P. Lombardi: avanza el diálogo interreligioso
En su segundo día en Turquía, el Papa se trasladó desde Ankara a Estambul. Allí la primera etapa fue la visita a la Mezquita azul. Habla el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, p. Federico Lombardi SJ, en entrevista telefónica con nuestro compañero Sergio Centofanti:
P.- ¿Cuál es el significado para la pequeña comunidad católica el encuentro con Papa Francisco?
R.-Es un gran consuelo para ellos que el Papa venga a esta tierra donde los católicos son muy pocos: es una ocasión considerada extraordinaria; excepcional para ellos ver la cabeza de la comunidad de la Iglesia universal y también una oportunidad para estar juntos para los católicos de los diversos ritos. Algo que no es en absoluto - digamos – descontado y fácil: creo que uno de los mensajes que el Papa da en estas ocasiones, cuando viene a visitar a los católicos de Oriente, también es el de la unión, la buena colaboración entre los católicos de los diferentes ritos, que en Oriente son tantos. Aquí habitan no sólo los latinos, sino también los coptos, sirios y armenios: son por lo tanto cuatro comunidades que tienen, de alguna manera, que constituir juntos una comunidad más grande. Cuando los vimos, festivos en torno al Papa, vimos que Pedro es un signo de unidad en la Iglesia Católica.
P.- Comienza la parte ecuménica del viaje: las relaciones con los ortodoxos son muy buenas…
R.- ¡Oh sí! El Patriarca Bartolomé ya estaba presente esta mañana en el aeropuerto, en Estambul, para dar la bienvenida al Papa desde el primer momento en que puso pie en esta ciudad. El Patriarca sabe muy bien que la visita para la fiesta de San Andrés al Patriarcado y el encuentro con él son unos de los motivos determinantes para esta decisión del Papa de venir en tierra turca. Así que está muy agradecido porque es un gran apoyo para el Patriarcado, para los ortodoxos en su vivir en esta tierra, que no es fácil tampoco para ellos; y también es un gran estímulo en el camino hacia la unidad, en el ecumenismo, en el que también ellos están comprometidos como los católicos. Es un continuar una bellísima relación de amistad fraternal entre Francisco y Bartolomé, que ya había comenzado con el Papa Benedicto naturalmente, pero que ahora tiene una nueva linfa. Con esta ya son cuatro las veces que han tenido encuentros muy significativos. Lo que significa que el diálogo entre los dos líderes más importantes de la ortodoxia y del catolicismo es muy intenso y esto es una buena esperanza para la causa del ecumenismo en todo el mundo.
P.- Un breve comentario sobre la jornada de ayer…
R.- Era un poco el encuentro con un gran país no cristiano, fundamentalmente, como es Turquía, y con la situación en el Oriente Medio. El Papa expresó su estima por este pueblo y también la importancia que tiene entre Oriente y Occidente, entre Asia y Europa, ahora en las situaciones de conflicto que hay en esta región y por la acogida de los refugiados. Por lo tanto es un discurso de encuentro con un pueblo que vive también un momento delicado de su historia, en un escenario muy complejo y problemático. Y luego ha estado la dimensión – diría – muy convincente del diálogo con el Islam en el Diyanet, el Departamento de Asuntos Religiosos. Un encuentro cordial y también una conciencia de que el momento actual es un momento particularmente crucial también para el islam mundial, con sus conflictos internos, con sus problemas para hacer frente al terrorismo y al fundamentalismo. Por lo tanto los problemas que se vivieron ayer me parecieron no sólo los de la relación entre el Islam y los cristianos o las dificultades que los cristianos afrontan en tierras de mayoría musulmana, sino un compartir una situación de necesidad, de compromiso de los verdaderos creyentes - de los religiosos y de los creyentes en Dios – para la paz, para la superación de los fundamentalismos, del terrorismo, de los odios, de los conflictos, en este mundo en el que hoy vivimos. Me parece que entre el Papa y el presidente del Diyanet, se ha establecido un sentimiento profundo de conciencia de la amplitud de los horizontes, en los que hay que poner hoy el diálogo interreligioso para el bien de la humanidad. No sólo mirar a los horribles conflictos, los horribles problemas que existen en diversas partes y que deben ser sin duda condenados, medicados, superados, sino también mirar en perspectiva de las grandes confesiones religiosas en el mundo globalizado. Me parecía que había una sensibilidad común sobre la necesidad de un nuevo compromiso con el diálogo interreligioso: el Papa lo dijo en una pequeña parte durante su discurso: “tenemos que encontrar nuevas formas, también con valentía y creatividad, para el diálogo interreligioso en el mundo de hoy”. Por lo tanto, me parece que se ha dado un paso de sensibilidad común y de profundización del significado del diálogo interreligioso islámico-cristiano, que más tarde en la visita a la Mezquita de hoy, también encontró su gesto de expresión.
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