Santa Edilburga, abadesa
fecha: 7 de julio
†: 695 - país: Francia
otras formas del nombre: Ethelburga, Etelburga, Edelburga, Aubierge
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 695 - país: Francia
otras formas del nombre: Ethelburga, Etelburga, Edelburga, Aubierge
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Ebreuil, en la región de Meaux, en
Aquitania, santa Edilburga, abadesa del monasterio de Faremoutiers, que, siendo
hija del rey de los anglos orientales, dio gloria a Dios con su severa
abstinencia y su perpetua virginidad.
patronazgo: protectora de los embarazos, y
contra el reumatismo.
refieren a este santo: San Paulino de
York
Santa Edilburga era una de las hijas de
Anna, rey de Anglia oriental, como santa Etelreda.
Recibió la gracia de la vocación religiosa y se trasladó a las Galias con su
medioliermana, santa Setrida. Santa
Burgundófara las recibió en la abadía, conocida más larde
con el nombre de Faremoutier, en el bosque de Brie. Setrida sucedió a la
fundadora en el cargo de abadesa. A la muerte de Setrida, Etelburga pasó a
ocupar el puesto. Entonces comenzó a construir una nueva iglesia paara la
abadía, pero murió antes de verla terminada. Fue sepultada allí, pero como la
construcción no se prosiguió después de la muerte do la santa, su cuerpo fue
trasladado, siete años más tarde, a la iglesia de San Esteban, aún en perfecto
estado de conservación.
El Martirologio Romano y algunos
martirologios ingleses mencionan a santa Etelburga, y su nombre aparece también
en el martirologio francés, bajo la forma francesa de Aubierge. Con ella vivió
también su sobrina santa Ercongota, hija de Erconberto, rey de Kent, y de santa
Sexburga. Beda dice que la razón por la que éstas y otras santas ingresaron en
la vida religiosa en los monasterios de Faremoutiers, Celles y otros de la
Galia, fue que había muy pocas instituciones de ese tipo en el país de los
anglos.
La principal fuente es la Historia
Ecclesiástica de Beda, lib. III,8; ver también las notas de Plummer. Cf.
Stanton, Menology, pp. 13-14, 319-321, 324; y sobre todo H. M. Delsart, Ste
Fare (1911), pp. 112-113 y 181-185. En el calendario santoral anterior se
conmemoraban en este mismo día a santa Ercongota y santa Setrida, sin embargo,
parece que no hay evidencias de culto antiguo de estas dos, por lo que el nuevo
Martirologio ha dejado sólo a santa Edilburga. En algunos santorales se
identifica a santa Setrida con santa Sexburga (que sería su madre, en el
esquema de Beda).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace:http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2272
San Willibaldo de Eichstätt, monje y obispo
fecha: 7 de julio
fecha en el calendario anterior: 7 de junio
n.: c. 700 - †: 787 - país: Alemania
otras formas del nombre: Willebald, Wilibaldo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 7 de junio
n.: c. 700 - †: 787 - país: Alemania
otras formas del nombre: Willebald, Wilibaldo
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Dryopolis (Eichstätt), en Franconia,
san Willibaldo, obispo, el cual, habiendo profesado como monje, peregrinó a lo
largo de lugares santos y muchas regiones para renovar en ellos la vida
monástica, hasta que san Bonifacio le ordenó obispo de esta ciudad e hizo de él
un valioso colaborador en la evangelización de Germania, pues convirtió a
muchos pueblos a Cristo.
refieren a este santo: San Bonifacio de
Maguncia, San Gregorio III, San Ricardo, San Sola, Santa Waldburgis, San Winebaldo de
Hildesheim
Wlllebaldo nació alrededor del año 700, en
el reino del occidente de Sajonia. Fue hijo de san Ricardo,
y por lo tanto, hermano de los santos Winebaldo y Walburga.
A los tres años de edad, se desesperaba de que conservase la vida, porque había
sido atacado por una gravísima enfermedad. Cuando todos los remedios naturales
resultaron inútiles, sus padres le tendieron al pie de una gran cruz que se
levantaba en un lugar público, vecino a la casa de la familia; ahí hicieron,
ante Dios, la solemne promesa de que, si el niño vivía, le consagrarían a su
divino servicio. La criatura quedó curada inmediatamente. Ricardo dejó a su
hijo al cuidado del abad del monasterio de Waltham, en Hampshire. Willebaldo no
volvió a salir de ahí hasta el año de 720, cuando acompañó a su padre y su
hermano en una peregrinación, como se relata en la vida de san Ricardo.
En Roma, padeció de fiebre palúdica y,
tras de permanecer algún tiempo en la ciudad, partió de nuevo con sus
compañeros para visitar los Santos Lugares que Cristo había bendecido con su
presencia mientras vivió en la tierra. El viaje comenzó con la travesía hasta
Chipre y de ahí prosiguió hacia Siria. En Emesa (Homs) los sarracenos
sospecharon que san Willebaldo era un espía y lo apresaron, junto con sus
compañeros, pero al poco tiempo, todos fueron puestos en libertad, porque el
magistrado dijo al quedar frente a ellos: «Con frecuencia he visto hombres de
la parte de la tierra de donde éstos vienen a visitar nuestro país. Os aseguro
que no tratan de hacernos ningún daño y sólo desean cumplir con sus leyes».
Después de aquella aventura, se fueron a Damasco y de ahí a Nazaret, Caná, el
Monte Tabor, Tiberíades, Magdala, Cafarnaún, las fuentes del Jordán (donde
Willebaldo advirtió que el ganado mayor era distinto al del Wessex, puesto que
tenía «lomos muy largos, patas cortas, los cuernos largos y hacia arriba y eran
todos de un solo color»), el desierto de la Tentación, Galgal y por fin,
Jerusalén. Ahí se detuvo Willebaldo durante algún tiempo para venerar a Cristo
en los lugares donde había obrado tan grandes misterios, y para ver las
maravillas que hasta hoy se muestran a los piadosos peregrinos. También visitó
famosos monasterios, «lauras» y ermitas, con el deseo de aprender e imitar las
prácticas de la vida religiosa, a fin de adoptar los medios que le pareciesen
más convenientes para la santificación de su alma. Luego de una corta
permanencia en Belén, visitas a las ciudades de la costa, a Samaría, a Damasco
y varias más a Jerusalén, se embarcó por fin en Tiro, permaneció largo tiempo
en Constantinopla, y llegó a Italia antes de que terminara el año de 730.
Willebaldo decidió establecerse en el
célebre monasterio de Monte Cassino, que acababa de ser reparado por órdenes
del papa san Gregorio II. El ejemplo del peregrino inglés contribuyó a
reintegrar a los monjes en el espíritu original de su santa regla, durante los
diez años que vivió ahí; a decir verdad, todo indica que Willebaldo desempeñó
un papel muy importante en el restablecimiento de la observancia en Monte
Cassino. Después de aquel período, estuvo de visita en Roma, donde fue recibido
por el papa san Gregorio III,
quien se interesó en sus viajes y se sintió atraído por el carácter sencillo y
apacible de Willebaldo y le pidió que fuese a Alemania para unirse a la misión
de su compatriota san Bonifacio.
Tan pronto como pudo, partió hacia Turingia donde el santo lo ordenó sacerdote.
Desde aquel momento, emprendió su tarea en la región de Eichstätt, en
Franconia, con tanto empeño, que el éxito más extraordinario coronó sus
esfuerzos.
En vista de que no era menor su poder en
las palabras que en las obras, poco después de haber llegado, san Bonifacio le
consagró obispo y le puso a cargo de una nueva diócesis cuya sede se instaló en
Eichstätt. El cultivo de un terreno espiritual tan árido como aquel, fue una
tarea ardua y penosa para Willebaldo; pero su paciencia y su energía superaron
todas las dificultades. Comenzó por fundar, en Heidenheim, un monasterio doble,
cuya disciplina era la de Monte Cassino, y en el que su hermano, san Winebaldo,
gobernaba a los monjes y su hermana, santa Walburga, a las monjas. Aquel
monasterio fue el centro desde el que se organizó y condujo el cuidado y la
evangelización de la diócesis. En él, Willebaldo encontró refugio para
descansar de los trabajos de su ministerio. Pero su deseo de soledad no
menguaba la solicitud pastoral por su rebaño. Estaba siempre atento a todas sus
necesidades espirituales; a menudo visitaba cada aldea e instruía a sus gentes
con celo y caridad infatigables, hasta que «aquel campo tan árido e inculto,
floreció pronto como una verdadera viña del Señor». Willebaldo vivió más tiempo
que su hermano y su hermana; gobernó a su rebaño durante unos cuarenta y cinco
años, antes de que Dios le llamara a su seno. Innumerables milagros fueron los
premios a su virtud, y su cuerpo fue sepultado en su catedral, donde yace
todavía.
El material literario sobre la vida de san
Willebaldo es extraordinariamente abundante y digno de confianza. Contamos,
sobre todo, con la narración de sus primeros años de existencia, de sus viajes
y observaciones (el Hodoeporicon), cuidadosamente escrito por Hugeburca, una
inglesa, parienta del santo y que fue monja en Heidenheim. El mejor de los
textos, se encuentra en Pertz, MGH. Scriptores, vol. XV. Pero hay además varias
biografías cortas y muchas referencias en cartas, estudios, etc. Todos los
datos de mayor importancia se encontrarán en Mabillon, vol. III y en los
bolandistas, Acta Sanctorum, julio, vol. II. Vease también
W. Levison, England and the Continent in the Eighth Century (1946).
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Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
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