Conmemoración de san Habacuc, profeta, el cual, ante la iniquidad y violencia de los hombres, anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia, diciendo: «El justo vivirá por su fe».
En Roma, santa Bibiana, mártir, a quien el papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino.
También en Roma, en el cementerio de Ponciano, en la vía Portuense, san Pimenio, presbítero y mártir.
En Aquilea, en el territorio de Venecia, san Cromacio, obispo, auténtico artífice de la paz, que, arrasadas las fronteras de Italia por Alarico, remedió las penas de los pueblos, y, explicando exquisitamente los misterios de la divina palabra, elevó las almas a la contemplación.
En la isla de Palmarola, de la Liguria, tránsito de san Silverio, papa y mártir, el cual, al no querer rehabilitar a Antimo, obispo herético de Constantinopla depuesto por su predecesor san Agapito, por orden de la emperatriz Teodora fue privado de su sede y enviado al destierro, donde murió agotado por los sufrimientos.
En el monasterio de Groenendaal, cerca de Bruselas, beato Juan Ruysbroeck, presbítero y canónigo regular, que enseñó las grandezas de los distintos grados de la vida espiritual.
En Murcia, en España, beata María Ángela Astorch, abadesa de la Orden de las Clarisas, la cual, muy humilde y entregada a las penitencias, daba buenos consejos y ayuda, tanto a las monjas como a los laicos.
En Logiewniki, en Polonia, beato Rafael (Melchor) Chylinski, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que en tiempo de peste visitaba a los enfermos de Cracovia, para asistirlos piadosamente y procurarles una honesta y cristiana muerte.
En Shkodrë, Albania, beato Zef Palaj (Bernardin), presbítero profeso de los Franciscanos Minoritas y mártir.
En Ivano-Frankivski, en Ucrania, beato Iván Slezyuk, obispo y mártir, a quien el Señor otorgó la palma eterna por su ministerio clandestino, llevado a cabo infatigablemente entre los fieles de rito bizantino bajo un régimen contrario a Dios, y por su impávida constancia en Cristo ante los perseguidores.
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