domingo, 15 de junio de 2014

Santos Vito, Modesto y Crescencia y Santa Germana Cousin.15062014

domingo 15 Junio 2014

San Vito




Santos Vito, Modesto y Crescencia
De acuerdo a la leyenda, mártires bajo Diocleciano; su festividad, 15    de Junio. El primer testimonio de su veneración es ofrecido por el "Martyrologium    Hieronymianum" (ed. De Rossi-Duchesne, 78: "In Sicilia, Viti, Modesti    et Crescentiae").El hecho que la nota está en los tres más    importante manuscritos prueba que esto estuvo también en el ejemplar    común de estos, lo cual apareció en el siglo quinto.

El mismo    Martirologio tiene bajo el mismo día a otro Vito a la cabeza de nueve    mártires, con la especificación de lugar, "En Lucana",    esto es, en la provincia Romana de aquel nombre en el Sur de Italia entre la    playa Toscana y el Golfo de Taranto. Es posible que sea el mismo mártir    Vito en ambos casos, porque solamente se dá el nombre del territorio,    no de una ciudad, como el lugar donde el mártir fue venerado. Este testimonio    de la veneración pública de estos tres santos en el siglo quinto    prueba positivamente que ellos son mártires históricos. A pesar    de eso no hay ningún informe histórico de ellos, ni de el tiempo    o de los detalles de su martirio.

Durante el siglo seis y siete una narrativa    puramente legendaria de su martirio apareció lo cual fue basado en las    leyendas, especialmente en la leyenda de Poitus, y ornamentada con las narraciones    de fantásticos milagros. Esto aún existe en varias versiones,    pero no tienen nada de valor histórico.

De acuerdo a esta leyenda Vito fue un niño de siete años de edad    (otras versiones lo ponen de doce años de edad), el hijo de un senador    pagano de Lucana. Durante la era de los emperadores Diocleciano y Maximiliano,    su padre buscó de todas la maneras, incluyendo varias formas de tortura,    hacerlo a él apostatar. Pero él permaneció firme, y Dios    lo ayudó de una forma maravillosa.

El huyó con su tutor Modesto    en una embarcación a Lucana. Desde Lucana el fue llevado a Roma para    sacar un demonio el cual había tomado posesión de un hijo del    emperador Diocleciano. Esto hizo, y aún, debido a que permaneció    firme en la Fe Cristiana, fue torturado junto con su tutor Modesto y su niñera    Crescencia. Por un milagro un ángel trajo de vuelta a los mártires    a Lucana, donde ellos murieron por las torturas que habían soportado.    Tres días después Vito se apareció a una distinguida matrona    llamada Florencia, la cual encontró los cuerpos y los enterró    en el sitio donde ellos fueron hallados.

Es evidente que el autor de la leyenda    ha conectado en su invención tres santos los cuales aparentemente sufrieron    muerte en Lucana, y fueron primero venerados en ese lugar.

La veneración de los mártires se esparció rápidamente    por el Sur de Italia y Sicilia, como se muestra por la nota en el "Martyrologium    Hieronymianum". El Papa Gregorio el Grande menciona un monasterio dedicado    a Vito en Sicilia ("Epist.", I, xlviii, P.L., LXXXVII, 511). La veneración    de Vito, el santo del grupo, también apareció tempranamente en    Roma. El Papa Gelasius (492-496) menciona una capilla dedicada a él (Jaffé,    "Reg. Rom. Pont.", 2nd ed., I, 6 79), y en Roma en el siglo séptimo    la capilla de unos diáconos estaba dedicada a él ("Liber    Pont.", ed. Duchesne, I, 470 sq.).

En el siglo octavo se dice que las reliquias    de San Vito fueron llevadas al monasterio de San Denis por el Abad Fulrad. Ellas    fueron posteriormente presentadas al Abad Warin de Corvey en Alemania, el cual    las trasfirió solemnemente a esta abadía en el año 836.    Desde Corvey la veneración de San Vito se esparció hasta Westfalia    y en los distritos orientales y del Norte de Alemania.
San Vito es invocado,    sobre todo contra la epilepsia, la cual es llamada la Danza de San Vito, y el    es uno de los catorce mártires que otorga ayuda en situaciones de problemas.    El es representado cerca de un caldero de aceite hirviendo, porque de acuerdo    a la leyenda el fue lanzado dentro de un caldero, pero escapó milagrosamente.

La fiesta de los tres santos fue adoptada en los Martirologios de los inicios    de la edad media y es también recordada en el actual Martirologio Romano    el 15 de Junio.

Acta SS., June, II, 1021-1037; MOMBRITIUS, Sanctuarium, II,    349-351; (2nd ed.), II, 634-638; Catalogus codicum hagiograph., ed. BOLLANDISTS    (Brussels), I, 11-12, 54-56; Mon. Germ. Hist.: Script., II, 576-585; Historia    translationis s. Viti, ed. STENTRUP (Munster, 1906); Bibliotheca hagiographica    latina, II, 1257- 1259; Supplementum (2nd ed.), 308-309; DUFOURCQ, Etude sur    les gesta martyrum romains, II (Paris, 1907), 165-177; KESSEL, St. Veit, seine    Geschichte, Verehrung und bildlichen Darstellungen in Jahrbucher des Vereins    fur Altertumsfreunde im Rheinlande, XLIII (1867), 152-183; SCHILDGEN, St. Vitus    und der slavische Swantovit in ihrer Beziehung zu einander in Programme (Munster,    1881).


Santa Germana Cousin.



Esta santa «sin historia», como se la denomina, es otra de las doctoras en el modo admirable y heroico de asumir el anonadamiento espiritual y el perdón. Un ejemplo de vida oculta en Cristo. Pasó su existencia sin realce social ni intelectual. Deforme de nacimiento, despreciada, maltratada, abandonada de los suyos, humillada, y destinada a vivir con los animales, en ese calvario cotidiano, que llevada de su amor a Dios le ofrecía, se labró su morada eterna en el cielo. Y de eso se trata. Algunas pinceladas de su biografía se reconstruyeron en diciembre de 1644, casi medio siglo después de su muerte, cuando se abrió la tumba para enterrar a una parroquiana y hallaron su cuerpo incorrupto. Dos vecinos, que tenían ya cierta edad y habían sido contemporáneos de la joven, echaron mano de su memoria y dieron pistas para identificarla.
 
Había nacido en Pibrac, Francia, hacia 1579 porque se piensa que falleció en 1601 cuando tenía 22 años. Su deceso se produjo en completa soledad, como había vivido, en el establo y sobre un camastro de rudos sarmientos, acompañada del ganado que custodiaba.
 
Era hija de Laurent Cousin, quien al enviudar de la madre de Germana, Marie Laroche, que falleció cuando aquélla tenía unos 5 años, contrajo matrimonio –era el cuarto para él– con Armande Rajols. Y ésta fue una auténtica madrastra para la pequeña; no tuvo ni un ápice de compasión con la niña.
 
 Germana había nacido con una pésima salud. Padecía escrófula y presentaba evidente deformidad en una de sus manos. Ante la pasividad de su padre, Armande la maltrató cruelmente ideando formas despiadadas para infligirle el mayor daño posible. Al final, la separó de su hogar, le vetó el acceso a sus hijos y la destinó al cuidado de las ovejas con las que conviviría hasta el final. Tenía 9 años cuando comenzaron a enviarla a pastorear en la montaña, seguramente con la idea de ir borrando el recuerdo de su existencia, o hacerla desaparecer bajo las fauces de los lobos. Arrinconada, considerada una nulidad para cualquier acción por sencilla que fuera, Germana tuvo dos ángeles tutelares: una iletrada sirvienta de su familia, Juana Aubian, y el párroco de la localidad, Guillermo Carné. La primera volcó en ella sus entrañas de piedad hasta donde le fue posible ya que, en cuanto vieron que podía medio valerse por sí misma, la enviaron al establo.
 
El excelso patrimonio que Juana le legó fue hablarle del Dios misericordioso. A su vez el sacerdote, hombre sin duda virtuoso y clarividente, juzgó que se hallaba ante una elegida del cielo por los signos que apreciaba en ella: bondad, espíritu de mansedumbre, y una inocencia evangélica tal que infundía una alegría ciertamente sobrenatural.
 
 La mísera ración de comida, mendrugos de pan que le echaban a cierta distancia en prevención de un eventual contagio, la compartía con los indigentes. Ni siquiera esta muestra de compasión consintió la madrastra, y un día la persiguió para darle público escarmiento. Cuando en presencia del vecindario le arrebató violentamente el delantal donde guardaba su esquilmada provisión para los pobres, quedó impactada por el prodigio que se obró en ese mismo instante. Todos vieron cómo se desprendía del modesto mandil una cascada de flores silvestres bellísimas en una estación impropia para su nacimiento y en un entorno en el que no solían brotar, anegando el suelo con sus brillantes colores.
 
Laurent despertó un día de su cobarde letargo y ofreció a Germana volver al hogar. La joven agradeció la invitación paterna, pero eligió seguir en el cobertizo. Oraba cotidianamente por la conversión de Armande, que no terminó de conquistar esta gracia hasta poco antes de morir. El párroco acogió a la santa como catequista de los niños que entendían maravillosamente las verdades de la fe a través de los ejemplos que ponía.
 
 Era asidua a la misa, rezaba el rosario y no podía evitar que fueran haciéndose extensivos los hechos milagrosos obrados a través de ella, y que ya en vida le dieron fama de santidad. Uno de estos se produjo nada más morir el 15 de junio de 1601, y fue contemplado por varios religiosos que se hallaban de paso en Pibrac.
 
 Vieron doce formas blancas que se elevaban hacia el cielo dando escolta a una joven vestida de blanco; llevaba la frente ceñida con una corona de flores. Al descubrir que había fallecido, todos supusieron que era Germana que entraba en la eternidad. Fue enterrada en la iglesia, lugar en el que siguieron multiplicándose los milagros. Los partidarios de la Revolución intentaron destruir sus restos echándoles cal viva. Pero en el siglo XVIII volvieron a hallar su cuerpo incorrupto. Pío IX la beatificó el 7 de mayo de 1854, y la canonizó el 29 de junio de 1867.




 

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