viernes, 8 de julio de 2016

Santos Áquila y Prisca o Priscila, santos del NT - Santa Gliceria, mártir (8 de julio)

Santos Áquila y Prisca o Priscila, santos del NT

fecha: 8 de julio
†: s. I
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa

Conmemoración de los santos esposos Águila y Prisca o Priscila, colaboradores del apóstol Pablo, a quien acogían en su casa y por cuya protección expusieron sus propias vidas.
refieren a este santo: Santa Prisca de Roma

En Romanos 16,3-4 se recoge un conmovedor saludo de san Pablo: «Saludad a Prisca y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad». Lamentablemente, no sabemos a qué ocasión se refiere cuando dice que expusieron sus cabezas para salvarle. Por lo que leemos en Hechos 18, acompañaron a san Pablo a Éfeso, y se establecieron allí, así que podría ser en la «revuelta de los plateros», o en alguna otra de las «agitadas aventuras» del Apóstol de los Gentiles.
Priscilla es sólo el diminutivo de Prisca, así que la identidad entre la pareja que se nombra tres veces en las paulinas (el ya mencionado Romanos 16,3; 1Cor 16,19 y 2Tim 4,19) y la que aparece en Hechos 18 está asegurada. Poco más conocemos de ellos que lo que se nos cuenta en Hechos: eran judíos huídos de Roma por el decreto de expulsión de los judíos al que se refiere también el historiador romano Suetonio en su «Vida de Claudio» (n. 25): «...expulsó de Roma a los judíos por las continuas peleas a causa de un tal Cresto...», que normalmente se entiende que se refiere a las discusiones -muchas veces violentas- entre los judíos y los judeocristianos, que en esa época (estamos en el año 49) eran todavía una misma religión, al menos formal y legalmente. Así que no podemos saber si Aquila y Prisca eran ya cristianos (juedocristianos) o se convirtieron por la predicación de Pablo.

Fueran judíos o judeocristianos, venían de la gentilidad, y posiblemente vivían un judaísmo más «abierto al mundo» que el palestinense, que tanto rechazaba a Pablo. Poco puede agregarse a lo que dice Hechos 18,2-3: «Se encontró con un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia, y con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma; se llegó a ellos y como era del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. El oficio de ellos era fabricar tiendas». Por supuesto, que diga allí que era «un judío», ni afirma ni niega que fuera un cristiano, sólo los sitúa dentro de las dos clases que maneja Hechos: los judíos y los gentiles.
Más tarde acompañaron a Pablo a Éfeso, aunque allí se separaron de él, lo que sugiere la idea de que ellos se establecieron en esa ciudad. Unos versículos después los vemos evangelizando, en efecto,s e nos cuenta de un judeocristiano, Apolo, que estaba muy entusiasmado con Jesús, pero que sólo conocía el bautismo de Juan (hubo todo un grupo dentro de la Iglesia inicial que sólo conocía -o reconocía- el bautismo de Juan), Priscila y Aquila completarán la iniciación crsitiana de este judío: «Al oírle Aquila y Priscila, le tomaron consigo y le expusieron más exactamente el Camino» (Hecho 18,26).
Allí termina todo lo que sabemos de ellos. Una última -cronológicamente hablando- mención de la pareja la tenemos en 2Timoteo 4,19, en un saludo («Saluda a Prisca y Aquila y a la familia de Onesíforo»); como se trata de una carta tardía, muy probablemente pseudoepigráfica (es decir, escrita con el nombre de Pablo, pero cuando ya había muerto), no podemos saber qué partes provienen del propio san Pablo, y por lo tanto a qué contexto pertenecen los saludos, ni si la presencia de esos nombres en la epístola significa que ellos se establecieron por siempre en Éfeso (ya que la carta se dirige allí).
Cualquier introducción a Hechos, a Romanos o a la vida de san Pablo mencionará a estos colaboradores; sugiero como siempre -sin ninguna exclusividad- el Comentario Bíblico San Jerónimo (1970), o el Nuevo CBSJ (2004), cualquiera de lso dos entra en detalles sobre los personajes mencionados por san Pablo o Hechos. Eusebio también los menciona (HE II,18,9), pero no agrega más que lo que dice Hechos. Sobre la cuestión del «Titulus Sanctae Priscae» véase el artículo del Butler correspondiente a santa Prisca, al parecer una santa romana del mismo nombre que la que conmemoramos hoy.
Abel Della Costa
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace:http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2287




Santa Gliceria, mártir

fecha: 8 de julio
fecha en el calendario anterior: 13 de mayo
†: s. inc. - país: Turquía
otras formas del nombre: Glyceria
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

En Heraclea, de Tracia, santa Gliceria, mártir.

Las «Actas» griegas, único documento que poseemos sobre esta santa, son desgraciadamente muy poco fidedignas. Lo único que podemos afirmar es que santa Gliceria fue una virgen cristiana que sufrió el martirio en Heraclea Póntica (en la actual Turquía), a fines del siglo II.
La leyenda presenta los rasgos característicos de ese tipo de fábulas: según ella, Gliceria era hija de un senador romano que vivía en Trajanópolis de Tracia. La santa confesó abiertamente la fe ante el prefecto Sabino, quien ordenó a los soldados que la llevasen a ofrecer sacrificios en el templo de Júpiter. En vez de obedecer, Gliceria derribó la estatua de oro del dios y la hizo pedazos. Los verdugos la colgaron por los cabellos y la azotaron con varillas de acero, pero no consiguieron hacerle daño alguno. Entonces la encarcelaron y la privaron de todo alimento, pero un ángel le llevaba diariamente la comida. La santa fue arrojada en un horno, pero las llamas se apagaron al punto. Finalmente, los verdugos le arrancaron los cabellos y la echaron a las fieras, pero Gliceria murió antes de que éstas la tocasen.
En Heraclea se erigió una espléndida iglesia en su honor. Delehaye hace notar que está perfectamente probado que en Heraclea se tributaba culto a la santa desde muy antiguo. El emperador Mauricio visitó su santuario en 591 y Heraclio en 610; además, las actas de los cuarenta Mártires de Heraclea, afirman que el sepulcro de santa Gliceria era un centro de devoción.
Ver Acta Sanctorum, mayo, vol. III y Delehaye, Origines du Culte des Martyrs (pp. 244-245). Cf. Byzantinische Zeitschrift, vol. VI, (1897), pp. 96-99.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente enlace: http://www.eltestigofiel.org/lectura/santoral.php?idu=2288

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