jueves, 25 de octubre de 2018

San Crisanto y Santa Daría. Esposos. Protectores de los matrimonios

San Crisanto y Santa Daría. Esposos. Protectores de los matrimonios

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San Crisanto y Santa Daria acordaron guardar virginidad perpetua. Predicaron el amor de Cristo y lograron muchas conversiones entre la sociedad romana

 
San Crisanto y Santa Daria, fueron unos jóvenes cristianos mártires pertenecientes a la Iglesia primivita. Sus nombres aparecen en el Martyrologio Jerominiano, una lista temprana de mártires. Una iglesia fue construida en su honor sobre el lugar de sepultura de estos dos Santos mártires en Roma

Fiesta: 25 de octubre

Martirologio romano: En Roma, en el cementerio de Trasone, de la Vía Nueva Salaria, Santos Crisanto y Daria, esposos vírgenes mártires que fueron bien recibidos por el Papa San Dámaso.

Biografía de San Crisanto y Santa Daría

San Crisanto pertenecía a la nobleza, era el hijo de un senador romano, nacido en Egipto. Siendo aún joven se fue con su padre a Roma, donde por su destacada inteligencia, brilló rápidamente.
Convencido de la vanidad de la idolatría, él se comprometió, con todos los medios a su disposición, en conocer la verdad y entregar su alma de las dudas que lo afligían.
Un caballero de edad avanzada, como un gran sabio le señaló el camino. Crisanto fue con él con muchas preguntas. El anciano, Carpóforo, que era cristiano, no tuvo ninguna dificultad en abrirle los ojos al joven neófito. Crisanto abrazó al instante la verdad con ardor y se convirtió en un apóstol.
Su padre, al principio quedó atónito, se irritó y decidió llevar a su hijo de lejos de todo eso que él llamaba supersticiones y errores; pero no hubo remedio eficaz que valiese para este propósito.
El Joven Crisanto estaba enamorado de la fe del Señor. El Padre, muy irritado, y dejándose llevar por sus pasiones, hizo valer la influencia de sus socios, así que encerró a su propio hijo en su palacio y le envió a una cortesana a que lo sedujera y le quitara su pureza.
La primera mujer no tuvo éxito, así que siguió enviando a otras para que se encargaran de esta infame labor de corromperlo, pero ninguna logró su cometido.
Finalmente, una chica virgen llamada Daría, quien era sacerdotisa de un ídolo considerado como baluarte del imperio, intentó todos los artificios para corromper al joven cristiano; pero la firme fe del joven, su coraje y fuerza de voluntad hizo que ella fuese conquistada por la gracia y terminó haciéndose cristiana. Daría recibió el bautismo.

Los frutos de un matrimonio santo

Los dos cristianos se vieron unidos por los lazos de la fe, la esperanza y la caridad. Acordaron guardar el lazo de la virginidad perpetua en secreto y se unieron en Santo matrimonio.
Esta decisión provocó que el Padre de Crisanto, le otorgara la libertad, y sin saberlo, le dio los medios para continuar su predicación de Cristo, y ahora junto a su virgen esposa
Muchas conversiones entre los agentes de la sociedad romana con la que ya conocía, fueron el fruto del apostolado de estos jóvenes esposos, incluyendo la del tribuna Claudio, con su familia y setenta soldados.
Ejercieron obras de misericordia con los más necesitados y haciendo uso de sus riquezas, ayudaban a los más pobres y desvalidos.

La corona del martirio

Pero los rumores de su vida cristiana comenzaron a llegar a oídos de prefecto de Roma, quien detuvo a la joven pareja para interrogarlos.
Después de soportar muchos tormentos y crueles torturas, Crisanto fue encerrado en la prisión de Mamertine, y Daría fue enviada a una casa de mala fama.
Pero el Señor velaba tanto por ellos como ellos mismos lo había hecho con sus semejantes, y mantuvieron su pureza.
El emperador, ya irritado al extremo, ordenó que los enterraran vivos. Al parecer, este tormento fue elegido con el fin de infligir a Daría la muerte reservada para los infieles. Y así alcanzaron la corona del martirio, año 284.
Las principales reliquias de Crisanto y Daría están en la Abadía de Saint Avold en la diócesis de Metz

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