viernes, 29 de agosto de 2014

Introducción (No Ajahn Chah).Libro de reflexiones


Una vez hubo un laico que llegó hasta Ajahn Chah y le preguntó quién era Ajahn Chah. Ajahn Chah, percibiendo que el desarrollo espiritual del individuo no era muy avanzado, se señaló a sí mismo y dijo: "Éste, éste es Ajahn Chah."

 

En otra ocasión, otra persona le hizo a Ajahn Chah la misma pregunta. Esta vez, sin embargo, percibiendo que la capacidad del que preguntaba era mayor en cuanto al entendimiento del Dhamma, Ajahn Chah respondió diciendo: "¿Ajahn Chah? No hay Ajahn Chah."

 

Las citas de esta recopilación han sido tomadas de Bodhinaya, Un Sabor a Libertad, Un Sereno Estanque en el Bosque, Samadhi Bhavana, Percibiendo el Camino, Dhamma Vivo, Alimento para el Corazón, y Padre Venerable, Una Vida con Ajahn Chah. Algunas de las citas provienen de una recopilación personal inédita hasta ahora.



Introducción


 

Cuando las personas le decían a Ajahn Chah que encontraban imposible practicar en la sociedad, él les preguntaba, "Si yo lo punzara a usted en el pecho con una vara ardiente, sin duda afirmaría que está sufriendo, ¿acaso es debido a que vive en sociedad que no puede deshacerse de ella?" La respuesta de Ajahn Chah aclara el asunto de una manera similar a la parábola de la flecha envenenada del Buda. El Buda cuenta sobre un hombre que había sido alcanzado por una flecha y que no dejaba que nadie se la quitara hasta que sus preguntas acerca de la flecha, el arco y el arquero fuesen respondidas. El único problema era que el hombre herido probablemente moriría antes de que pudiera obtener las respuestas a todas sus preguntas. De lo que el hombre herido tenía que darse cuenta era de que estaba dolorido y agonizante y que tenía que hacer algo acerca de ello inmediatamente.

 

Ajahn Chah enfatizaba este punto una y otra vez en sus enseñanzas: "Usted está sufriendo; ¡haga algo respecto a eso ahora mismo!" Él no perdía mucho tiempo hablando acerca de la paz, la sabiduría o estados nibbánicos, sino sobre la práctica de estar constantemente consciente y alerta de aquello que está pasando dentro del cuerpo y la mente en el momento presente, aprendiendo simplemente cómo observar y dejar ir.

La meditación, decía, no es obtener cosas, sino deshacerse o liberarse de las cosas.

Aún cuando se le preguntaba sobre la paz que uno podía alcanzar a través de la práctica, él hablaba más bien sobre la confusión de la cual uno debía librarse en primer lugar, porque, según lo mostraba, la paz es el final de la confusión.

 

Esta recopilación trata sobre reflexiones que no hacen referencia sólo al sufrimiento y a la práctica de la meditación, sino que también nos brinda alguna perspectiva sobre la impermanencia, la virtud, el no-ser, etc. Esperamos que el lector tome este pequeño libro como un compañero y "buen amigo" para los momentos de serena reflexión, y quizás tenga un vistazo del "no-Ajahn Chah", quien solía decir: "Yo estoy siempre hablando sobre cosas a desarrollar y cosas a abandonar, pero realmente no hay "nada" para desarrollar ni "nada" para abandonar".

 

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