Santos Simplicio, Faustino, Beatriz y Rufo, mártires
fecha: 29 de julio
†: s. III/IV - país: Italia
otras formas del nombre: Viatrix por Beatriz
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. III/IV - país: Italia
otras formas del nombre: Viatrix por Beatriz
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma también, en el cementerio de
Generosa, santos Simplicio, Faustino, Beatriz y Rufo, mártires.
No sabemos nada de cierto acerca de estos
mártires de Roma. Según la leyenda, Simplicio y Faustino, que eran
hermanos, se negaron a ofrecer sacrificios a los dioses. Por ello fueron
golpeados, torturados, decapitados y sus cadáveres fueron arrojados al Tíber.
Otra versión afirma que perecieron ahogados en ese río. Su hermana Beatriz
recuperó los cadáveres y los sepultó en el cementerio de Generosa, en el camino
de Porto. Beatriz vivió durante siete meses con una mujer llamada Lucina, pero
fue denunciada como cristiana por sil vecino Lucrecio, que codiciaba sus
propiedades. El juez ordenó a Beatriz que sacrificase a los dioses, a lo que
ella replicó valientemente que era cristiana y que no estaba dispuesta a adorar
a los demonios. Por ello, fue estrangulada en la prisión, en la noche del 11 de
mayo, y recibió sepultura junto con sus hermanos. Dios se encargó de castigar a
Lucrecio: cierta vez, mientras celebraba una fiesta con las rentas de la
propiedad que había robado, un niño de pecho se irguió súbitamente en el regazo
de su madre y exclamó: «¡Lucrecio, eres un ladrón y un asesino; el demonio se
ha apoderado de tu alma!» Al punto el acusado entró en agonía y falleció tres
horas después.
En el siglo VI el papa León II trasladó
las reliquias de los tres mártires a la iglesia de Santa Bibiana y más tarde a
Santa María la Mayor. En este caso, como en tantos otros, el hecho del martirio
y lo auténtico del culto están fuera de duda, a pesar de los datos
extravagantes de la leyenda posterior. El Hieronymianum dice: "el 29 de
julio, en el camino de Porto, a la altura de Sextum Philippi" se celebraba
In memoria de Simplicio, Faustino y Viatrix (no Beatrix). En efecto, en 1868 se
descubrió punto al camino de Porto el cementerio de Generosa; en él había una
pequeña basílica de la época del papa san Dámaso, con algunos frescos y
fragmentos de inscripciones. En las inscripciones están los nombres de
Simplicio, Faustiniano, Viatrix y Rufiniano (o Rufo), del que las leyendas no
hablan.
Véase J. B. De Rossi, Roma Sotterranea,
vol. III, pp. 647-697; más breve es el artículo de Leclercq en Dictionnaire
d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, vol. VI, cc. 866-900. Las actas de
estos mártires, que son muy cortas, pueden verse en Acta Sanctorum, julio, vol.
VII.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 780 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2621
San Lupo de Troyes, obispo
fecha: 29 de julio
n.: c. 383 - †: c. 478 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 383 - †: c. 478 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Troyes, ciudad de la Galia
Lugdunense, san Lupo, obispo, que con san Germán de Auxerre fue a Bretaña para
combatir la herejía de los pelagianos, defendió con la oración a su ciudad del
furor de Atila y, habiendo ejercido de modo admirable el sacerdocio durante cincuenta
años, descansó en paz.
refieren a este santo: San Aventino, Santa Genoveva, San Germán de
Auxerre, San Sidonio
Apolinar, San Vicente de
Lérins
San Lupo nació en Toul hacia el año 383.
Después de seis años de matrimonio con la hermana de san Hilario de
Arles, ambos esposos se separaron de común acuerdo para
consagrarse al servicio de Dios. Lupo vendió sus posesiones y repartió el
producto entre los pobres. Después se retiró a la famosa abadía de Lérins,
gobernada entonces por san Honorato.
Pero algo más tarde, hacia el año 426, Lupo fue elegido obispo de Troyes. En su
cargo se mostró tan humilde y mortificado como antes y siguió practicando la
pobreza como si se hallase en el monasterio. Sus vestidos eran sencillísimos,
dormía en un lecho de tablas, pasaba largas horas en oración y ayunaba con
mucha frecuencia. Así vivió cincuenta años, cumpliendo celosamente sus deberes
pastorales.
En 429, cuando san Germán de
Auxerre pasó por Troyes de camino a Inglaterra, a donde iba
a combatir la herejía pelagiana, san Lupo fue elegido para acompañarle. Los dos
obispos aceptaron esa misión con tanto mayor entusiasmo cuanto que prometía ser
difícil y laboriosa. Con sus oraciones, predicación y milagros lograron
extirpar la herejía, cuando menos por algún tiempo. A su vuelta a Francia, san
Lupo se entregó con renovado vigor a la reforma de su grey. La prudencia y
piedad que desplegó fueron tan grandes que san Sidonio
Apolinar le llama «padre de padres, obispo de obispos,
cabeza de los prelados de las Galias, norma de conducta, columna de verdad,
amigo de Dios e intercesor de los hombres ante Él». San Lupo no vacilaba en
arrostrar lo peor por salvar la oveja perdida, y su apostolado tenía un éxito
que rayaba frecuentemente en lo milagroso. Entre otros ejemplos, se cuenta que
un hombre de su diócesis había abandonado a su esposa y se había ido a vivir a
Clermont. San Lupo escribió a san Sidonio, el obispo de esa ciudad, una carta
muy firme, pero al mismo tiempo de un tono tan suave y comedido que, cuando el
desertor la leyó, se arrepintió y regresó a su casa. A ese propósito comenta
san Sídonio: «¿Qué milagro mayor puede darse que una reprimenda que mueve al
pecador al arrepentimiento y le hace amar a quien le reprende?»
Por aquella época, Atila, a la cabeza de
un innumerable ejército de hunos, invadió la Galia. La invasión fue tan
bárbara, que las gentes consideraban a Atila como «el azote de Dios» que venía
a castigar los pecados del pueblo. Reims, Cambraí, Besançon, Auxerre y Langres
habían sufrido ya la cólera del invasor. La amenaza se cernía, pues, sobre
Troyes. El obispo, después de haber encomendado fervorosamente su grey a Dios,
salió al encuentro de Atila y consiguió que no entrase a la provincia, pero en
cambio, el rey de los hunos se llevó consigo a san Lupo como rehén. Después de
la derrota de los bárbaros en la llanura de Chálons, se acusó a san Lupo de haber
ayudado a Atila a escapar y el santo tuvo que salir de su diócesis y
abandonarla durante dos años, víctima de lo que podríamos llamar «histeria
anticolaboracionista». En el exilio vivió como ermitaño en un bosque, con gran
austeridad, entregado a la contemplación. Cuando la malicia de sus enemigos
cedió finalmente ante la caridad y paciencia del obispo, volvió éste a su
diócesis y la gobernó con el mismo entusiasmo de siempre, hasta su muerte,
ocurrida el año 478.
Dado que acompañó a san Germán a
Inglaterra, antiguamente se veneraba a san Lupo en ese país. Se ha puesto en
duda la historicidad de la resistencia que el santo opuso a Atila y las
consecuencias que se derivaron de ello. En todo caso, lo cierto es que los
hombres de Dios se santifican por la oración y son capaces de obrar maravillas.
Por la oración obtuvo Elías que bajase fuego del cielo, alcanzó misericordia
Manasés en la prisión, vio Ezequías restablecida su salud; la oración salvó a
los ninivitas de la catástrofe, con la oración preservaron Judit y Ester al
pueblo de Dios y, finalmente, la oración libró a Daniel de los leones y a san
Pedro de sus cadenas.
Tiempo ha que los historiadores miran con
cierta sospecha el documento que pasa por ser la más antigua biografía de san
Lupo. Bruno Krusch en su edición definitiva del texto (Monumenta Germaniae
Historica, Scriptores Merov., vol. vis, 1920, pp. 284-302) pretende haber
demostrado que dicha biografía no fue escrita antes del siglo VIII. Si ello es
cierto, poco crédito puede prestarse a una obra que narra hechos ocurridos
trescientos años antes. Según Krusch, la biografía fue escrita en la época de
los carolingios con el objeto de defender las posesiones temporales de la sede
de Troyes. Acerca de las relaciones de san Lupo con sus contemporáneos, cfr.
Acta Sanctorum, julio, vol. VII.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
accedida 917 veces
ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2622
No hay comentarios:
Publicar un comentario