Santa Eulalia, virgen y mártir, que, según se cuenta, en Mérida, población de Lusitania, siendo aún joven no dudó en ofrecer su vida por confesar a Cristo.
En Roma, en el cementerio de Trasón, en la vía Salaria Nueva, san Mauro, mártir, a quien el papa san Dámaso celebra como un niño inocente, al que los tormentos no lograron apartar de la fe.
En Ancira, de Galacia, san Gemelo, mártir.
En Roma, en la basílica de San Pedro, san Gregorio III, papa, que procuró la predicación del Evangelio a los germanos y, en contra de los iconoclastas de la Urbe, adornó las iglesias con sagradas imágenes.
En el monasterio de San Nicolás de Viotorito, en Calabria, san Lucas, obispo de Insula, que trabajó con insistencia en favor de los pobres y en la formación de los monjes.
En Londres, en Inglaterra, santos mártires Edmundo Gennings, presbítero, y Suintino Wells, los cuales, en tiempo de la cruel persecución durante el reinado de Isabel I, fueron condenados a la pena capital, el primero por ser sacerdote, y el segundo por haberle hospedado, y los ahorcaron, colgados en la puerta de su casa, y martirizaron hasta la muerte.
Santos Poliodoro Plasden y Eustacio White y beatos Brian Lacy, Juan Mason y Sidney Hogdson, mártires
También en Londres, santos Poliodoro Plasden y Eustacio White, presbíteros, y también los beatos Brian Lacy, Juan Mason y Sidney Hogdson, todos ellos mártires, que en el mismo año sufrieron idéntico tormento en Tyburn, los primeros porque, siendo sacerdotes, habían entrado en Inglaterra, y los otros por haberles prestado ayuda.
Igualmente en Tyburn, diecinueve años después, san Juan Roberts, de la Orden de San Benito, y beato Tomás Somers, presbíteros y mártires, que en tiempo del rey Jaime I, condenados a causa de su sacerdocio, fueron colgados en el patíbulo junto con dieciséis ladrones.
En Turín, del Piamonte, en Italia, beato Marco Antonio Durando, presbítero de la Congregación de la Misión, que fundó las Hermanas de la Compañía de la Pasión de Jesús Nazareno, para cuidar enfermos y jóvenes abandonadas.
En Bérgamo, Italia, beato Arsenio de Trigolo, de nacimiento José Antonio Migliavacca, presbítero y religioso franciscano, fundador de las Hermanas de María Santísima Consoladora.
En el pueblo llamado Vallés, de Valencia, en España, beato Gonzalo Viñes Masip, presbítero y mártir, el cual, en tiempo de persecución, libró un insigne combate por Cristo.
En el Picadero de Paterna, en la misma región de Valencia, en España, beatos mártires Antonio Martín Hernández, presbítero, y Agustín García Calvo, religiosos de la Sociedad Salesiana, los cuales, en la misma persecución, por la fe de Cristo recibieron el vestido de la gloria.
En Santander, en el monasterio trapense de Viaceli, beato Marcelino Martín Rubio, novicio y mártir de la fe en la persecución religiosa durante la Guerra Civil.
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