Viviente humano y lector
de esta página:
Puestos ya en sintonía con el
nuevo año 2023 nos invitamos a contemplar los nuevos comentarios para el
domingo día 8 de enero. El segundo domingo ya de este mes. Vamos, la
segunda semana. El tiempo tiene esa rara habilidad de no inmutarse
ante nada ni nadie. Él está, siempre está, no descansa, ni duerme ni deja de
dormir. Inasequible al desaliento. El tiempo.
A veces pienso que esto de
'el tiempo' es parecido a eso otro que llamamos 'el evangelio'. En un abrir y
cerrar de ojos el que ayer mismo, como quien dice, era un niño que
espera la llegada de sus majestades los magos y sin darnos casi ni cuenta acaba
ese niño de cumplir sus treinta años. Por esta razón, me digo o me justifico,
nos vamos a leer un relato evangélico que hemos llamado siempre 'el bautismo de
Jesús'. Por si acaso, vengo a decir desde ahora, que este hecho del bautismo de
Jesús no sucedió a los siete días de su nacimiento, ni a las siete semanas, ni
a los siete meses, ni a los siete años, sino más o menos hacia los treinta
años (por aquel entonces casi en la edad de la jubilación). ¿Curioso? Tan
curioso como el tiempo. Visto y no visto, se nos ha pasado un centón de
horas, días, semanas, meses y años. A mí, por ejemplo, setenta. Como quien
se bebe un vaso de agua.
Pues así es este primer asunto
de los comentarios del segundo domingo de enero: Jesús se bautiza de adulto.
Seguramente que, ya fallecido el muy emérito papa Benedicto, el todavía titular
del papado después de diez años en el ejercicio podría proclamar a partir de
este domingo, o del siguiente, que sería oportuno y conveniente, justo y
necesario, tomar nota de los Evangelistas que nos hablan de un Jesús de Nazaret
que se bautizó ya de mayor, y por estas poderosas razones proclamara el
inicio de la práctica religiosa católica vaticana de bautizar, desde ya
mismo, sólo a personas adultas, sólo a partir de los veinte años, por ejemplo,
o incluso de más mayor. Un hecho así no espero que suceda mientras respire. No
lo espero, aunque las neuronas me digan que lo deseo. Me conformo con dejarlo
escrito, como otros ya lo hicieron y con más peso específico humano,
intelectual y creyente antes que yo.
Y tengo otra razón
entre manos para motivar esta presentación de los comentarios. Debo ser
muy breve, porque esto se me alarga innecesariamente. Parece ser que ahora ya
caminamos con cierta seguridad por la vía de la IA (Inteligencia Artificial) e
imagino que será conveniente colocarme y colocarnos a la altura de la
tecnología dominante. En la religión católica comienza uno a ser adulto con el
bautismo de adultos, como así se nos anuncia desde el siglo primero cuando la
escritura y proclamación de los Evangelios de Jesús de Nazaret. ¿Cuándo se
empieza a ser adulto en el uso de la IA? Viendo lo que veo a mi alrededor,
desde la cuna. Y ya va siendo más que complicado volverme a los setenta a
la cuna para aprender a caminar. Tal vez, ante esta utopía tecnológica me
consuela pensar, por ahora, que esta herramienta llamada IA no sabe de
emociones ni de sentimientos y puede ser todo lo que se quiera, pero, ¡por
ahora!, sigo dudando de que sea inteligente. Ese tal instrumento artificial
solo sabe hacer aquello para lo que se le ha programado. Obediencia pura y
dura. Me digo yo, probablemente para seguir caminando sin desesperanza.
A continuación se encuentran
los dos comentarios para este domingo 8 de enero.
Carmelo Bueno Heras.
Domingo del Bautismo de Jesús A (08.01.2023):
Mateo 3,13-17
Una vez más escribo CONTIGO
¿Por qué se bautizó Jesús de Nazaret?
En estos domingos saltamos de
Evangelista en Evangelista, casi como si se tratara de un juego litúrgico. Para
este segundo domingo del mes de enero se nos invita a recordar el hecho del
bautismo de Jesús. Jesús se bautizó siendo un adulto muy adulto. Ni Marcos, ni
Mateo ni Juan dicen nada sobre la edad de su Jesús cuando decidió bautizarse.
Tan sólo el Evangelista Lucas recuerda que su Jesús fue a bautizarse con Juan,
el hijo de Isabel y de Zacarías, con treinta años cumplidos. Desde los doce ya
era Jesús un adulto. Es decir, Jesús decidió bautizarse.
Esto de que ‘Jesús decidió
bautizarse’ puede sonar bien, mal o regular. Pero es un hecho que me parece
destacable y muy relevante. ¿Por qué hoy todavía seguimos manteniendo el bautismo
de los niños en la iglesia de los seguidores de Jesús de Nazaret? ¿Tenemos
miedo a quedarnos sin relevos generacionales? A veces se me despiertan ideas
peregrinas en la tierra de mis neuronas: Ojalá abandonemos la práctica pastoral
del bautismo de los niños porque se nos va haciendo habitual la práctica del
bautismo de hombres y mujeres ‘mayores de edad’; hombres y mujeres con sus
dieciocho años bien cumplidos.
Es muy probable que, si en
nuestra iglesia seguimos bautizando niños, sigamos siendo y teniendo una
iglesia de niños. Es decir, una iglesia de seguidores de Jesús en la que
importa poco pensar y mucho obedecer. Creo que ésta es la mejor pedagogía para
que permanezca bien arraigado el llamado ‘pensamiento único’.
Leo en el texto del Evangelista
Mateo estas palabras con las que se inicia la lectura del domingo día 9 de
enero: “Entonces, aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán, donde Juan,
para ser bautizado por él” (Mateo 3,13). Este Jesús del Evangelista Mateo
lleva viviendo en la tierra de Galilea, en el norte de Israel, desde los
primeros años de su infancia, como se puede leer en el segundo capítulo de este
Evangelio de Mateo. ¿Qué hizo en todos estos años en esa región de la Galilea
que se denominaba ‘de los gentiles’?
En la página segunda de este
comentario titulada ‘Cinco minutos de aires bíblicos’ transcribo un texto
precioso de Jaime Vázquez Allegue, director de la revista Reseña Bíblica. Copio
ahora y aquí sus primeras palabras: “Alguien dijo que Jesús fue un hombre de
pueblo. Un aldeano que se había criado lejos de la ciudad. Tal vez si hubiese
nacido y vivido en Jerusalén o en otra capital del mundo, todo hubiera sido
diferente.
¿Por qué, cómo o cuándo decidió
aquel Jesús de Nazaret acudir al Jordán para que el predicador y profeta
llamado Juan lo bautizara? Nadie podrá responder con certeza esta pregunta,
porque nadie tuvo nunca la posibilidad de adentrarse en la interioridad de
aquel laico de Galilea llamado Jesús. Tan sólo se podrán expresar opiniones o
atreverse a guardar silencio ante lo imposible. El interrogante permanece. En
cambio, sí sabemos que aquel Juan Bautizador perdonaba pecados de las gentes
que acudían a él y no al Templo de Jerusalén con las ofrendas para los
sacrificios que exigía el Dios de la Ley de Moisés. Juan bautizaba gratis. Carmelo
Bueno Heras
CINCO MINUTOS de AIRES BÍBLICOS
. Si se puede
decir en un artículo de revista, ¿para qué escribir un libro de 200 páginas?
. Si se puede
decir en una página, ¿para qué escribir un artículo de revista?
. Si se puede
decir en un puñado de versos, ¿para qué escribir una página?
Este ‘Cinco
minutos de aires bíblicos’ es una semilla que confío a la sabiduría de tu saber
leer, que es despertar; de tu saber interpretar, que es cuidar; de tu saber
compartir, que es saborear. Siempre pretenderé que esta ‘semilla de los cinco
minutos’ tenga la ‘denominación de origen’ de su autor.
Semana 7ª (08.01.2023)
Galilea de los gentiles
Alguien
dijo que Jesús fue un hombre de pueblo. Un aldeano que se había criado lejos de
la ciudad. Tal vez si hubiera nacido y vivido en Jerusalén o en otra capital
del mundo, todo hubiera sido diferente. Pero no lo hizo y, por tanto, no lo
sabemos. Lo que sabemos es que su mensaje, el anuncio de salvación, tiene en
Galilea su lugar de origen y una buena parte de su razón de ser.
Galilea
está al norte. Alejada de la gran urbe que era Jerusalén. Separada de las sedes
de poder, de las injerencias del gobierno y de las influencias de una visión
ortopédica de la religión. Isaías la había identificado como la Galilea
de los gentiles (Isaías 8,23). Y es que Galilea fue siempre tierra de
paso, zona fronteriza, periferia del país, alejada de la capital, tierra
descentrada, despreciada por los más observantes de la tradición. Galilea era
una región de tránsito por la que pasaban gentes de otros países, de otras
culturas, de otras religiones.
El
caso es que, como Jesús, sus discípulos también fueron aldeanos de Galilea,
gente humilde de clase trabajadora. Jesús los eligió porque estaban en la
periferia. Quería demostrar que, para poder llegar a todos, tenía que
empezar por los últimos. Así es como Galilea se convirtió en un símbolo, el
lugar elegido para el comienzo de la misión y el escenario para “salir de la
propia comodidad para atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan
la luz del Evangelio (Evangelii gaudium 20).
Resulta
curioso descubrir que, mientras los sabios de Israel discutían si Galilea
formaba parte de la tierra prometida que Dios había dado a su pueblo, Jesús
había decidido que aquel era el mejor escenario para comenzar a anunciar la
buena noticia del Evangelio. Tal vez porque aquella noticia era tan buena que
tenía que ser escuchada primero por los últimos, por los gentiles, por los
extranjeros, por los despreciados, por los marginados. Aquellos aldeanos
galileos fueron los primeros nominados para vivir una aventura fascinante.
Jaime
Vázquez Allegue, Galilea de los gentiles, en Reseña Bíblica
116/4-2022, Editorial Verbo Divino, Navarra, página 5.
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