Santa Antusa, monja y confesora
fecha: 27 de julio
†: s. VIII - país: Grecia
otras formas del nombre: Anthusa
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
†: s. VIII - país: Grecia
otras formas del nombre: Anthusa
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
En Mantinea, cerca de Claudiópolis, en
la Honoríada, santa Antusa, monja, que, siendo emperador Constantino Coprónimo,
por defender el culto de las sagradas imágenes sufrió la pena de azotes, tras
lo cual fue desterrada, aunque, pasado un tiempo, pudo volver a la patria,
donde murió en paz.
refieren a este santo: Santa Antusa
Con el nombre de Anthusa -o Antusa-, hay
en la tradición cinco santas (no en el Martirologio Romano, que hay sólo dos),
todas orientales. La más célebre es Anthusa de
Constantinopla, hija del emperador Constantino V Coprónimo, casi
contemporánea a la que hoy celebramos, y que no debe confundirse con ella. La
que celebramos hoy nació al inicio del siglo VIII, probablemente en la
Honoríada (provincia de Anatolia a orillas del Mar Negro); sus padres se
llamaban Strategio y Febronia, y por muchos años llevó vida eremítica conforme
a las enseñanzas del anacoreta Sisinnio.
Luego fundó en la zona dos monasterios,
uno para hombres, en Mantinea, cerca de Claudiópolis, con una iglesia dedicada a
los apóstoles, y otro para mujeres, erigido en una islita del vecino lago de
Efteni-Göl, con una iglesia dedicada a la Virgen; el monasterio masculino era
agregado al femenino (es decir que la abadesa regía a los dos).
Llegó el tiempo del emperador Constantino
V Coprónimo (741-775), que con rigor persecutorio quiso imponer las decisiones
del concilio local de Hieria del 754, que condenaba las imágenes sagradas. Los
monjes fueron más castigados que el resto, y eso dio a Constantino V tan
desagradable sobrenombre (en griego «kopros» significa excremento). También la
virgen Anthusa fue acusada de venerar las imágenes sacras, rechazando la
apostasía de los iconoclastas, y así fue duramente perseguida y enviada al
exilio.
Pero Anthusa había predicho a la emperatriz
Irene, mujer de Constantino V, un buen parto de gemelos, y cuando ésta dio a
luz un varón y una niña, y a pesar de haber sido un parto difícil, pudo
sobrellevarlo bien y llegó a un feliz desenlace, recibió de parte de la
emperatriz grandes honores, e incluso se le puso el nombre de Anthusa a la niña
(es la santa que mencionamos al inicio). Liberada de la persecución y vuelta
célebre en todo el imperio, volvió a su monasterio de Mantinea, donde, después
de haber hecho muchos milagros, entregó su alma a Dios en la segunda mitad del
siglo VIII, en torno al 777.
Traducido -con escasos cambios- para ETF
de un artículo de Antonio Borrelli.
fuente: Santi e Beati
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2587
Santos Jorge, Aurelio y Sabigótona, Félix y Liliosa, mártires
fecha: 27 de julio
†: 852 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 852 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Córdoba, en la región hispánica de
Andalucía, santos mártires Jorge, monje originario de Siria y diácono, Aurelio
y Sabigótona, esposos, y Félix y Liliosa, esposos también, quienes, en la
persecución desencadenada por los sarracenos, deseando dar testimonio de su fe,
no cesaron de alabar a Cristo en la cárcel, en la cual fueron finalmente
decapitados.
Durante el siglo VIII, los moros tuvieron
en España una actitud tolerante hacia los cristianos, como la habían tenido en
otras partes, en las primeras etapas de la dominación mahometana. Lo único que
prohibían terminantemente a los cristianos era el proselitismo y la rebelión
abierta contra la ley de Mahoma. Pero, después de la fundación del emirato
independiente de Córdoba, los emires Abdherramán II (hasta el 852) y su hijo
Mohamed I (852 a 886) emprendieron una verdadera persecución. Una de las
víctimas más notables fue san Eulogio de
Córdoba, decapitado el año 859, quien había alentado a los
cristianos y asistido en la cárcel a los confesores de la fe. San Eulogio nos
dejó una relación de la vida y martirio de muchos cristianos, el «Memriale
Sanctorum», entre los que se cuentan los que se conmemoran en Córdoba en la
fecha de hoy.
El primero de ellos Aurelio, era hijo de
un moro y una española de alta posición. Sus padres le confiaron, al morir, al
cuidado de una tía suya, quien educó al niño en la religión cristiana. En su
juventud, Aurelio aparentaba ser mahometano, pero seguía practicando
secretamente el cristianismo y logró convertir a su esposa, Sabigota, la cual
tomó en el bautismo el nombre de Natalia. Un día, Aurelio vio a un mercader
cristiano llamado Juan, a quien los moros paseaban por la ciudad en un burro
para que sirviese de escarmiento a los cristianos, después de apalearle
cruelmente por haber afirmado en público la falsedad de la religión de Mahoma.
Al ver el valor de Juan, Aurelio se arrepintió de la cobardía con que hasta
entonces había ocultado su verdadera religión, pero no se atrevió a hacer una
confesión pública de su fe, por temor a lo que pudiera suceder a sus dos hijos
pequeños. Después de hablar con su esposa, ambos decidieron consultar a san
Eulogio. El santo les aconsejó que antes de confesar públicamente la fe tomasen
previsiones, de suerte que sus hijos fuesen educados en el cristianismo en caso
de que ellos muriesen. Aurelio y Natalia confiaron el cuidado de sus hijos al
propio san Eulogio. El ejemplo de los dos esposos atrajo a la fe a un pariente
de Aurelio, llamado Félix, quien había apostatado del cristianismo y se había
hecho mahometano, en tanto que su esposa, Liliosa, había permanecido cristiana.
Al reconvertirse al cristianismo, Félix quedaba amenazado de muerte como
renegado. Los cuatro comenzaron a visitar a los cristianos cautivos; así
conocieron, entre otros, al mercader Juan y a sus dos hijas, santa Flora y
santa María, quienes se hallaban prisioneros en Sevilla.
Por entonces, llegó a España un monje
llamado Jorge, procedente del monasterio de San Sahas en los alrededores de
Jerusalén, quien había recorrido primero Egipto y luego Europa, para pedir
limosna a fin de sostener su monasterio. Aurelio recibió al monje en su casa, y
ambos se hicieron muy amigos. Según se cuenta, el monje Jorge no se había
lavado en veinte años (era ésa una forma de penitencia más concebible en
aquella época que en la nuestra). Flora y María conquistaron la palma del
martirio y poco después, se aparecieron a Aurelio y Natalia y les dijeron que
pronto alcanzarían, ellos también, la felicidad eterna. Interpretando la visión
como una señal de la voluntad de Dios, Natalia y Liliosa manifestaron
abiertamente su cristianismo al visitar las iglesias de Córdoba (donde había
siete) sin velarse el rostro. Todos fueron arrestados cuando asistían a misa en
la casa de Aurelio; el monje Jorge fue también hecho prisionero. Todos fueron
acusados de haber apostatado del Islam, pero tal acusación no podía aplicarse
al monje, ya que era extranjero. Sin embargo, cuando le iban a poner en
libertad, Jorge insultó públicamente, ante el tribunal, el nombre de Mahoma y
fue condenado con sus compañeros. Todos fueron decapitados delante del palacio
del emir.
El Memoriale Sanctorum de San Eulogio
constituye prácticamente nuestra única fuente de información; la historia de
estos mártires puede leerse en el Libro II, cap 10. Cf. Florez, España Sagrada,
vol. X; y Simonet, Historia de los Mozárabes de España, pp. 428 ss.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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