Santos Proceso y Martiniano, mártires
fecha: 2 de julio
†: s. inc. - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. inc. - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma, en el cementerio de Dámaso, en
el segundo miliario de la vía Aurelia, santos Proceso y Martiniano, mártires.
En Roma se veneraba a estos mártires por
lo menos desde el siglo IV. Pero no sabemos nada de cierto sobre su vida y su
martirio. Una leyenda del siglo VI, pero que no merece crédito alguno, dice que
san Pedro y san Pablo, cuando se hallaban encarcelados en la prisión Mamertina,
convirtieron con su predicación y sus milagros a Proceso y Martiniano y a otros
cuarenta guardias y éstos, a su vez, les ofrecieron la libertad. Una fuente
brotó milagrosamente en la roca para que San Pedro pudiera bautizar a los
neófitos. El jefe de la prisión, Paulino, trató de hacer apostatar a Proceso y
Martiniano; como no lograse persuadirlos a que ofreciesen incienso en el altar
de Júpiter, los sometió a crueles torturas durante las cuales los dos mártires
repetían constantemente: «¡Bendito sea el nombre del Señor!» Entonces, Paulino
los mandó decapitar. Pío Franchi de Cavalieri, estudiando a fondo estas
leyendas, demuestra que en el siglo IV no existía aún la tradición de que los
dos santos hubiesen sido carceleros de San Pedro y San Pablo; también supone
que el episodio del bautismo tuvo probablemente por origen los frescos de las
catacumbas en los que san Pedro aparece como un nuevo Moisés que hace brotar el
agua de la roca y da de beber a dos soldados, que representan a la multitud.
Según se cuenta, una mujer llamada Lucina
sepultó a los mártires en terrenos de su propiedad, junto a la Vía Aurelia, a
dos kilómetros de Roma. En el siglo IV, se edificó una basílica sobre la tumba
de estos santos. San Gregorio Magno predicó ahí su trigésima segunda homilía,
en la que afirma que en la basílica de los dos mártires los enfermos recobran
la salud, los posesos se ven libres de los malos espíritus y los perjuros son
atormentados. A principios del siglo IX, el papa san Pascual trasladó las
reliquias de Proceso y Martiniano a San Pedro, donde reposan todavía en la
actualidad, en el altar del crucero que está dedicado a su nombre.
En Acta Sanctorum, julio, vol. I, pueden
verse las pretendidas «actas» de estos mártires. Ver Pío Franchi de Cavalieri,
Studi e Testi, vol. XIX, pp. 97-98, y XXII, 35-39.
Cuadro: Andrea Camassei: San Pedro bautiza a los santos Proceso y Martiniano, Pinacoteca Vaticana, c. 1630.
Cuadro: Andrea Camassei: San Pedro bautiza a los santos Proceso y Martiniano, Pinacoteca Vaticana, c. 1630.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2207
Santos Liberato, Bonifacio, y compañeros, mártires
fecha: 2 de julio
fecha en el calendario anterior: 17 de agosto
†: 484 - país: África Septentrional
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 17 de agosto
†: 484 - país: África Septentrional
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Conmemoración de los santos mártires
Liberato, abad, Bonifacio, diácono, Servo y Rústico, subdiáconos, Rogato y
Septimio, monjes, y el niño Máximo, quienes en Cartago, durante la persecución
desencadenada por los vándalos bajo el rey arriano Hunerico, por confesar la
verdadera fe católica y un solo bautismo fueron sometidos a crueles tormentos y
muertos a golpes de remo en la cabeza mientras estaban tendidos sobre los leños
donde los iban a quemar, y así concluyeron el curso de su admirable combate,
recibiendo del Señor la corona del martirio.
refieren a este santo: San Liberal
Hunerico, el rey vándalo -y arriano- de
África, publicó en el séptimo año de su reinado un edicto contra los católicos
y mandó demoler todos los monasterios. Siete monjes que vivían cerca de Capsa,
en la provincia de Bizacene, fueron convocados a Cartago. Sus nombres eran:
Librado o Liberato, abad del monasterio; Bonifacio, diácono; Servo y Rústico,
subdiáconos; Rogato, Séptimo y Máximo, monjes. Como se les hiciesen magníficas
promesas si abrazaban el arrianismo, los monjes respondieron al unísono:
«Confesamos que hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. En cuanto a
nuestros cuerpos, haz de ellos lo que te parezca y guárdate las riquezas
perecederas que nos ofreces». Entonces el juez mandó que se los encadenase y se
los encerrase en una mazmorra.
Cuando el rey lo supo, redobló
tiránicamente la pena impuesta por el juez y poco después los mandó quemar
vivos. Los perseguidores hicieron lo imposible por tentar a Máximo, que era muy
joven (en realidad era uno de los alumnos de los monjes, el Martirologio Romano
dice «niño»), pero Dios, que hace brotar alabanzas de la boca de los niños, le
dio la fortaleza necesaria para vencer la tentación. En efecto, el joven
declaró que jamás lograrían apartarle del abad y de sus hermanos. El juez mandó
llenar de leña un viejo navio y obligó a los mártires a embarcarse en él; pero
todos los intentos de los perseguidores por incendiar la nave fracasaron.
Entonces, el propio Hunerico dio la orden de desembarcar a los confesores de
Cristo y de romperles el cráneo a mazazos.
Todos los datos que poseemos acerca de
estos mártires provienen de una pasión que se atribuía antiguamente a Víctor de
Vita. En Acta Sanctorum, agosto, vol. III, puede verse el documento con algunos
comentarios.
Imagen: Los tres jóvenes en el horno (Dn 3), en una representación catacumbal del año 206, en Roma.
Imagen: Los tres jóvenes en el horno (Dn 3), en una representación catacumbal del año 206, en Roma.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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