lunes, 1 de diciembre de 2014

Ejercicio (AUTOLIBERACIÓN INTERIOR) Anthony de Mello

Ejercicio
Piensa en algo que hayas hecho en el pasado y que al recordarlo tengas sentido de culpabilidad. Entiende que, como para ti lo que hacías tenía una parte de agrado, esa parte no te dejó ver tu injusticia o pudo más que ella. Tú actuabas bajo los efectos de la programación; paralizado e hipno­tizado por ella, creías que tu felici­dad estaba en hacer aquello, ¿no? A ver si eres capaz de ver lo que suce­dió como consecuencia de una enfer­medad de la que quieres sanar.

Si te das cuenta de ello, es que des­piertas a la realidad, es que te estás sensibilizando y, en donde hay sen­sibilidad -apertura hacia la ver­dad-, no puede haber pecado. Pue­des estar enfermo y necesitar curar­te, despertarte más a la realidad, pero si ya lo puedes observar, señal de que lo estás consiguiendo. Ya sabes el porqué de tu obrar así.

A ver si eres capaz de perdonarte tú, sin más sentido de culpabilidad ni resentimiento. Si de verdad has com­prendido la situación y aceptado tu papel en ella, ya no habrá remordimien­to ni rechazo alguno al recordarlo.
Ahora piensa en algún rechazo, ofensa o injusticia que has recibido de otro. ¿Era una ofensa? ¿O es que tu miedo y tu inseguridad hicieron que te sintieras ofendido? Es posible que el otro no supiese obrar debida­mente, pero piensa que, al actuar así, a quien hizo más daño fue a sí mis­mo, no a ti. ¿Eres capaz de verlo?

El otro es inocente, aunque en ese momento haya reaccionado ofuscada­mente, como un loco. Pero lo impor­tante es que él no está capacitado para ofenderte, ni con palabras, ni con acti­tudes, ni con gestos. Es tu inseguridad la que se sintió atacada e hizo que tus mecanismos de defensa se pusieran en guardia. Recompón la situación y ve­rás cómo es así.


¿Qué es el pecado? Existe el peca­do, pero es un acto de locura. Tú pre­ocúpate de desmontar tu programación y no te preocupes de lo que te digan.

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