Misioneras y mártires
(ADI).- Las Misioneras Agustinas en Buenos Aires (Argentina) eligieron el día de la Virgen de Guadalupe, 12 de diciembre, para dar gracias a Dios por la beatificación de dos de sus religiosas mártires en Argelia, Esther Paniagua y Caridad Álvarez Martin.
Los Nazarenos recibimos la invitación y quisimos hacernos presentes para unirnos a ellas en la Santa Misa que se celebró en el Colegio “Madre del Buen Consejo”.
Las religiosas fueron beatificadas en Argelia el pasado 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, junto a Mons. Pierre Claverie, obispo de Orán (Argelia) y 19 religiosos martirizados entre 1994 y 1996.
Caridad y Esther eran de nacionalidad española, la primera de León y la segunda de Burgos. Fueron destinadas a Argelia desde muy jóvenes y allí quisieron quedarse cuando se desató una crisis de violencia en 1990.
En el proceso de discernimiento en el que debían decidir si quedarse o marchar de la misión, la Hna. Esther dijo: “Nadie puede quitarnos la vida, porque nosotras ya la hemos entregado”.
Estas palabras eran un resumen de su entrega incondicional a Jesucristo y a las almas. Como Nuestro Señor podían con toda verdad afirmar que nadie les quitaba la vida…porque ellas ya la habían donado por entero a Dios por medio de sus votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia; por una vida inmolada día a día en el Santo Sacrificio con Cristo, por Él y en Él.
Así, el Señor quiso coronar esta entrega con el derramamiento de su sangre en tierra argelina, en esa tierra que se había transformado en su segunda patria. La mañana del 23 de octubre de 1994, a metros del convento de las Hermanas de Charles de Foucauld, donde participarían de la Santa Misa, ambas cayeron por los disparos de alguien que pasó en un auto. Pocos metros atrás venían las otras dos hermanas, una de ellas la Madre María Jesús Rodríguez, Superiora Provincial quien había ido para visitar a la comunidad ese momento tan crucial de discernimiento.
Dios dispuso en su providencia que ese día se celebrara la Jornada Mundial de las misiones (DOMUND), por lo cual, podemos decir que la muerte de Caridad y Esther fue un signo para la tierra argelina y la Iglesia toda.
Ellas, disponiéndose a participar de la Santa Misa, subieron el Calvario con Jesús y con Él se ofrecieron al Padre por la salvación de las almas, los amados hijos que Dios les había encomendado en su vida religiosa y misionera.
Al finalizar la Santa Misa en Buenos Aires, hubo un ágape durante el cual pudimos hablar con una de las hermanas Agustinas que estuvo en la misión de Argelia y que vivió con las hermanas mártires. Resaltó en ellas la ardiente caridad que las empujaba en su vida de misión entre los más necesitados y el deseo que tenían de dar testimonio de la fe en Jesucristo en medio de un pueblo musulmán.
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