Memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, el cual, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio que, movido por el ardor de dilatar el Evangelio, anunció diligentemente a Cristo a innumerables pueblos en la India, en las Molucas y otras islas, y después en Japón. Convirtió a muchos a la fe y, finalmente, murió en la isla de San Xon, en China, consumido por la enfermedad y los trabajos.
Conmemoración de san Sofonías, profeta, que en los días de Josías, rey de Judá, anunció la ruina de los impíos en el día de la ira del Señor, y robusteció con la esperanza de la salvación a los pobres y menesterosos.
En Tánger, de la Mauritania Tingitana, san Casiano, mártir.
En Chur, de la Recia, entre los helvecios, san Lucio, eremita.
En Winchester, en Inglaterra, sepultura de san Birino, el cual, enviado a Gran Bretaña por el papa Honorio, tuvo su primera sede en Dorchester y difundió con empeño el anuncio de la salvación entre los sajones occidentales.
En Londres, en Inglaterra, beato Eduardo Coleman, mártir, que por haber abrazado la fe católica fue acusado falsamente de conspirar contra el rey Carlos II y, seguidamente, ahorcado en Tyburn, donde, aún con vida, le descuartizaron.
En Trento, de la región del Véneto, beato Juan Nepomuceno De Tschiderer, obispo, el cual administró aquella Iglesia con el ardor evangélico de la fe, pero con comprensión, y en tiempo de aflicción dio a su grey un admirable testimonio de amor.
En Santander, en el monasterio trapense de Viaceli, beatos Pío Heredia Zubía, prior, Amadeo García Rodríguez, Valeriano Rodríguez García, Juan Bautista Ferris Llopis, presbíteros; Álvaro González López, monje y Antonio Delgado González, novicio; mártires de la fe en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
En Karaganda, en la República de Kazajistán, beato Vladislav Bukovinskij, presbítero.
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