Transmitir al Amor
Santo Evangelio según San Lucas 1, 39-48. Memoria de Nuestra Señora de Guadalupe.
Por: H. Pablo Méndez, L.C. | Fuente: missionkits.org
Por: H. Pablo Méndez, L.C. | Fuente: missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Que en esta solemnidad de nuestra Señora de Guadalupe pueda, Señor, imitar el ejemplo de aquella a quien me regalaste como madre y aprenda a tener una vida de fe, como ella.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto está oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
De entre tantas virtudes para meditar sobre este pasaje evangélico, nuestra madre brilla de modo especial en una: la transmisión del Amor... ¿Y esto qué significa? Podemos preguntárselo a santa Isabel, quien recibió con abundancia esa caridad que emanaba desde el seno de la Virgen María. Nuestra madre recibió y no pudo evitar compartir; no soportó contener lo que recibió gratis, para darlo gratis.
¡Hoy tenemos el testimonio guadalupano! Esta transmisión del amor nos viene compartido por la Morenita en tres momentos:
Primero: Rogó al Padre para venir desde el cielo a nuestro auxilio.
Segundo: Visitó nuestro pueblo y nos presentó a su Hijo.
Tercero: Se quedó con nosotros para poder tocar a la puerta de todos los corazones afligidos.
María compartió y transmitió al Amor sobre toda barrera... ¿Y yo? ¿He abierto mi puerta ante la llamada de Aquel que es Amor? ¿Me estoy dejando transformar por Él? ¿Deseo con ardor poder TRANSMITIR a Aquel que es infinita Caridad?... Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Y junto a Isabel, la mujer estéril, contemplamos a Isabel la mujer fecunda-asombrada. Es ella la primera en reconocer y bendecir a María. Es ella la que en la vejez experimentó en su propia vida, en su carne, el cumplimiento de la promesa hecha por Dios. La que no podía tener hijos llevó en su seno al precursor de la salvación. En ella, entendemos que el sueño de Dios no es ni será la esterilidad ni estigmatizar o llenar de vergüenza a sus hijos, sino hacer brotar en ellos y de ellos un canto de bendición. De igual manera lo vemos en Juan Diego. Fue precisamente él, y no otro, quien lleva en su tilma la imagen de la Virgen: la Virgen de piel morena y rostro mestizo, sostenida por un ángel con alas de quetzal, pelícano y guacamayo; la madre capaz de tomar los rasgos de sus hijos para hacerlos sentir parte de su bendición.
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de diciembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Poner especial atención a los signos de amor de Dios en este día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amén.
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