Santos Áquila y Prisca o Priscila, santos del NT
fecha: 8 de julio
†: s. I
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
†: s. I
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de los santos esposos
Águila y Prisca o Priscila, colaboradores del apóstol Pablo, a quien acogían en
su casa y por cuya protección expusieron sus propias vidas.
refieren a este santo: Santa Prisca de
Roma
En Romanos 16,3-4 se recoge un conmovedor
saludo de san Pablo: «Saludad a Prisca y Aquila, colaboradores míos en
Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en
agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad».
Lamentablemente, no sabemos a qué ocasión se refiere cuando dice que expusieron
sus cabezas para salvarle. Por lo que leemos en Hechos 18, acompañaron a san
Pablo a Éfeso, y se establecieron allí, así que podría ser en la «revuelta de
los plateros», o en alguna otra de las «agitadas aventuras» del Apóstol de los
Gentiles.
Priscilla es sólo el diminutivo de Prisca,
así que la identidad entre la pareja que se nombra tres veces en las paulinas
(el ya mencionado Romanos 16,3; 1Cor 16,19 y 2Tim 4,19) y la que aparece en
Hechos 18 está asegurada. Poco más conocemos de ellos que lo que se nos cuenta
en Hechos: eran judíos huídos de Roma por el decreto de expulsión de los judíos
al que se refiere también el historiador romano Suetonio en su «Vida de
Claudio» (n. 25): «...expulsó de Roma a los judíos por las continuas
peleas a causa de un tal Cresto...», que normalmente se entiende que se
refiere a las discusiones -muchas veces violentas- entre los judíos y los
judeocristianos, que en esa época (estamos en el año 49) eran todavía una misma
religión, al menos formal y legalmente. Así que no podemos saber si Aquila y
Prisca eran ya cristianos (juedocristianos) o se convirtieron por la
predicación de Pablo.
Fueran judíos o judeocristianos, venían de
la gentilidad, y posiblemente vivían un judaísmo más «abierto al mundo» que el
palestinense, que tanto rechazaba a Pablo. Poco puede agregarse a lo que dice
Hechos 18,2-3: «Se encontró con un judío llamado Aquila, originario del
Ponto, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, por haber
decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma; se llegó a ellos y
como era del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. El oficio
de ellos era fabricar tiendas». Por supuesto, que diga allí que era «un
judío», ni afirma ni niega que fuera un cristiano, sólo los sitúa dentro de las
dos clases que maneja Hechos: los judíos y los gentiles.
Más tarde acompañaron a Pablo a Éfeso,
aunque allí se separaron de él, lo que sugiere la idea de que ellos se
establecieron en esa ciudad. Unos versículos después los vemos evangelizando,
en efecto,s e nos cuenta de un judeocristiano, Apolo, que estaba muy
entusiasmado con Jesús, pero que sólo conocía el bautismo de Juan (hubo todo un
grupo dentro de la Iglesia inicial que sólo conocía -o reconocía- el bautismo
de Juan), Priscila y Aquila completarán la iniciación crsitiana de este judío:
«Al oírle Aquila y Priscila, le tomaron consigo y le expusieron más exactamente
el Camino» (Hecho 18,26).
Allí termina todo lo que sabemos de ellos.
Una última -cronológicamente hablando- mención de la pareja la tenemos en
2Timoteo 4,19, en un saludo («Saluda a Prisca y Aquila y a la familia de
Onesíforo»); como se trata de una carta tardía, muy probablemente
pseudoepigráfica (es decir, escrita con el nombre de Pablo, pero cuando ya
había muerto), no podemos saber qué partes provienen del propio san Pablo, y
por lo tanto a qué contexto pertenecen los saludos, ni si la presencia de esos
nombres en la epístola significa que ellos se establecieron por siempre en
Éfeso (ya que la carta se dirige allí).
Cualquier introducción a Hechos, a Romanos
o a la vida de san Pablo mencionará a estos colaboradores; sugiero como siempre
-sin ninguna exclusividad- el Comentario Bíblico San Jerónimo (1970), o el
Nuevo CBSJ (2004), cualquiera de lso dos entra en detalles sobre los personajes
mencionados por san Pablo o Hechos. Eusebio también los menciona (HE II,18,9),
pero no agrega más que lo que dice Hechos. Sobre la cuestión del «Titulus
Sanctae Priscae» véase el artículo del Butler correspondiente a santa Prisca,
al parecer una santa romana del mismo nombre que la que conmemoramos hoy.
Abel Della Costa
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
Estas biografías de santo son propiedad de
El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace:http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2287
Santa Gliceria, mártir
fecha: 8 de julio
fecha en el calendario anterior: 13 de mayo
†: s. inc. - país: Turquía
otras formas del nombre: Glyceria
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 13 de mayo
†: s. inc. - país: Turquía
otras formas del nombre: Glyceria
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Heraclea, de Tracia, santa Gliceria,
mártir.
Las «Actas» griegas, único documento que
poseemos sobre esta santa, son desgraciadamente muy poco fidedignas. Lo único
que podemos afirmar es que santa Gliceria fue una virgen cristiana que sufrió
el martirio en Heraclea Póntica (en la actual Turquía), a fines del siglo II.
La leyenda presenta los rasgos
característicos de ese tipo de fábulas: según ella, Gliceria era hija de un
senador romano que vivía en Trajanópolis de Tracia. La santa confesó
abiertamente la fe ante el prefecto Sabino, quien ordenó a los soldados que la
llevasen a ofrecer sacrificios en el templo de Júpiter. En vez de obedecer,
Gliceria derribó la estatua de oro del dios y la hizo pedazos. Los verdugos la
colgaron por los cabellos y la azotaron con varillas de acero, pero no
consiguieron hacerle daño alguno. Entonces la encarcelaron y la privaron de
todo alimento, pero un ángel le llevaba diariamente la comida. La santa fue
arrojada en un horno, pero las llamas se apagaron al punto. Finalmente, los
verdugos le arrancaron los cabellos y la echaron a las fieras, pero Gliceria
murió antes de que éstas la tocasen.
En Heraclea se erigió una espléndida
iglesia en su honor. Delehaye hace notar que está perfectamente probado que en
Heraclea se tributaba culto a la santa desde muy antiguo. El emperador Mauricio
visitó su santuario en 591 y Heraclio en 610; además, las actas de los cuarenta
Mártires de Heraclea, afirman que el sepulcro de santa Gliceria era un centro
de devoción.
Ver Acta Sanctorum, mayo, vol. III y
Delehaye, Origines du Culte des Martyrs (pp. 244-245). Cf. Byzantinische
Zeitschrift, vol. VI, (1897), pp. 96-99.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
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