LA NAVIDAD DE SAN MATEO SEGÚN OLIVER
DE CÓMO SE MONTA UN NACIMIENTO
San Mateo cuenta una historia y como es catequista, la interpreta, que es lo que debe hacer un catequista. Primero debe exponer los hechos y segundo debe exponerlos de forma tal que la forma de exponerlos sea también catequética. San Mateo es por tanto doblemente catequista, primero por la forma de contarnos el hecho de la Navidad y después por cómo lo cuenta, que es mejor todavía.
San Mateo destina su evangelio a las comunidades judías, y ciertamente se pregunta ¿Cómo se lo voy a contar? (Adviértase que estamos en el año 70, más o menos). Esta comunidad es muy seria y muy fiel, pero muy sectaria. Son cristianos convencidos que para serlo, hay que pasar por el judaísmo necesariamente. San Mateo aprovecha la historia para su explicación y aprovecha la genealogía: "Todos nuestros padres, le esperaban. Todos caminaron desde Egipto, por el desierto, caminaron toda la vida camino de la Creación, paso a paso, esperando que el Mesías llegara".
Sigue contando San Mateo: "Había en esos tiempos, un pretor de Roma que se llamaba Cirino, que quiso saber cuántos habitantes había en su demarcación, y obligó a todos los judíos a empadronarse", Otra vez el caminar, el movimiento, San Mateo pone a los judíos en movimiento. Como José era de la estirpe de David, y era originario de Belén, tuvo que ir de Nazaret, donde él vivía, a empadronarse en Belén.
Así tenemos a José y a María, su esposa, que esperaba un niño, poniéndose en marcha en un burro alquilado. O sea, que es posible, que San Mateo, se invente el decreto de Cirino para desplazar a José y su familia de Nazaret a Belén, es muy posible. Los quiere hacer mover, eso es todo, para que los judíos se enteren de que Cristo nace en movimiento, y no en fijeza. Ya están en marcha.
Como van a Belén, que está al lado de Jerusalén, naturalmente pasan por Jerusalén, donde los judíos, que le escuchan (a San Mateo), tienen todos a sus padres. Es la capital. En Jerusalén estaba el rey Herodes, un hombre cruel pero con mucha gloria, y estaban los sabios: los fariseos, los saduceos, los escribas, los sacerdotes. San José, María y el burro pasan por Jerusalén y no paran. ¡Fíjense! La bofetada que San Mateo da a los judíos. Todos estaban muy bien instalados. Herodes en su trono, los fariseos en su gobierno, los sacerdotes en sus escrituras. Todos estaban muy seguros. Van los tres del borrico, llaman a la puerta y que no se abre la puerta.
¿No sería normal que llegando el Mesías, viniera entre los sumos sacerdotes? Pues ya ves, en toda Jerusalén, que es la capital de toda nuestra civilización, no hubo ni una triste puerta que se abriera para Él, dice San Pablo. Asi que los pobres del burro, siguieron camino a Belén Y en el camino les nació el niño. ¿Se puede decir más crudamente? Y, si quieres, se puede decir un poco mejor: en un agujero sin puertas.
Y nace el Niño. San Mateo hace una selección de personajes. Se enteraron que nació el Mesías unos pastores, que son transhumantes impenitentes, que se mueven siempre, recorren y patean la tierra. Unos angelitos que se descolgaban por las estrellas, y unos magos, despreciados babilónicos, que ni judíos eran, y que emprendieron un camino que les costó semanas y meses hasta que llegaron a Belén. E incluso, se puso en movimiento, más inteligente que los judíos, una estrella. Pastores que se mueven por sistema; magos, que no son judíos, malditos por tanto, pero que se mueven; una estrella y unos ángeles, esto es todo. Si quieres un poco de detalle: un burro y un buey. Mejor que un judío que no se mueve es un buey que se mueve, eso es Io que está diciendo San Mateo, ¿te enteras?
La colocación de las figuras, en torno al nacimiento de Cristo, es la línea de la historia: Cristo que viene en movimiento. En torno de Él sólo se colocan gentes en movimiento. Los que no se movieron, no estaban allí. Cristo viene en movimiento. Si no, no viene. Los que no os movéis, no tenéis Navidad. Y cuando ha llegado, acuden a Él solamente gente que se mueve. Luego, si no os movéis tampoco llegaréis a la Navidad. Los que no se mueven, no solamente no se enteran de que ha venido, sino que le matan, Herodes (la autoridad). Los que no se mueven son enemigos de Él.
Así que, queridos judios, si estáis instalados en la inmovilidad cristiana, no solamente es que sois inmóviles y no estaréis en Belén, es que llegará un día en que traicionaréis al niño de Belén, y le querréis matar, porque os va a molestar.
La lección es brutal. El cristiano es el que camina siempre, como el burro, y como los pastores, o como los magos, o como las estrellas, o como los ángeles, que se descuelgan desde el cielo. Éstos llegan a Belén. Luego la inmovilidad es anticristiana, y aquel que le da un sentido estable, a la larga es enemigo del cristianismo. Por tanto aquellos de vosotros que se han hecho cristianos y creen que ya están terminados de hacer, instalados en su cristianismo, por buenos que sean, a la larga son enemigos de Cristo.
La conclusión que debemos sacar es que aquel catequista que enseñe un cristianismo fósil, instalado, un cristianismo de Herodes, de fariseos, o de escribas, cerrará las puertas a Cristo y creará una vejez en su interior y al final esta vejez le empujará a desprenderse del Señor, y a matarle. Así que, moraleja es aquel cristiano, por fervoroso que sea, que se instala inmóvil en su cristianismo, está engendrando en sí un enemigo de Cristo.
TODA LA CREACIÓN SE PONE DE PIE EN NAVIDAD
San Mateo, en su narración, está montando un pesebre. En el pesebre las ovejas, el pastor, los magos, la estrella, todos están orientados en torno a la cueva de Belén. Si no hubiera cueva, no habría pastores, no habría río, ni mares. Toda la creación se pone de pie orientada hacia el agujero de la cueva. La explicación del paisaje del pesebre, está en este agujero, eso es todo. La explicación de la historia del mundo está en este agujero. Navidad es la explicación de la historia del mundo. Este paisaje te remite a un centro, Cristo, que es la explicación de toda la historia.
Veamos cómo explica San Mateo toda la historia. La explica, primero, caminando. Cristo va viniendo, todo lo que sucedió a nuestros padres, miles de años antes de Cristo, les sucedía como una profecía, como los pasos que suenan acercándose hacia un final. Cristo es la explicación de la historia, pero porque se mueve, por tanto un Cristo situado en Belén de forma definitiva no sería la explicación de la historia. El niño Jesús nació en Belén, pero estuvo muy poco tiempo allí y San Mateo le desplaza a Egipto. Posiblemente no es real, Egipto tiene otra intención en San Mateo, pero lo importante es que le desplaza rápidamente. Segundo, Cristo es la explicación de la historia también porque en torno a él se mueven todos. Los que no se mueven son enemigos suyos.
Se pueden sacar dos consecuencias, primero, el profetismo que existió antes de la venida de Jesús y segundo, el cambio que hubo en el concepto de templo después de la venida de Jesús.
El templo es símbolo de Israel. Los judíos eran muy adoradores del templo, estaban atados a él. San Mateo tiene la idea siguiente sobre el templo: el templo es aquel lugar donde se adora a Dios, y solamente conoce el templo de verdad, aquel que conoce a Cristo. O de otra forma: el templo, del cual se debe hablar siempre, y del cual no se puede salir, es la confesión de la divinidad de Jesucristo. Lo que hace que un cristiano sea cristiano es la siguiente afirmación: el templo de Dios, es Jesús de Nazaret. Dios habitaba todo en Jesús de Nazaret. Jesús de Nazaret es el Señor, que nació niño, que fue muchacho, que fue hombre maduro, que murió y que resucitó. Es un templo que evoluciona. Los que vais al templo y magnificáis el templo de Salomón, debéis saber que este templo no vale. El templo de verdad es el templo que evoluciona, un templo que está sujeto a vida y muerte, que se desplaza, Jesús de Nazaret. Así que aquel que encuentra a Dios en el templo de Jerusalén y no le tiene en el templo de su corazón, ése no le tiene. El hombre es el templo de Dios. Por tanto no haría falta ningún templo si tienes a Dios en tu corazón. Los templos hacen falta para aquellos cristianos iniciales, que para encontrarse con Dios necesitan un templo especial, un lugar especial. Ahora el cristiano, que ya es familiar de Dios, le encuentra en todas partes.
San Mateo sigue explicando: El Mesías nació de José y María y nació NIÑO. Esto era nuevo para los judíos. El hijo de Dios, el Mesías, vendría de Dios, con poder y majestad para liberar a Israel "Nadie sabrá de dónde viene" (según las Escrituras). O sea, que para los judíos el Mesías vendría con tal categoría, con tal esplendor que seria como si lloviese del cielo un hombre de 120 kg., con unas espaldas de metro y medio, poderoso, gigante, luchador, que libertaria a Israel de los romanos. Y San Mateo dice: ¡Qué os habéis creído! Vino cagoncete. Viene del hombre, viene tiritando de frío, y viene pequeñito. Pudo nacer de 90 kg., pero nació de tres y medio, como todos los humanos. Y nació desvalido, y nació además en una cueva porque nadie le quiso recibir, y que necesita a sus padres para sobrevivir. Éste es el templo de Dios. Un hombre.
TODOS SOMOS TEMPLO DE DIOS
¿Cuál es entonces la idea del templo? ¡CIaro que tenemos que ir al templo! Pero como un medio, no corno un fin. Aquellos cristianos, que si en el mundo desaparecieran los templos se verían perdidos, no son cristianos. Aquellos cristianos para los cuales pueden desaparecer todos los templos de la tierra y seguirán siendo cristianos encontrándose con Dios en cualquier rincón del mundo, estos son cristianos, y esto es lo que dice San Mateo. Los judíos no conocieron a Cristo porque vino pequeñín, si hubiese venido gigante, lo hubiesen conocido. Hoy diríamos nosotros, que hay cristianos que para conocer a Dios, necesitan el templo, el órgano, el incienso, y el aspaviento de la liturgia. Todo esto es bueno, pero debe ser sólo una ayuda. El cristiano debe ser tan fuerte, que cuando no hay templo o no pueda ir al templo, se encuentre con Dios, igual, tan agusto, como en el templo. Éste es un cristiano.
Jesús vino y dijo que todos somos templo de Dios, y que, los templos de la tierra, tienen importancia en la medida en que no somos templos de Dios. Lo que a mí me falta para ser templo de Dios, Io suple la Iglesia, pero en la medida en que yo vaya haciendo crecer por dentro de mí el templo de Dios, en esa misma medida, decrecerá el templo de la tierra. Nuestra Igleasia no es grande porque tenga 4.000 templos en el mundo, sino porque tenga 4.000 templos vivos en el mundo, creciendo. Ésta es la Iglesia. Si los cristianos desapareciéramos y quedaran los templos, ¿habría cristianismo? ¿O al revés?, si desaparecieran los templos y quedaran los cristianos, ¿habría cristianismo?
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