San Cástor, mártir
fecha: 28 de marzo
†: s. inc. - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. inc. - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En Tarso, ciudad de Cilicia, san Cástor,
mártir.
De san Cástor no tenemos más noticia que
la inscripción, si bien esta es realmente muy antigua y persistente, en casi
todas las variantes conocidas del Martirologio Jeronimiano, del siglo
VI. Hay diferencias en el modo como aparece inscrito según las diferentes
versiones de manuscritos: a veces acompañado de un san Doroteo, a veces en un
grupo mucho mayor. Incluso por un error de copia, en el antiguo Martirologio
Romano aparecía inscripto dos veces: el 28 de marzo y el 27 de abril.
Sin embargo, a pesar de todo esto, su
existencia y culto antiguo son innegables, aunque el nuevo Martirologio Romano
ha preferido atenerse al único dato constante, y quitar la mención de los
diferentes compañeros de martirio, así como mantener la fecha más extendida, la
de hoy, 28 de marzo. Es imposible establecer la época y circunstancias de
su martirio.
En Acta Sanctorum, marzo, III, pág 712, se
hallan las variantes de inscripción; ver Delehaye, Les origines du culte des
martyrs pág. 196, para la cuestión de la fecha.
Abel Della Costa
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?ids=1020
Santos Prisco, Malco y Alejandro, mártires
fecha: 28 de marzo
†: c. 260 - país: Israel
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
†: c. 260 - país: Israel
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de los santos mártires
Prisco, Malco y Alejandro, los cuales, durante la persecución bajo el emperador
Valeriano, vivían en una granja cerca de Cesarea de Palestina, y sabiendo que
en esa ciudad se ofrecían celestiales coronas de martirio, inflamados del ardor
divino de la fe se presentaron espontáneamente ante el juez y le reprocharon
que se ensañase tanto con la sangre de los santos, y éste, inmediatamente, los
entregó a las fieras para que los devorasen.
En la mentada persecución de Valeriano,
tres fueron los que en Cesarea de Palestina sobresalieron por su confesión de
Cristo y, arrojados como pasto a las fieras, se adornaron con el divino
martirio. Uno de ellos se llamaba Prisco, el otro Malco y el tercero Alejandro.
Se dice que éstos vivían en el campo y que primero se acusaron a sí mismos de
negligencia y cobardía por mostrarse indiferentes a los premios que la ocasión
repartía a los que ardían de celeste deseo y por no arrebatar anticipadamente
la corona del martirio; y que después de haber deliberado así, se encaminaron a
Cesarea, se presentaron ante el juez y lograron para su vida el final que
acabamos de decir.
Como puede verse, es poco lo que se puede
agregar a la noticia de estos mártires tal como la reproduce el elogio del
Martirologio Romano. El hecho está tomado de la Historia Eclesiástica de
Eusebio de Cesarea; pero a pesar de ser mártires de Palestina, no forman parte
de la narración que se nos conservó como apéndice al libro VIII (y que contiene
principalmente mártires de la persecución de Dioclesiano), sino que está en el
libro VII, a continuación del relato de unos mártires que Eusebio toma de una
carta de Dionisio de Alejandría.
Este pequeño detalle resulta importante,
porque ocurrió que la carta de Dionisio hablaba de mártires de la persecución
de Decio (249-252), mientras que Eusebio se confundió y creyó que hablaba de
mártires de la persecución de Valeriano (hacia el 260), así que no es posible
saber si estos tres mártires de Palestina, que Eusebio indica expresamente que fueron
muertos en la persecución de Valeriano, participan de la misma confusión, o
para este caso el dato es más acertado. La información es de fuente oral, pero
seguramente confiable (más allá del pequeño problema cronológico), ya que era
la patria del propio Eusebio, de donde cuidó especialmente conservar la memoria
martirial.
Este grupo de mártires, con escasas
variantes en el elogio y alguna en los nombres (por ejemplo, Marco por Malco),
es recogido en gran parte de los martirologios antiguos. Según una tradición
las reliquias se veneraban en Bononia (actual Vidin, en Bulgaria), en la
iglesia de San Juan in Monte, pero el dato es incierto.
Ver Eusebio de Cesarea, Historia
Eclesiástica VII,12, citado de la edición castellana BAC, 2008 (reimpr), trad.
y notas de Argimiro Velasco-Delgado. Acta Sanctorum, marzo, III, 711.
Abel Della Costa
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