses no hablan, no hablaron y no hablarán',
más de uno me catalogará como ignorante, y tal vez tenga sus razones y
esté en lo cierto. Pero no puedo admitir que, por ejemplo el Corán, libro
sagrado de la religión islámica, sea obra del mismo Dios que habló para que se
escribiera la Biblia. Y así puedo seguir nombrando Religión tras Religión y de
sus libros sagrados. Los dioses no escriben libros. Éstos, los libros
tanto los llamados sagrados como los llamados profanos, los escribieron,
los escriben y los seguirán escribiendo personas de carne y hueso.
La lectura serena,
consciente y crítica de nuestra 'Palabra de Dios' llamada Biblia o al revés,
nos constata que hemos de considerar que todo cuanto leemos en la Biblia es
'Palabra de humanos, de personas, de hombres y de mujeres', que se atrevieron a
hablar de todo lo que tiene que ver con lo humano, lo personal, lo masculino y
lo femenino, lo que se ve y lo que se imagina, lo que nace, vive y muere, lo
que acontece en la casa única del mundo ayer y hoy y mañana. Todo es a la vez
Palabra de Dios y Palabra de Persona.
No acabaríamos de dialogar
de este asunto ni en una página, ni en una hora. Jamás se acabará por precisar
con unanimidad a qué llamamos 'palabra de dios' (y lo acabo de escribir en
minúsculas), por una sola razón, según mis alcances: Cada uno llevamos dentro a
nuestro propio dios, que nace cuando nacemos, vive cuando vivimos. crece cuando
crecemos y muere cuando morimos...
¿Por qué he escrito sobre
esto en esta presentación? Porque desde el año 2019 Francisco papa propuso,
desde su papado de autoridad, que uno de los cincuenta y dos domingos del año
se dedicara en la Iglesia y sus liturgias a 'La Palabra de Dios'. Y que
ese día fuera siempre, año tras año, el llamado domingo tercero del Tiempo
Ordinario que suele coincidir con estos días de la segunda quincena del mes de
enero. Tal vez con esta nueva tradición suceda como con la tradición de origen
franciscano del llamado 'belén navideño', con su mula y su buey. Curiosamente,
nuestro Benedicto XVI, entre otras cosas más importantes, pasará también a la
historia como quien no consiguió quitar a ese par de animales de la tradición
de los 'belenes de la Navidad'.
Creo que es
suficiente esta breve reflexión para recordar el quinto aniversario de la
iniciativa pastoral del pastor Francisco papa argentino a propósito de la
palabra (mejor, por sencillez natural, siempre en minúscula).
A continuación se
encuentran los dos comentarios sobre el relato de Mateo, el primero, y sobre el
sentido común de la mente narradora de la carta dedicada a su propia criatura
en formación permanente, el segundo.
Carmelo Bueno Heras.
Domingo 3º del Tiempo
Ordinario A (22.01.2023): Mateo 4,12-23
Desde 2019 y siendo Francisco papa, Domingo de la
Palabra de Dios
Así lo comento y comparto CONTIGO:
LEO, LEO Y LEO PARA COMPRENDER, ESCRIBIR Y RESPIRAR
Leo sin prisas el relato que se me propone para este nuevo
domingo ‘tan especial’ para Francisco papa y el dicasterio vaticano del Culto y
la Liturgia.
Leído Mateo 4,12-23, escribo mi primera reflexión o ejercicio
que consiste en contemplar en paralelo Mateo 3,1-2 con Mateo 4,17. Lo leo,
contemplo y lo escribo:
. Por aquellos días, aparece Juan el Bautista proclamando
en el desierto de Judea: Convertíos, porque ha llegado el Reino de los Cielos
(Mt 3,1-2).
. Desde entonces empezó Jesús a predicar y decir:
Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado (Mt 4,17).
Juan predica en el desierto y Jesús lo hace por toda la
Galilea, Ambos anuncian lo mismo, pero no en los mismos lugares. Ambos anuncian
que el Reino de los Cielos ha llegado. ¿Puedo traducirlo diciendo que ‘El Cielo
ha llegado’? ¿Este Reino de los Cielos estaba lejos y se ha hecho ‘cerca,
encarnado, presente, aquí? Este Evangelio del Mateo acaba diciendo que el Jesús
del Evangelista no se va a los Cielos: “Yo estoy en vosotros todos los días
hasta el fin del mundo” (Mt 28,28). ¿Puedo añadir a estas PALABRAS, estas
otras tres: real y verdaderamente? Pienso que ésta es la manera en que ‘la
Palabra de Dios se abraza con mi (nuestras) palabra(s) humana(s)’.
A la primera reflexión añado esta segunda. El relato que se
me leerá en la misa eucaristía del celebrante sacerdote se acabará en Mateo
4,23. Sé con certeza que la continuación del texto en Mateo 4,24-25 no
se me anunciará ni a mí ni a nadie de los asistentes. Nunca se nos leerán y por
eso quiero dejarlos escritos ahora y aquí:
“Con ello, la fama de Jesús llegó a toda Siria y le trajeron
todas las personas que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos
diversos, endemoniados, lunáticos (epilépticos) y paralíticos y los curó. Y le
siguió mucha gente de Galilea, de los pueblos de la Decápolis, de Jerusalén, de
Judea, y de la región del oriente del Jordán”.
Recuerdo estas palabras del relato del Evangelista porque
esta inmensa cantidad de gente es la que se va a reunir en la ladera de un
monte, al que se llamará ‘de las Bienaventuranzas’. Tal vez, en la mente
narradora de Mateo este monte sería ‘un nuevo monte Sinaí’ como aquel de los
Diez Mandamientos de Yavé-Dios que le fueron entregados al Moisés de Israel.
Toda esta novedad, para el Evangelista Mateo, se llama Jesús
de Nazaret, el Cielo en la tierra, el nuevo Israel, la alternativa al Yavé-Dios
de la Ley y del Templo y del Sacerdocio. Esto no es sencillo de explicar en
tres líneas de comentario, por eso será bueno leerse Mateo 5-9, hasta terminar
en 9,35-38. De esta manera se comprenderá que en la llamada a los cuatro primeros
seguidores de Jesús (Mateo 4,18-22), tú y yo nos sintamos también invitados al
mismo seguimiento, tarea y misión de Jesús de Nazaret. Así, aquello del Reino
de los Cielos sucede aquí y ahora, contigo y conmigo y con tantos y con aquel
Jesús, real y verdaderamente. Carmelo Bueno Heras.
CINCO MINUTOS de AIRES
BÍBLICOS
. Si se puede
decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas?
. Si se puede
decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se puede
decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
. Este ‘Cinco
minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría de tu saber
leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de tu saber
compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los cinco
minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 9ª (22.01.2023)
CON
SENTIDO COMÚN
Hoy he tenido
que hacer un justificante a mi hijo para su maestro del instituto, ya que no ha
podido asistir, porque ha ido al médico.
Evidentemente
lo he redactado con corrección, dirigiéndome a él de usted e iniciando la conversación con un
"Estimado Sr. Profesor".
Cuando mi
hijo lo ha leído se ha asombrado y me ha preguntado por qué escribía una simple
justificación con tanta corrección, ya que solo era para ‘el profe’. Y ha
añadido: "Ni que fuera el Presidente del Gobierno".
Y le he
contestado lo siguiente:
Querido
hijo, posiblemente, un maestro es una de las pocas personas en este mundo a la
que debes respeto ya que de ella depende que en el futuro seas una persona
educada y con conocimientos. De él dependen, también, los presidentes del
gobierno y cualquier otra profesión. Por sus clases han pasado todas las
personas que nos encontraremos a lo largo de nuestra vida.
Presidente
del gobierno puede ser cualquiera, como puedes ver últimamente. Maestros sólo
lo son unos pocos, dispuestos a llevar una vida de lucha y esfuerzo, para
inculcar unos valores al bien más preciado por los padres: sus hijos.
Todos los
días cedo mi sitio al maestro, durante gran parte del día, para que colabore en
tu educación, pero JAMÁS permitiría que un Presidente de Gobierno lo hiciera.
Esta es la
razón por la que le demuestro mi respeto y afecto.
Si este
justificante fuera para un Presidente de Gobierno, posiblemente ni tan solo lo
escribiría, porque a un presidente de gobierno, a cualquier presidente de
cualquier gobierno, le importa muy poco tu educación.
Mi hijo me ha
mirado sonriendo, y me ha dicho: "Tienes razón".
No se sabe quién escribió este texto. Tal vez lo hizo una MAESTRA
que no quiso dejar su huella en su nombre. Pero eso sí, lo escribió en recuerdo
del profesor fallecido en Barcelona esta semana de la primavera del mes de
abril del año 2015.
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