Santos Ciro y Juan, mártires
fecha: 31 de enero
†: s. IV - país: Egipto
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. IV - país: Egipto
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
También
en la ciudad de Alejandría, santos mártires Ciro y Juan, los cuales, después de
muchos tormentos, fueron decapitados por confesar a Cristo.
patronazgo: patrono de los
médicos (Ciro)
Ciro
era un médico de Alejandría a quien el ejercicio de su profesión había dado
múltiples ocasiones de atraer a los paganos a la fe de Jesucristo. Juan, que
era árabe, al saber que una dama llamada Anastasia y sus tres hijas eran
torturadas en Canopo de Egipto, por el nombre de Cristo, fue a dicha ciudad
para animarlas a sufrir, acompañado de Ciro. Ambos fueron aprehendidos y
cruelmente golpeados; los verdugos les quemaron los costados con antorchas
encendidas y echaron sal sobre sus heridas, en presencia de Anastasia y sus
hijas, quienes fueron también torturadas. Finalmente, las cuatro mujeres fueron
decapitadas, mientras que a Ciro y Juan se les cortó la cabeza algunos días más
tarde, el 31 de enero. Las Iglesias siria, egipcia, griega y latina veneran la
memoria de los mártires.
Sobre
estos santos que, al igual que Cosme y Damián, fueron venerados en Grecia como
médicos que no cobraban honorarios, existe abundante literatura. Entre ella,
sobresalen tres breves discursos de San Cirilo de Alejandría y un panegírico de
San Sofronio, patriarca de Jerusalén (638). En dicho panegírico, se encuentran
algunos datos sobre una práctica semejante a la incubación, tan común en los
templos de Esculapio. La autoridad de los escritos de San Sofronio, que había
sido curado en el santuario de los mártires Ciro y Juan, descansa en parte sobre
las citas que se hallan en los documentos del segundo Concilio de Nicea, en
787. San Cirilo narra un hecho interesante: para acabar con los ritos
supersticiosos de Isis que sobrevivían todavía en Menuthi de Egipto a
principios del siglo V, el mejor medio que encontró San Cirilo fue trasladar a
dicha ciudad las reliquias de los santos Ciro y Juan. El gran santuario que fue
construido en Menuthi se convirtió en un famoso sitio de peregrinación. El
nombre actual de la ciudad es Abukir, célebre por la victoria del almirante
Nelson en 1798 y por el desembarco de Sir Ralph Abercrombie en 1801. Abukir es
un nombre derivado de Ciro, el primero de nuestros mártires. Por extraño que
parezca, en los alrededores de Roma existe la pequeña iglesia de Santa Passera,
nombre que también proviene de una transformación del de San Ciro: Abbáciro,
Pácero, Passera.
Ver
P. Sinthern, en Romische Quartalschrift, vol. XXII (1908), pp. 196-239; H.
Delehaye, en Analecta Bollandiana, vol. XXX (1911), pp. 448-450, y Legendes of the Saints
(1907), pp. 152 ss.; P. Peeters, en Analecta Bollandiana, vol. XXV
(1906), pp. 233-240; y BHG., pp. 33-34. Los discursos de San Cirilo se hallan
en Migne, PG., vol. LXXVII, c. 1110; ahí mismo se encuentra también el relato
de San Sofronio, cc. 33-79.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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o última modificación relevante: ant 2012
Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=387
San Geminiano de Módena, obispo
fecha: 31 de enero
†: s. IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
†: s. IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
En
Módena, ciudad de la Emilia, san Geminiano, obispo, que condujo a su Iglesia
del error de los arrianos a la fe ortodoxa.
No
es posible determinar la fecha exacta de su episcopado. Los estudios más recientes
lo colocan entre el 342-44 y el 396. Es considerado originario del territorio
de Módena y, probablemente, de familia romana, como indica su nombre.
La
tradición nos cuenta que era diácono del obispo Antonio, a quien sucedió por
deseo unánime de sus conciudadanos, y que para escapar de tal grave deber huyó
de Módena, pero encontrado enseguida, tuvo que plegarse a la voluntad de Dios.
Su gobierno, siempre según la tradición, fue particularmente fructífero: la
conversión total de la ciudad al cristianismo y la consagración de los templos
paganos al nuevo culto. Estas noticias se confirman en las condiciones
generales de aquellos tiempos, ya que es precisamente en el siglo IV cuando se
realiza esa maduración ambiental que puso finalmente al cristianismo por sobre
el paganismo, y que llevó a Teodosio I a proclamar el cristianismo religión
oficial del imperio y desterrar el culto pagano.
Geminiano
es presentado como un hombre de mucha oración y piedad, y también es recordado
por su poder sobre los demonios, y por esta razón la fama de su santidad lleva
su nombre hasta la corte de Constantinopla, a donde viaja para devolver la
salud a la hija del Emperador. Sin embargo este episodio debe considerarse
seguramente legendario, ya que es recurrente en las vidas de santos de aquella
época.
Las
reliquias de este santo fueron trasladadas a la nueva catedral de Módena el año
1106. El reconocimiento de las mismas, realizado en 1955, ha demostrado que el
sarcófago que las contiene actualmente es sin duda en el que fue puesto el
cuerpo del santo tras su muerte. De hecho, este sarcófago tiene todas las
características y refleja todas las condiciones de decadencia de finales del
siglo IV, tal como lo menciona san Ambrosio en su carta a Faustinum,
describiendo el estado miserable de abandono en el que se encuentran las
ciudades antes florecientes de la Emilia, entre ellas Módena, que él visitó. Y
es en medio de tanta desolación que se manifiesta la grandeza de Geminiano, y
ésta es la razón fundamental de un culto más que milenario, y de las
apasionadas expresiones de la antigua liturgia de Módena, que lo invoca como
defensor contra la adversidad: «a qui nos ab errore duxit ad rectum tramitem,
habeamus defensorem contra cunctam adversariam potestatem» (que tengamos como
defensor contra todo poder adversario a aquel que nos ha conducido del error al
recto camino).
Sintetizado
y traducido para ETF de un artículo de Giuseppe Russo en Enciclopedia dei
santi. Ver Acta Sanctorum, 31 de enero, y Anal. Boll, vol. xv, (1897), p. 745.
fuente: Santi e Beati
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