“Sin un corazón purificado, no se pueden tener manos verdaderamente limpias”, el Papa en el Ángelus
La primacía de la interioridad del corazón
(RV).- “El cumplimiento literal de los preceptos es estéril si no cambia el corazón y no se traduce en actos concretos”, afirmó el Papa Francisco en sus palabras, antes del rezo mariano, del XXII domingo del Tiempo Ordinario. Dirigiéndose a los miles de fieles y peregrinos de tantas partes del mundo, que una vez más se dieron cita en la Plaza de San Pedro, deseosos de escuchar sus palabras.
El Obispo Roma, comentando el Evangelio de San Marcos, que la liturgia presenta este último domingo de agosto, destacó «la discusión entre Jesús y algunos fariseos sobre el valor de la tradición de los ancianos. Jesús definía estas normas como preceptos de los hombres (Cfr. Mc 7,7) y que no deben ocupar jamás el lugar de los mandamientos de Dios». El Pontífice dijo, que la respuesta de Jesús a aquellos que lo cuestionaban sobre la actitud de sus discípulos de trasgredir las normas, en especial, los preceptos de la purificación exterior del cuerpo; tiene la fuerza de un pronunciamiento profético: “Porque dejando el mandamiento de Dios, ustedes se aferran a la tradición de los hombres”. Son palabras que nos llenan de admiración por nuestro Maestro, señalo el Santo Padre, porque en Él sentimos que está la verdad y que su sabiduría nos libera de los prejuicios.
En este sentido, el Sucesor de Pedro invitó a estar atentos a considerar “que el cumplimiento exterior de la ley sea suficiente para ser buenos cristianos”. Existe el peligro dijo el Papa, “de considerarnos mejores de los demás por el solo hecho de seguir las reglas, las costumbres, incluso sino amamos al prójimo, somos duros de corazón y orgullosos. El cumplimiento literal de los preceptos, añadió Francisco, es algo estéril sino cambia el corazón y no se traduce en actitudes concretas: abrirse al encuentro con Dios y a su Palabra, buscar la justicia y la paz, socorrer a los pobres, los débiles, los oprimidos”.
Prosiguiendo su exhortación, el Pontífice señaló que “Jesús focaliza la atención en un aspecto más profundo y afirma que son las cosas que salen del corazón del hombre lo que lo hace impuro”. Con esto dijo el Papa, se subraya la primacía de la interioridad, del corazón. Las actitudes exteriores son la consecuencia de cuanto hemos decidido en el corazón. La frontera entre el bien y el mal, agregó el Obispo de Roma, no pasa fuera de nosotros, sino dentro de nosotros, en nuestra conciencia. Por lo tanto, dijo el Papa, nuestro corazón debe ser purificado y convertirse. “Sin un corazón purificado, no se pueden tener manos verdaderamente limpias y labios que pronuncien palabras sinceras de amor, de misericordia, de perdón”.
(Renato Martinez - Radio Vaticana)
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