Juan XXIII y Juan Pablo II ¿Por qué son santos?
RV).- (se actualizó con audio) «Son dos grandes», «canonizarlos juntos es un Mensaje para la Iglesia», le escuchamos decir al Papa Francisco, cuando volvía de la JMJ de Río de Janeiro, respondiendo a preguntas sobre la canonización tan esperada de los Papas Roncalli y Wojtyla. Y, este martes las palabras del Papa Bergoglio volvieron al recuerdo de tantas personas. Mientras, en Roma se vive cada vez con mayor intensidad la preparación de este histórico momento, los postuladores de los dos Papas santos ofrecieron un encuentro, titulado: ¿Por qué son santos? El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y de nuestra emisora, el Padre Federico Lombardi, señaló que es el comienzo de un camino que culminará el próximo Domingo de la Divina Misericordia, con la celebración que presidirá el Papa Francisco, cuyo magisterio recuerda los rasgos de sus amados predecesores. El Padre Giovangiuseppe Califano, Postulador de la Causa de Juan XXIII y Monseñor Slavomir Oder, Postulador de la Causa de Juan Pablo II, fueron presentando la santidad de estos dos pontífices. Su amistad con Cristo, su fe, profunda, popular, afianzada en la oración, la Palabra de Dios; su caridad, humildad, mansedumbre y su fervor mariano. Sin olvidar su entrega a la Providencia y la Iglesia. Ambos Padres y Pastores. El Padre Manuel Dorantes sintetizó en español las intervenciones.
El Padre Giovangiuseppe Califano recordó el ‘Diario del Alma’ y los escritos del Papa Roncalli, – cuyo lema episcopal era ‘Obediencia y Paz’ - su unión con Jesús, su recogimiento, el rezo del rosario y su devoción mariana. A los 21 años decía: «Dios me quiere obediente y santo. Y yo debo serlo». Luego siendo Obispo de Roma decía: «Todos me llaman Santo Padre. Yo debo serlo».
También el joven Karol Wojtyla era visto ya como un santo por sus mismos compañeros, que lo llamaban futuro santo, dijo Mons. Slavomir Oder, haciendo hincapié en que Juan Pablo II decía que «todo hombre tiene que vivir su vida de tal forma que sea una manifestación de la gloria de Dios». La oración del Papa polaco, su característica mística, su caridad, su alma entregada a la misión y su anhelo de cercanía al pueblo.
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