Memoria del martirio de san Juan Bautista, a quien el rey Herodes Antipas retuvo encarcelado en la fortaleza de Maqueronte, en el actual Israel, y al cual mandó decapitar en el día de su cumpleaños, a petición de la hija de Herodías. De esta suerte, el Precursor del Señor, como lámpara encendida y resplandeciente, tanto en la muerte como en la vida dio testimonio de la verdad.
En Sirmio, de Panonia, santa Basila.
En Roma, conmemoración de santa Sabina, cuya iglesia titular construida en el monte Aventino recibe su nombre, digno de veneración.
En Metz, de la Galia Bélgica, san Adelfo, obispo.
En la región de Nantes, en la Bretaña Menor, san Víctor, solitario, que vivió recluido en un pequeño oratorio, construido por él mismo junto a Bonchamp.
En Londres, en Inglaterra, conmemoración de san Sebbo, rey de los sajones orientales muy devoto del Señor, que dejó la corona y quiso morir con el hábito monacal, deseado desde largo tiempo atrás.
En París, en Neustria, san Mederico, presbítero y abad de Autun, que vivió en una celda cercana a la ciudad.
En Valencia, de España, beatos mártires Juan de Perugia, presbítero, y Pedro de Sassoferrato, religioso, ambos de la Orden de los Hermanos Menores, que enviados a predicar la fe entre los musulmanes de aquel lugar, alcanzaron la palma del martirio al ser decapitados en la plaza pública por orden del rey.
Cerca de Cracovia, en Polonia, beata Bronislava, virgen de la Orden Premonstratense, que quiso llevar una existencia humilde y retirada, y destruido su monasterio por los tártaros, vivió a solas con Dios en una choza.
En Lancaster, en Inglaterra, beato Ricardo Herst, mártir, padre de familia y labrador, que, acusado falsamente de un homicidio, por su fe en Cristo fue condenado a morir en la horca, en tiempo del rey Jacobo I.
En el litoral frente a Rochefort, en Francia, beato Luis Vulfilocio Huppy, presbítero y mártir, que encarcelado de manera inhumana, por ser sacerdote, en una vieja nave durante la Revolución Francesa, murió víctima de enfermedad.
En Waterford, en Irlanda, beato Edmundo Ignacio Rice, que con gran entusiasmo y perseverancia se entregó a la formación de los niños y de los jóvenes de condición modesta y, para el auge de esta obra, fundó la Congregación de los Hermanos Cristianos y la de los Hermanos de la Presentación.
Cerca de Renes, en Francia, santa María de la Cruz (Juana) Jugan, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanitas de los Pobres para pedir limosna para los necesitados y para Dios, pero injustamente alejada de la dirección del Instituto, pasó el resto de su vida en la oración y en la humildad.
En Cizre, Turquía, beato Flaviano Miguel Melki, presbítero de los Hermanos de San Efrén, eparquía de Jazira de los Sirios, muerto por odio a la fe.
En Valencia, en España, beato Constantino Fernández Álvarez, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que en el tiempo de persecución llevó a cabo su prueba por la fe.
En la localidad de Híjar, cerca de Teruel, también en España, beato Francisco Monzón Romero, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que, durante la misma persecución, confirmó con la propia sangre su fidelidad para con el Señor.
En Liendo, Cantabria, también en España, beato Pedro de Asúa, presbítero de la diócesis de Vitoria y mártir, testigo cruento de la fe en los años de la Guerra Civil.
En el campo de concentración de Dachau, cercano a la ciudad de Munich, en Alemania, beato Domingo Jedrzejewski, presbítero y mártir, que en el furor de la guerra, deportado de Polonia y encarcelado en aquel lugar, murió por Cristo bajo crueles torturas.
En Poznan, en Polonia, beata Sancha (Joanina) Szymkowiak, virgen, de la Congregación de las Hijas de la Virgen de los Dolores, que, en medio de las dificultades de la guerra, se ocupó con gran entrega de la asistencia a los encarcelados.
En la aldea de Santa Giulia, en la región del Piamonte, en Italia, beata Teresa Bracco, virgen y mártir, que en tiempo de guerra, cuando estaba trabajando en el campo, murió a causa de las heridas que le causaron los golpes de unos soldados, al defender valientemente su castidad.
En Trichur, India, santa Eufrasia del Sagrado Corazón de Jesús (Rosa) Eluvathingal, virgen.
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