lunes, 24 de noviembre de 2014

Reto de amor: dejarte encontrar 24112014


Reto de amor: dejarte encontrar


Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EL PASTOR BUENO


Resulta que yo soy muy aficionada a poner el nacimiento (el tradicional belén) y, en estos tiempos, es fácil adquirir figuras nuevas para ampliarlo.


En los últimos años, mis padres me han regalado varias. Las Navidades pasadas les dije que me faltaban unas ovejas. Ellos hicieron suyo el deseo y el entusiasmo, pero no las encontraron. Esta temporada no se han olvidado de seguir buscando; han pasado unos días en casa de mi hermano y todo su afán era buscar ovejas. Cada día que llamaban por teléfono, me contaban una historia: que habían visto una muestra y se la iban a traer, que si habían pedido a mi hermano que buscara en internet, que si en tal almacén… Se han paseado por toda la ciudad buscando ovejas. Finalmente, las han encontrado y me las han traído.


Es increíble lo que nos podemos mover por buscar complacer a quien queremos, y lo hacemos con ilusión. Hoy en la oración, he visto en ellos un claro reflejo de Jesús el Buen Pastor. He caído en la cuenta de cómo se repite en mi vida y en la de los que me rodean esa preciosa imagen de Jesús como buen Pastor, que busca y busca hasta encontrar a la oveja que quiere incluir en su rebaño y hacerla feliz.


Es impresionante el desvelo y cuidado que pone Cristo en cada detalle. Él está siempre, unas veces me doy cuenta, otras no me entero, pero lo cierto es que está de manera incondicional, igual cuando gozo a rabiar que cuando me apeno por algo. Ya lo dice el salmo: en las verdes praderas y en las cañadas oscuras, Él va conmigo. Y, para hacerlo visible, estas ovejitas que me han traído estarán cerca del Pastor en el nacimiento, recordando que Cristo se hace hombre para poder seguirnos más de cerca hasta estrecharnos en su pecho.


Hoy el reto del amor es dejarte encontrar. No importa cómo estés, el Pastor es incondicional, sólo le mueve el amor por ti, así que tira tus murallas y cercas, y déjale abrazarte en lo más pobre de ti mismo.
¡VIVE DE CRISTO!


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