Beato Zef Palaj (Bernardin), presbítero y mártir
38 mártires de la persecución en Albania
(1945-1974)
Este grupo, encabezado por el
sacerdote Lazër Shantoja, de la archidiócesis de Shkodrë-Pult, comprende 38
mártires de distinto estado -hay obispos, sacerdotes diocesanos y profesos,
religiosos y laicos-, que dieron el supremo testimonio por Cristo bajo el
régimen comunista en Albania.
En este
grupo:
Albania fue uno de los
países europeos que vivió, con Enver Hoxha, el comunismo maoísta. En el país de
las Águilas fueron masacrados obispos, sacerdotes, frailes, monjas y una larga
lista de laicos, incluidos los más débiles... Todo ello sucedió hace pocos
años... La Iglesia de Albania se inscribe, por pleno derecho, en la lista de
honor del martirologio del siglo XX.
El proceso diocesano de
un grupo de 40 mártires se inició en 2002, con la presencia del cardenal
Crescenzio Sepe. Se clausuró el 8 de diciembre de 2010, en presencia esta vez
del cardenal Claudio Hummes. Ese día se declaró terminado el recorrido diocesano
de la investigación canónica “super martyrio” de los siervos de Dios Vincenzo
Prennushi OFM, arzobispo de Durrës, y 37 compañeros, del siervo de Dios Luigi
Paliq, sacerdote OFM, y del siervo de Dios Gjion Gazulli, sacerdote diocesano
(estos dos últimos no beatificados aun, a la redacción de esta noticia).
El clero católico se
distinguió por su fe, su patriotismo y su cultura. Al padre Mati Prendushi la
dictadura le propuso separarse de la Santa Sede de Roma para fundar la Iglesia
nacionalista. Todos rechazaron valerosamente semejante propuesta. Monseñor
Frano Gjini, obispo y delegado apostólico, cuando escuchó semejante pretensión,
respondió con firmeza:
"Jamás separaré mi rebaño de la Santa Sede".
Monseñor Gjini fue
fusilado en 1948. Ningún sacerdote aceptó el cisma y esto desencadenó la
reacción que condujo a la encarcelación de unos 170 sacerdotes.
Don Lazër Shantoja fue
torturado y le amputaron las manos y los pies; viéndolo en aquel estado, su
madre desesperada, exclamó:
-Compro yo la bala para
matarlo, pero no lo dejéis más en estas terribles condiciones.
Mientras aquel era
fusilado en Tirana, capital de Albania, otro sacerdote, Ndre Zadeja, lo era
también en la vieja e histórica ciudad de Shkodër, centro del catolicismo y de
la cultura albanesa.
Más tarde serían
fusilados el padre Giovanni Fausti y el padre Daniel Dajani, jesuitas; el padre
Gjon Shllaku, O.F.M.; el seminarista Mark Çuni, los señores Gjelosh Lulashi,
Qerim Sadiku y Fran Mirakaj y el padre Antón Harapi, superior provincial de los
Hermanos Menores. Igual suerte corrió el padre Mati Prendushi, guardián del
convento San Francisco de Gjuhadol en Shkodër.
El arzobispo de Shkodër,
monseñor Gaspër Thaçi, el arzobispo de Durrës, monseñor Vinçenc Prennushi, OFM
y el padre Çiprian Nika fueron acusados, falsamente, de haber escondido armas
debajo del altar de San Antonio, en su iglesia.
El padre Bernardin
Palaj, tras ser torturado, murió a causa del tétanos, en el Convento de los
Franciscanos, convertido en cárcel para más de 700 detenidos. Don Lekë Sirdani
y Don Pjetër Çuni, murieron sumergidos boca abajo en una fosa séptica.
Alfons Tracki y Zef
Maksem, sacerdotes alemanes, fueron fusilados. El padre Serafín Koda exhaló su
último suspiro con la laringe fuera de la garganta. Papa Josif, sacerdote
católico de rito bizantino, quien cayó exhausto en el pantano de Maliq, fue
sepultado vivo en el barro.
A Don Mark Gjani le
pidieron que renegara de Cristo y su respuesta fue ¡Viva Cristo Rey! Fue
asesinado y su cuerpo echado a los perros. Don Mikel Beltoja fue torturado en
la sala del proceso, que se celebró a puerta cerrada. La policía le hirió
gravemente con punzones y, unos días más tarde, le fusilaron.
Noticia tomada del blog «Victor in vínculis», del P. Jorge López
Teulón, hay allí más material sobre el tema, que puede ser de interés.
fuente: Religión en libertad
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ingreso o última modificación relevante: 4-1-2017
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