Diálogo con Jesús
Señor de mi vida,
quiero confesarte hoy como mi Rey y mi todo, como quien vino a mi vida para
llenarme de dichas y gracias que jamás había imaginado. Antes me sentía sólo,
perdido y derrotado pero en Ti he encontrado fuerzas para luchar en mi vida y
aquellas oscuridades que me cubrían, hoy las veo derrotadas por tu amor. Tú
eres un Dios fiel, un Dios vivo siempre presente, jamás ausente, que tiende la
mano y no deja caer a ninguno de los suyos. Gracias Señor, gracias. Mi corazón
ahora permanece firme y siente que tu preciosísima Sangre lo ha lavado con el
caudal de sus consuelos. Gracias por escuchar siempre mis oraciones y por no
dejarme solo en medio de las tormentas. Ven, mi Dios, con la fuerza de tu
Palabra para para que renueves las fuerzas de mi vida para salir siempre
bendecido en cada situación que viva. Amén
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