martes, 22 de julio de 2014

El farsante y El contrato soñado (El canto del pájaro (Anthony de Mello))

 
EL FARSANTE



La sala estaba abarrotada, en su mayoría por ancianas damas. Se trataba de una especie de nueva religión o secta. Uno de los oradores se levantó para hablar, vestido únicamente con un turbante y un taparrabos. Y habló emocionadamente acerca del poder de la mente sobre la materia y de la psique sobre el soma. Todo el mundo escuchaba embelesado. Al acabar, el orador regresó a su sitio, justamente enfrente de mí. Su vecino de asiento se dirigió a él y le preguntó en voz baja, aunque perfectamente audible: «¿Cree usted realmente lo que dice de que el cuerpo no siente nada, sino que todo está en la mente y que la mente puede ser conscientemente influida por la voluntad?».

«Naturalmente que lo creo», respondió el farsante con piadosa convicción. «Entonces», le replicó su vecino, «¿le importaría cambiarme el sitio? Es que estoy en medio de una corriente...».



Muchas veces he intentado desesperadamente practicar lo que predico.

Si me limitara a predicar lo que practico, sería mucho menos farsante.


EL CONTRATO SOÑADO



Eran las nueve de la mañana y Nasruddin seguía completamente dormido. El sol estaba en todo lo alto, los pájaros gorjeaban en las ramas y el desayuno de Nasruddin se estaba enfriando. De manera que su mujer le despertó. Nasruddin se espabiló furiosísimo: «¿Por qué me despiertas precisamente ahora?», gritó. «¿No podías haber aguardado un poco más?».

«El sol está en todo lo alto», replicó su mujer, «los pájaros gorjean en las ramas y tu desayuno se está enfriando»

«¡Qué mujer más estúpida!», dijo Nasruddin. «¡El desayuno es una bagatela, comparado con el contrato por valor de cien mil piezas de oro que estaba a punto de firmar!».

De modo que se dio la vuelta y se arrebujó entre las sábanas durante un largo rato, intentando recobrar el sueño y el contrato que su mujer había hecho añicos.



Ahora bien, sucedía que Nasruddin pretendía realizar una estafa en aquel contrato, y la otra parte contratante era un injusto tirano. Si, al recobrar el. sueño, Nasruddin renuncia a su estafa, será un santo.

Si se esfuerza denodadamente por liberar a la gente de la opresión del tirano, será un reformador.

Si, en medio de su sueño, de pronto cae en la cuenta de que está soñando, se convertirá en un hombre despierto y en un místico.

¿De qué vale ser un santo o un reformador si uno está dormido?








 


No hay comentarios:

Publicar un comentario