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Por María Denisse Fanianos de Capriles
En Venezuela estamos viviendo momentos de una gran crisis
política, económica y social. Pero sobre todo estamos viviendo una gran
crisis de valores.
El estado que nos gobierna, siguiendo el modelo comunista
cubano y chino, está controlando cada vez más todos los medios de
comunicación que existen en el país con la finalidad de silenciar las
denuncias contra la corrupción que está destrozando a Venezuela.
Esta semana viví en carne propia lo que es cercenar la
libertad de expresión. Desde hace casi 4 años escribía semanalmente en uno
de los diarios independientes más importantes de Venezuela: El Universal.
El diario fue vendido y se rumorea que lo compró gente afín
al gobierno. Esta semana se me comunicó que el Consejo Consultivo de ese
diario no podía aceptar más mis artículos.
La solidaridad que recibí por mi twitter @VzlaEntrelineas
fue inmediata. La gente se mostraba indignada. Algunos me preguntaban que
por qué me sacaban de ese diario si mis artículos no tocaban temas
políticos.
Y yo les respondía que mis artículos, al hablar de moral,
del Cielo, del infierno, al citar frases de Nuestro Señor Jesucristo y las
palabras que el Papa Francisco ha dicho sobre los corruptos, les podían
resultar sumamente incómodos a la conciencia de algunos.
Entonces se cerró una etapa de mi trabajo en ese diario,
donde pude escribir y defender la Fe “sin pelos en la lengua”; donde pude
defender con orgullo a mi santa Iglesia católica a quien este gobierno ha
insultado y atacado.
Defendí a mis obispos, a mis sacerdotes, a todos quienes
conformamos la Santa Iglesia de Dios. Escribí artículos donde transmitía
siempre alegría y esperanza para que, a pesar de los problemas, siguiéramos
adelante construyendo el reino de Dios.
Escribí sobre la defensa de la vida desde la concepción
hasta la muerte, de la familia, del cuidado a los ancianos, etc. Escribí
sobre mis predilectos, los enfermos.
Pienso que puede haber molestado a los corruptos de este
país (que gracias a Dios son pocos) aquella serie sobre corrupción que
construí con frases durísimas del Papa Francisco como las siguientes.
“Les llevan pan sucio a sus hijos”, “están hambrientos de
dignidad”, “los peores corruptos son los que ayudan a la Iglesia con una
mano y roban con la otra”, “Jesucristo nunca habló de perdonar a los
corruptos”, “hacen fiesta con el dinero de los pobres”, “llamo a los
cristianos a rezar por los corruptos para que se conviertan porque si no
los perros del infierno beberán su sangre”, etc.
Impresiona cómo este maravilloso Papa que Dios nos ha
regalado en estos momentos de nuestra historia (donde el desenfrenado
consumismo, el derroche y la corrupción están en su máximo apogeo) describe
perfectamente cómo es la vida de esta gente y cómo dan mal ejemplo a sus
hijos.
Desde que el Papa Francisco llegó a la sede de Pedro no ha
dejado de denunciarlos de forma clara, directa y muy valiente.
También ha hecho un llamado a los católicos para que
denunciemos la corrupción y las injusticias.
Una persona que se llama cristiana no puede ser cómplice de
un régimen corrupto que ha dilapidado las riquezas de una nación y que ha
hecho que millones de venezolanos vivan verdaderas tragedias ya sea por la
altísima inseguridad, por las interminables colas que deben hacer para
conseguir alimentos, por no tener acceso a medicamentos y servicios en
hospitales, etc.
Hoy quiero agradecer inmensamente a este reconocido portal Aciprensa
por haberme ofrecido (apenas se enteraron de mi expulsión en El Universal)
un espacio en su maravillosa web.
Desde aquí seguiré escribiendo y defendiendo la Verdad que
nuestro Señor Jesucristo vino a traer a la Tierra y que nuestra Santa
Iglesia Católica custodia con tanto celo.
Hoy se me abre una ventana inmensa, por donde seguiré
evangelizando (tal y como me lo pidió San Juan Pablo II en una carta en el
año 2003), y llevando la luz de Cristo a todos los rincones de la Tierra.
Mil gracias a Alejandro y a todo el equipo de Aciprensa. Mil
gracias a todos quienes me han mostrado su apoyo en estos días.
Y mil gracias a Dios por haberme permitido vivir en un país
como Venezuela donde se están cometiendo inmensas injusticias que ahora nos
toca, como cristianos íntegros que somos, denunciarlas y ocuparnos de que
se resuelvan. Eso es lo que se nos enseña en la Doctrina Social de la
Iglesia.
Algún día brillará la Libertad, la Justicia y la Paz en
nuestra amada Patria. Dios y la Santísima Virgen de Coromoto están con
nosotros y nos ayudarán.
Aprovecho para pedir a los lectores de otros países sus
oraciones por Venezuela y por tantos hermanos venezolanos que están
sufriendo las terribles consecuencias de la descarada corrupción de este
régimen totalitario.
Aquí me tendrán todas las semanas anunciando el evangelio,
difundiendo la verdad y denunciando las injusticias.
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