martes, 22 de julio de 2014

La revolución de volverse una persona digna 21072014

La revolución de volverse una persona digna

revolución
Empieza la semana, y lo mejor es comenzarla con buen pie.  Para ello, más nos vale poner primero lo primero, priorizar lo importante…  Y no hay nada más importante que desarrollar nuestra humanidad, que llegar a ser los que estamos llamados a ser.  
 
Pero este proceso exige una dedicación, un trabajo, para los que no siempre encontramos tiempo en medio de nuestra delirante y acelerada existencia…  Gran error…  Que podemos y debemos subsanar.  Porque, en nuestra vida, todo empieza por nosotros… Nuestra melodía vital depende de que afinemos adecuadamente nuestro instrumento.
 
El firme convencimiento de esta premisa es el que me hace vibrar con la siguiente cita de G. Friedmann, un autor con el que -aunque comparto muy pocas cosas- coincido completamente con ésta su recomendación:
¡Emprender el vuelo cada día!  Al menos durante un momento, por breve que sea, mientras resulte intenso.  Cada día debe practicarse un “ejercicio espiritual” -solo o en compañía de alguien que, por su parte, aspire a mejorar-.  Ejercicios espirituales.  Escapar del tiempo.  Esforzarse por despojarse de sus pasiones, de sus vanidades, del prurito ruidoso que rodea al propio nombre (y que de cuando en cuando escuece como una enfermedad crónica).  Huir de la maledicencia.  Liberarse de toda pena u odio.  Amar a todos los hombres libres.  Eternizarnos al tiempo que nos dejamos atrás.
 
Semejante tarea en relación con uno mismo es necesaria, justa semejante ambición.  Son muchos quienes se vuelcan por completo en la militancia política, en los preparativos de la revolución social.  Pero escasos, muy escasos, los que como preparativo revolucionario optan por hacerse hombres dignos.
 
Y, si no nos transformamos en nuestro mejor yo, si permitimos sobrevivir a lo peor de nosotros mismos campando a sus anchas, no deberá extrañarnos que el mundo en que vivimos se vuelva una jungla repleta de peligrosos animales salvajes.  Porque nosotros, sí, tú y yo, podemos estar entre los mayores depredadores
 
¿Cultivaremos nuestra dignidad o nos contentaremos con ser amenazadores y ávidos lobos para nuestros semejantes?  No contestes ahora, responderás cada día…  Con tus decisiones y obras…  Medita a diario…  Ayuda a ser más persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario