San Lídano, abad
fecha: 2 de julio
†: 1118 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío VI 9 abr 1791
hagiografía: Santi e Beati
†: 1118 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío VI 9 abr 1791
hagiografía: Santi e Beati
En Sezze, en el Lacio, san Lídano, abad,
fundador del monasterio de este lugar, que con sus monjes procuró el
saneamiento de las tierras circundantes, para librarlas de la malsana fiebre
palúdica.
El santo abad nació en el tercer decenio
del siglo XI en «Civitas Antena», la actual ciudad de Antino, en la provincia
italiana de L'Aquila; a los nueve años entró a formar parte del monasterio de
Montecassino. Llegado a su mayoría de edad, una parte del patrimonio heredado
de la familia fue destinado, con el asentimiento del abad Richerio I
(1038-1055) de Montecassino, a la construcción de un monasterio con una iglesia
junto a él, en las faldas del monte Antoniano, en el corazón de las Marismas
Pontinas, diócesis de Sezze. La zona conserva aun el nombre de Quarto San
Lidano, ya que vivió en este monasterio por setenta y dos años, y fue abad del
mismo.
Lidano murió en 1118 y fue sepultado en la
iglesia de su cenobio, donde permaneció hasta la destrucción de la iglesia,
ocurrida durante las luchas del emperador Federico II y el papado, en la
primera mitad del siglo XIII; las reliquias fueron entonces trasladadas a la
catedral de Sezze, por voluntad del obispo Drusino. Otros actos oficiales nos
recuerdan el culto que se le tributaba en la zona pontina: en 1312 la más
grande de las campanas de la catedral, que todavía existe, fue dedicada a san
Lidano, y en 1473 el magistrado de la ciudad se comprometió, con acta notarial,
a ofrecer cada dos años en honor al santo un cáliz de plata.
El papa León X (1475-1521) confirmó el
culto y organizó la fiesta establecida por los estatutos de la ciudad de Sezze;
en 1606 fue el reconocimiento de las reliquias, con la construcción de un nuevo
altar, completado en 1672, con una valla en madera dorada. San carlos de Sezze,
franciscano en 1670, llevaba siempre consigo una reliquia del santo, y con ella
bendijo al enfermo papa Clemente IX. Pío VI, el 9 de abril de 1791, concedió
oficio propio y la solemne festividad el 2 de julio. Un códice del siglo XIV,
conservado en el archivo capitular de Sezze, contiene la más antigua imagen de
Lidano (que se reproduce aquí), junto con la narración de su vida, en la que es
representado en hábito monacal benedictino, con sus manos en la Regla y con el
báculo abacial.
Traducido para ETF de un artículo de
Antonio Borrelli.
fuente: Santi e Beati
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2211
Beato Pedro de Luxemburgo, obispo
fecha: 2 de julio
fecha en el calendario anterior: 4 de julio
n.: 1369 - †: 1387 - país: Francia
canonización: B: Clemente VII 1527
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 4 de julio
n.: 1369 - †: 1387 - país: Francia
canonización: B: Clemente VII 1527
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Villeneuve, cerca de Aviñón, en
Francia, tránsito del beato Pedro de Luxemburgo, obispo de Metz, siempre
entregado a la penitencia y a la oración.
Pedro era hijo de Guido de Luxemburgo,
conde de Ligny, y de Maquilda de Châtillon. Nació en 1369 y quedó huérfano a
los cuatro años. Como se distinguiese por su piedad e inteligencia, a los diez
años fue enviado a proseguir sus estudios en París. Por un abuso tan común en
aquella época, fue nombrado inmediatamente canónigo de la catedral de
Notre-Dame. Entre 1380 y 1381, pasó varios meses en Calais como rehén por su
hermano mayor, que había caído prisionero de los ingleses. Pedro procuraba
progresar seriamente en humildad y perfección. Eso era lo que buscaba en todas
sus acciones y no las dignidades eclesiásticas. Pero Clemente VII, el Pontífice
de Aviñón, a quien Francia consideraba como el verdadero papa en el «gran
cisma», le nombró, en 1384 (¡a los 15 años!), obispo de Metz y, dos meses más
tarde, le elevó al cardenalato, pues el poder de la familia de Pedro hacía
conveniente que se le tomase en consideración.
A fin de poder tomar posesión de su sede,
ocupada por los partidarios de Urbano VI, Pedro tuvo que reunir, muy contra su
voluntad, un ejército. Pero toda su santidad no era suficiente pura suplir la
falta de las órdenes sagradas, ya que Pedro era sólo diácono, y aunque estaba
nombrado, no podía ser aun ordenado obispo; así pues, se le dio por auxiliar a
un fraile de Santo Domingo, y éste fue consagrado obispo. Pedro emprendió, con
dicho fraile, la visita de su diócesis, y en todas partes corrigió los abusos y
dio muestras de celo y de prudencia. Pero las vicisitudes políticas le
obligaron pronto a salir de Metz y, en el otoño de 1386, Clemente VII le
convocó a Aviñón.
Pedro continuó ahí su vida de penitencia,
hasta que el Pontífice le ordenó que se moderase para no acabar con su salud.
El beato respondió sencillamente: «Santo Pudre, yo voy a ser toda mi vida un
siervo inútil, pero lo menos que puedo hacer es obedecer». A partir de
entonces, se dedicó a suplir la penitencia con la limosna. Su liberalidad era
tan grande, que su bolsa estaba siempre vacía; su mesa era frugal, su casa
modesta, su mobiliario sencillo y sus vestidos pobres. Aunque parecía imposible
distribuir más limosnas, el beato encontró todavía la manera de regalar a los
pobres los muebles de su casa y de vender su anillo episcopal. En la colegiata
de Nuestra Señora de Autun hay un cuadro antiguo que representa al beato en
éxtasis, con las siguientes palabras, que él solía repetir: «Desprecio del mundo.
Desprecio de ti mismo. Alégrate de ser despreciado, pero no desprecies a
nadie».
A principios de 1387, como su salud se
hallase muy resentida, Pedro tuvo que ir en busca de mejor aire a Villenueve,
en la otra ribera del Ródano. Ahí murió el 2 de julio, en la cartuja en la que
se había hospedado, después de escribir una carta a su querida hermana Juana.
Su tumba se convirtió pronto en un sitio de peregrinación y en ella tuvieron
lugar varios milagros. El Papa Clemente VII le beatificó en 1527. El Beato Pedro
tenía dieciocho años al morir.
En Acta Sanctorum, julio, vol. I, se
encontrará la mayor parte del proceso de beatificación, que es la principal
fuente de información. Se trata de un documento de excepcional importancia,
pues se conservan muy pocas colecciones medievales de las deposiciones de los
testigos en los procesos de canonización. Por extraño que parezca, la mayoría
de esas colecciones se refieren a santos jóvenes que pertenecían a familias
reales o de la alta nobleza. Citaremos como ejemplos a Pedro de Luxemburgo, a
San Luis de Anjou, (quien fue consagrado obispo de Toulouse y murió a los
veintitrés años de edad), y a Santa Margarita de Hungría, que murió antes de
cumplir los veintinueve años. La obra de H. Frangois, Vie du B. Pierre de Luxembourg
(1927), es una corta biografía basada en el proceso de beatificación.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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