can.: B: Pío XII 17 abr 1955 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000
país: China - †: 1900
país: China - †: 1900
En Daying, pueblo
cercano a la ciudad de Zaoqiang, en la provincia china de Hebei, san José Yuan
Gengyin, mártir, comerciante en el mercado de su localidad, que, por ser
cristiano, fue asesinado durante la persecución religiosa llevada a cabo por
los secuaces del movimiento Yihetuan.
Mártires chinos de la persecución de los «Bóxer»
Aunque pueden evocarse con el conjunto
de los mártires de la evangelización en China, las características propias de
esta persecución justifican evocarlos por separado.
En este grupo:
La época moderna de las misiones de China
comienza a mediados del siglo XIX, ya que el tratado de Nankín y otros acuerdos
internacionales abrieron al mundo exterior las puertas de China y garantizaron
la tolerancia del cristianismo en dicho país. Inmediatamente, empezó un período
de gran actividad y expansión, tanto desde el punto de vista misional como
comercial, ya que a fines del siglo, los ingleses tenían en su manos el ochenta
por ciento del comercio exterior de China. Las autoridades chinas se alarmaron
entonces ante la perspectiva de ver a su país en manos de los comerciantes
europeos, como había sucedido a la India, y reaccionaron contra los «demonios
extranjeros», a los que había sostenido hasta entonces el primer ministro Li
Hungehang.
Con la ayuda de la emperatriz madre,
Tzu-hsi, se formó una sociedad secreta para expulsar a los europeos. Los
ingleses dieron el nombre de «Boxers» a los miembros de dicha sociedad. En
1900, los boxers se levantaron en armas, pusieron sitio a las legaciones de los
países extranjeros y asesinaron a gran número de comerciantes y misioneros.
Entre las víctimas había cinco obispos, veintinueve sacerdotes, nueve
religiosas (todos europeos) y de veinte mil a treinta mil católicos. En Roma se
estudia actualmente la causa de cerca de tres mil de esos mártires: veintinueve
de ellos fueron beatificados en 1946, y varias decenas más lo fueron bajo el
pontificado de SS Juan Pablo II, principalmente en la ceremonia del 1 de
octubre del 2000; los beatificados en 1946 fueron canonizados también por SS
Juan Pablo II. En la época del levantamiento de los boxers, el vicario
apostólico de Shansi era san Gregorio Grassi, obispo titular de Ortosias. Mons.
Grassi, que tenía entonces sesenta y siete años, era originario del Piamonte y
pertenecía a la Orden de los Frailes Menores. Había trabajado como misionero en
China durante cuarenta años. En 1900, se hallaba en Taiyuanfú, en el seminario
de su vicariato. En mayo de ese mismo año, había sido nombrado gobernador de
Taiyuanfú un tal Yu Hsien, enemigo declarado de los cristianos. La situación de
éstos se hacía más peligrosa de día en día. Entre los frailes menores había un
hermano lego de constitución hercúlea, llamado Andrés Bauer, de origen
alsaciano, quien había formado parte del séptimo regimiento de coraceros de su
patria. Dicho hermano había querido organizar la resistencia armada, junto con
el mandarín cristiano Li Fu, pero sus superiores se lo habían prohibido. San
Francisco Fogolla había respondido a san Andrés Bauer: «Si Dios quiere que
seamos mártires, aceptemos su voluntad». Mons. Fogolla, que era coadjutor de
Mons. Grassi, había nacido en Toscana en 1839 y era también franciscano.
El 27 de junio, los boxers atacaron las
misiones protestantes de los alrededores. Aquella misma noche, Mons. Grassi
clausuró el seminario y ordenó a los seminaristas que volviesen a sus casas.
Sólo cinco de ellos no lo lograron; eran éstos los santos Juan Zhang, Patricio
Tong, Felipe Zhang, otro Juan Zhang y Juan Wang. El de mayor edad tenía
veintitrés años y el más joven dieciseis. Los cinco fueron arrestados en las
puertas de la ciudad y conducidos ante el prefecto, quien los exhortó a abjurar
del cristianismo. Los jóvenes se negaron firmemente. Después de algunos días de
prisión, fueron trasladados al patio de la casa de Yu Hsien.
Entre tanto, Mons. Grassi estaba muy
angustiado por la suerte de las misioneras franciscanas de María, una
congregación fundada hacía poco tiempos, que estaban bajo su protección. Para
conseguir que escaparan, les ordenó que vistiesen como las mujeres de la
región. Pero las religiosas no tenían ningún deseo de escapar y dijeron al
vicario apostólico: «No nos impidáis morir con vos, Monseñor; si somos
demasiado débiles, Dios se encargará de darnos fuerzas». La superiora era santa
María Herminia Grivot, nacida en Baume, en Borgoña, en 1866, que sólo llevaba
quince meses en China. Los testigos afirman que el valor que mostró la
superiora dio ánimo a todas las religiosas para soportar la terrible prueba.
Entre las religiosas había dos italianas, María Giuliani y Clara Nanettt; dos
francesas, María Saint Just Moreau y Natalia Kerguin; una belga, Amandina
Jeuris, y una holandesa, Adolfina Dierkx. Todas tenían entre veinticinco y
treinta y ocho años de edad. Mons. Grassi consiguió prestadas varias carretas y
ordenó a las religiosas que trasladasen a los niños del orfanato a las casas de
los cristianos; pero los soldados impidieron el cumplimiento de esa orden y,
dos días después, sacaron por la fuerza a todos los niños huérfanos. Yu Hsien
promulgó entonces un edicto por el que prohibía a los cristianos reunirse para
el culto. La madre Herminia quería hacer algo para proteger a los huérfanos,
pero las religiosas le aconsejaron que se tomase algún descanso. La superiora
respondió: «¿Descansar? ¡Ya lo haremos en la eternidad!» Los soldados pusieron
fuego a las casas vecinas, y el grupo de las religiosas con Mons. Grassi
quedaron aislados del mundo exterior.
El 5 de julio, los dos obispos y las
religiosas fueron trasladados a una casa contigua a la de Yu Hsien, junto con
los padres franciscanos Elias y Teodorico y el hermano Andrés, del que hicimos
ya mención. San Elías Facchini, que era ya anciano, había nacido en Bolonia y
había sido profesor del seminario en Shansi durante más de treinta años. San
Teodorico Balat, un francés originario de Albi, era un hombre de carácter
bondadoso y reservado que conocía perfectamente el chino y había trabajado
durante diez años en una alejada y difícil misión.
El 9 de julio, los boxers atacaron a los
protestantes que se hallaban reunidos en una casa vecina (En ese ataque
murieron treinta y tres protestantes) y los misioneros comprendieron que había
llegado su última hora. En efecto, los boxers irrumpieron en el preciso
instante en que Mons. Grassi daba la última absolución a su pequeña grey. No
hubo ninguna clase de juicio. El mismo Yu Hsien decapitó al punto a los dos
obispos. Entonces las monjas se arrodillaron a cantar el «Te Deum» y se
descubrieron el cuello para recibir el golpe de la espada. La madre Clara, que
había predicho su martirio desde tiempo atrás, fue la primera en morir. Los
tres franciscanos y los cinco seminaristas chinos perecieron por la espada.
Junto con ellos, dieron también la vida por Cristo nueve humildes criados de la
misión, que habrían podido escapar. Sus nombres, inscritos por la Iglesia en el
libro de los santos, son: Tomás Shen Jihe, Simón Chen Ximan, Pedro Wu Anpeng,
Francisco Zhang Rong, Matías Feng De, Santiago Yan Guodong, Pedro Zhang Banniu,
Santiago Zhao Quanxin y Pedro Wang Erman. Los seminaristas y las religiosas
fueron respectivamente los protomártires de los seminaristas chinos y de las
misioneras franciscanas de María. Los católicos chinos, con gran propiedad,
dieron a la casa en que se llevó a cabo el martirio el nombre de «Mansión de
Paz Celestial».
Unos días antes (4 de julio), en
Hengchufú, de la provincia de Honán, otro franciscano, el P. Cesidio
Giacomantonio, fue capturado por los boxers en el momento en que retiraba el
Santísimo Sacramento del tabernáculo, antes de abandonar su iglesia. Tras de
golpearle brutalmente, los boxers le bañaron en aceite y le quemaron a fuego
lento. San Cesidio había llegado a China siete meses antes. Fue el primer
mártir y el primer beato del colegio franciscano de San Antonio de Roma. En
cuanto se enteró del martirio del P. Cesidio, el vicario apostólico del sur de
Honán, Mons. Antonio Fantosati, se dirigió a Hengchowfú, acompañado del P. José
Gámbaro. Los boxers los reconocieron cuando navegaban poi el río, los obligaron
a desembarcar y los apedrearon en la orilla (7 de julio). San José murió
primero. San Antonio agonizó durante dos horas, hasta que un golpe de lanza
puso fin a su vida.
Para que las canonizaciones y
beatificaciones pudiesen llevarse a cabo, había que probar que habían sido
asesinados por causa de la fe (in odium fidei) y no simplemente por razones
políticas o porque la mayoría de ellos eran extranjeros, coo puede parecer a
una mirada rápida. La principal prueba fue un edicto del gobernador Yu Hsien,
que decía textualmente: «La religión europea es cruel y malvada, desprecia al
hombre y oprime al pueblo. Todos los cristianos (chinos) que no abjuren de su
religión, serán ejecutados [...] ¡ Oíd, cristianos y temblad! ¡Renunciad a esa
religión perversa! ¡Temed y obedeced! Los boxers no odian a ningún ser humano,
lo que odian es la religión».
La ceremonia de la beatificación de los
primeros mártires de 1900 tuvo lugar en la basílica de San Pedro de Roma, el 24
de noviembre de 1946. Entre los presentes se hallaban dos religiosas chinas de
la congregación de las misioneras de María, que habían sido testigos de la
ejecución de algunos de los mártires. Una de ellas, que tenía setenta años,
había estado colgada durante una hora por los pulgares y en consecuencia, había
perdido el uso de esos dedos; además, los boxers la habían obligado a beber la
sangre de una de las víctimas. La otra religiosa era nieta de uno de los
mártires.
Se conserva el testimonio escrito de
varios testigos presenciales de la ejecución de estos mártires. En 1902, se
publicó en Roma la «Vie de la Mere Marie-Hermine de Jésus et de ses compagnes»,
se trata de un volumen "in octavo" de 580 páginas, en el que se narra
detalladamente la vida de las siete religiosas. M. T. de Blarer publicó en
París, en 1946, un resumen de dicha obra (146 páginas). En ambos libros hay
algunos detalles sobre los mártires franciscanos. Véase también Les vingt-neuf
martyrs de Chine... (1946). En Missions de Scheut (1924), hay una lista
completa de los misioneros europeos martirizados en China entre 1815 y 1923.
Artículo del Butler-Guinea (México, 1964), 9 de julio: «Mártires de China II»,
con las correspondientes actualizaciones.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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