miércoles, 27 de julio de 2016

Santa Antusa, monja y confesora - Santos Jorge, Aurelio y Sabigótona, Félix y Liliosa, mártires (27 de julio)

Santa Antusa, monja y confesora

fecha: 27 de julio
†: s. VIII - país: Grecia
otras formas del nombre: Anthusa
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati

En Mantinea, cerca de Claudiópolis, en la Honoríada, santa Antusa, monja, que, siendo emperador Constantino Coprónimo, por defender el culto de las sagradas imágenes sufrió la pena de azotes, tras lo cual fue desterrada, aunque, pasado un tiempo, pudo volver a la patria, donde murió en paz.
refieren a este santo: Santa Antusa

Con el nombre de Anthusa -o Antusa-, hay en la tradición cinco santas (no en el Martirologio Romano, que hay sólo dos), todas orientales. La más célebre es Anthusa de Constantinopla, hija del emperador Constantino V Coprónimo, casi contemporánea a la que hoy celebramos, y que no debe confundirse con ella. La que celebramos hoy nació al inicio del siglo VIII, probablemente en la Honoríada (provincia de Anatolia a orillas del Mar Negro); sus padres se llamaban Strategio y Febronia, y por muchos años llevó vida eremítica conforme a las enseñanzas del anacoreta Sisinnio.
Luego fundó en la zona dos monasterios, uno para hombres, en Mantinea, cerca de Claudiópolis, con una iglesia dedicada a los apóstoles, y otro para mujeres, erigido en una islita del vecino lago de Efteni-Göl, con una iglesia dedicada a la Virgen; el monasterio masculino era agregado al femenino (es decir que la abadesa regía a los dos).
Llegó el tiempo del emperador Constantino V Coprónimo (741-775), que con rigor persecutorio quiso imponer las decisiones del concilio local de Hieria del 754, que condenaba las imágenes sagradas. Los monjes fueron más castigados que el resto, y eso dio a Constantino V tan desagradable sobrenombre (en griego «kopros» significa excremento). También la virgen Anthusa fue acusada de venerar las imágenes sacras, rechazando la apostasía de los iconoclastas, y así fue duramente perseguida y enviada al exilio.
Pero Anthusa había predicho a la emperatriz Irene, mujer de Constantino V, un buen parto de gemelos, y cuando ésta dio a luz un varón y una niña, y a pesar de haber sido un parto difícil, pudo sobrellevarlo bien y llegó a un feliz desenlace, recibió de parte de la emperatriz grandes honores, e incluso se le puso el nombre de Anthusa a la niña (es la santa que mencionamos al inicio). Liberada de la persecución y vuelta célebre en todo el imperio, volvió a su monasterio de Mantinea, donde, después de haber hecho muchos milagros, entregó su alma a Dios en la segunda mitad del siglo VIII, en torno al 777.
Traducido -con escasos cambios- para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.
fuente: Santi e Beati
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012

Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2587




Santos Jorge, Aurelio y Sabigótona, Félix y Liliosa, mártires

fecha: 27 de julio
†: 852 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santos mártires Jorge, monje originario de Siria y diácono, Aurelio y Sabigótona, esposos, y Félix y Liliosa, esposos también, quienes, en la persecución desencadenada por los sarracenos, deseando dar testimonio de su fe, no cesaron de alabar a Cristo en la cárcel, en la cual fueron finalmente decapitados.

Durante el siglo VIII, los moros tuvieron en España una actitud tolerante hacia los cristianos, como la habían tenido en otras partes, en las primeras etapas de la dominación mahometana. Lo único que prohibían terminantemente a los cristianos era el proselitismo y la rebelión abierta contra la ley de Mahoma. Pero, después de la fundación del emirato independiente de Córdoba, los emires Abdherramán II (hasta el 852) y su hijo Mohamed I (852 a 886) emprendieron una verdadera persecución. Una de las víctimas más notables fue san Eulogio de Córdoba, decapitado el año 859, quien había alentado a los cristianos y asistido en la cárcel a los confesores de la fe. San Eulogio nos dejó una relación de la vida y martirio de muchos cristianos, el «Memriale Sanctorum», entre los que se cuentan los que se conmemoran en Córdoba en la fecha de hoy.
El primero de ellos Aurelio, era hijo de un moro y una española de alta posición. Sus padres le confiaron, al morir, al cuidado de una tía suya, quien educó al niño en la religión cristiana. En su juventud, Aurelio aparentaba ser mahometano, pero seguía practicando secretamente el cristianismo y logró convertir a su esposa, Sabigota, la cual tomó en el bautismo el nombre de Natalia. Un día, Aurelio vio a un mercader cristiano llamado Juan, a quien los moros paseaban por la ciudad en un burro para que sirviese de escarmiento a los cristianos, después de apalearle cruelmente por haber afirmado en público la falsedad de la religión de Mahoma. Al ver el valor de Juan, Aurelio se arrepintió de la cobardía con que hasta entonces había ocultado su verdadera religión, pero no se atrevió a hacer una confesión pública de su fe, por temor a lo que pudiera suceder a sus dos hijos pequeños. Después de hablar con su esposa, ambos decidieron consultar a san Eulogio. El santo les aconsejó que antes de confesar públicamente la fe tomasen previsiones, de suerte que sus hijos fuesen educados en el cristianismo en caso de que ellos muriesen. Aurelio y Natalia confiaron el cuidado de sus hijos al propio san Eulogio. El ejemplo de los dos esposos atrajo a la fe a un pariente de Aurelio, llamado Félix, quien había apostatado del cristianismo y se había hecho mahometano, en tanto que su esposa, Liliosa, había permanecido cristiana. Al reconvertirse al cristianismo, Félix quedaba amenazado de muerte como renegado. Los cuatro comenzaron a visitar a los cristianos cautivos; así conocieron, entre otros, al mercader Juan y a sus dos hijas, santa Flora y santa María, quienes se hallaban prisioneros en Sevilla.
Por entonces, llegó a España un monje llamado Jorge, procedente del monasterio de San Sahas en los alrededores de Jerusalén, quien había recorrido primero Egipto y luego Europa, para pedir limosna a fin de sostener su monasterio. Aurelio recibió al monje en su casa, y ambos se hicieron muy amigos. Según se cuenta, el monje Jorge no se había lavado en veinte años (era ésa una forma de penitencia más concebible en aquella época que en la nuestra). Flora y María conquistaron la palma del martirio y poco después, se aparecieron a Aurelio y Natalia y les dijeron que pronto alcanzarían, ellos también, la felicidad eterna. Interpretando la visión como una señal de la voluntad de Dios, Natalia y Liliosa manifestaron abiertamente su cristianismo al visitar las iglesias de Córdoba (donde había siete) sin velarse el rostro. Todos fueron arrestados cuando asistían a misa en la casa de Aurelio; el monje Jorge fue también hecho prisionero. Todos fueron acusados de haber apostatado del Islam, pero tal acusación no podía aplicarse al monje, ya que era extranjero. Sin embargo, cuando le iban a poner en libertad, Jorge insultó públicamente, ante el tribunal, el nombre de Mahoma y fue condenado con sus compañeros. Todos fueron decapitados delante del palacio del emir.
El Memoriale Sanctorum de San Eulogio constituye prácticamente nuestra única fuente de información; la historia de estos mártires puede leerse en el Libro II, cap 10. Cf. Florez, España Sagrada, vol. X; y Simonet, Historia de los Mozárabes de España, pp. 428 ss.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2588

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